
Ver 8 fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver 8 fotos
Si el fútbol es un arte, el lienzo debe estar impecable. Y en El Sardinero esta semana han estado trabajando como si el estadio fuera ... a albergar el domingo un Picasso en lugar de un Racing-Huesca (18.30 horas). Y todo eso trabajando a destajo, doblando turnos y descansando lo justo. La escenas que ha dejado esta semana nunca se habían visto antes en los Campos de Sport. Máquinas holandesas cosiendo el césped a la cuatro de la mañana mientras una lluvia impertinente convertía el estadio en un charco infinito.
El caso es que los trabajos ya están terminados y el nuevo césped híbrido del El Sardinero está listo para lo que le echen. «Acabaron esta madrugada», comentaban desde el club mientras las luces del campo todavía titilaban con la humedad. «Ayer, a las 20.30 horas, pusimos el último tramo de tepe y durante la noche terminaron de coser. Sacamos dos de las máquinas en góndola de madrugada y las llevamos en camiones a La Albericia, mientras las otras terminaban aquí«, explica el Racing. Ese »aquí« se refiere a El Sardinero, donde permanecieron dos de los aparatos que trabajaron durante toda la noche a destajo y terminaron en torno a las ocho de la mañana.
El escenario bien podría haber sido el de un quirófano, pero en lugar de cirujanos había tractores y en el de bisturíes, enormes agujas mecánicas que tejían el terreno de juego con precisión matemática. Pero el Racing sin algo de épica y de drama no sería el Racing. En esta ocasión, el enemigo fue el agua. Unos aguaceros tremendos que obligaron a parar la operación en más de una ocasión. No porque los trabajadores no aguantaran, que eran unos fenómenos, como cuentan desde el club, sino porque se formaba un chapapote tremendo y había que esperar a que parara de llover y drenara el campo.
Y aunque el Sardinero respondió bien con su drenaje, lo cierto es que las ruedas de los tractores dejaron marcas que obligaron a parar y a rehacer algunas zonas, los operarios de Calfensa, que son quienes ahora se encargan del mantenimiento del campo, y los trabajadores holandeses, no cesaron en su lento, pero firme pespunteado.
El nuevo césped híbrido, que se comenzó a cambiar nada más terminar el partido de Copa del Rey ante el Sporting, es una mezcla formada por un 50% de la variedad Ray Grass inglés y un 50% de Poa Pratensis y su cosido de última generación. Lleva cada costura hasta 18 centímetros de profundidad y se forma una cuadrícula de 2x2 centímetros entre puntada y puntada.
Pero es que además, este nuevo terreno de juego es un lujo. No solo por su precio, muy elevado y que el club no quiere revelar por el momento -aunque al Racing le han hecho un descuento por contratar los trabajos en dos terrenos de juego, los Campos de Sport y el Santi Gutiérrez Calle-, es que además las cuatro máquinas que han trabajado en el terreno de juego del estadio santanderino llegan de dos puntos tan distintos como Holanda, dos de ellas, y la otras dos de la ciudad portuguesa de Braga, en donde han estado cosiendo en la ciudad deportiva del Sporting de Braga.
Ahora, una vez terminado, solo queda someterlo a los cuidados necesarios para terminar la puesta a punto. Y en eso va a invertir el Racing los próximos tres días. En prepararlo, echarle productos, pintar las líneas, que se levante la hoja... Y listo. Se espera que aguante el rigor de los partidos gracias a este hilvanado especial. «Teóricamente podríamos jugar ahora mismo sin problema, porque el césped no se levanta. Está cosido», comentan desde el Racing. Pero los planes son otros: dejarlo descansar, prepararlo con los productos necesarios y el sábado estrenarlo con un entrenamiento para que los jugadores puedan coger sensaciones. Aunque con una alfombra nueva el rocanrol de José Alberto debería sonar mejor y más atronador que nunca.
Más allá del partido contra el Huesca, este césped es una declaración de intenciones. El Racing no solo pelea por mantener su liderato en Segunda División y lograr el ascenso; también busca estar a la altura de lo que significa este club para su afición. Por no hablar de que la situación era ya insostenible, con agujeros recurrentes partido tras partido e incrementando el riesgo de lesiones a cada minuto.
En el fondo, el césped de El Sardinero es, de alguna manera, el reflejo de lo que ocurre en el equipo: un trabajo silencioso, bajo presión, con adversidades, pero que acaba dando sus frutos. Este sábado, cuando los jugadores entrenen por primera vez en este tapiz recién cosido, lo harán sabiendo que las manos que lo prepararon trabajaron con el mismo compromiso que ellos. Y es que hasta el césped está dispuesto a pelear por el ascenso.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.