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Necesita mejorar. Y mucho. Al paso que va no parece suficiente. El césped de El Sardinero no está como debería estar, y tampoco como anunciaban las previsiones hace dos meses cuando el Racing tomó la medida de cambiar la empresa de mantenimiento del terreno ... de juego del estadio -también de los campos de La Albericia-, decidido a darle un empujón definitivo a la paupérrima imagen que cada jornada desprendía el campo. Ha mejorado, sí, pero no como debía, y es, realmente, un impedimento y un quebradero de cabeza muy importante.
Actualmente, los operarios trabajan sobre el terreno de juego sustituyendo trozos del césped de diferentes zonas del campo que se levantaron durante el partido del pasado sábado ante el Albacete. En algunos de ellos son casi metro y medio lo que hay que remodelar y en otros 75 centímetros. Los trabajos, según los responsables de la empresa gallega Calfensa, encargada de las labores, están siendo los adecuados, pero el ritmo de progreso no es ni mucho menos el deseado.
Las tareas en los Campos de Sport esta temporada tienen algo de novela. En agosto, la anterior empresa trabajó a destajo para levantar el verde en su totalidad y dejarlo listo para el arranque de Liga. No fue así y con la competición en marcha se trató de aprovechar una ventana en la que el primer equipo tardaría más de dos semanas en volver a cumplir como local. Fue en ese preciso momento cuando Calfensa sustituyó a Royalverd y puso en marcha un plan de urgencia para lograr algo que era de por sí muy complicado.
El partido ante el Sporting de Gijón sirvió de banco de pruebas; era complicado encontrar un césped asentado y estable del todo con el poco tiempo del que se dispuso. Los tepes se levantaron y el partido se jugó, pero sin que pudiera ni mucho menos estar como se esperaba. Se siguió con las labores de enraizado, echándole humectante y abono líquido así como sólido y pasándole un rulo de 200 kilos para tratar de que asentarse. José Alberto colaboró y dejó trabajar a los operarios sin presión y no volvió a pisar el campo para entrenar, como siempre fue constumbre desde que llegó a Santander. Cada partido es una prueba de algodón, pero a pesar que desde las gradas la apariencia era formidable, una vez que los futbolistas comienzan a hacer su trabajo vuelve a levantarse.
En el club no están contentos con los resultados y admiten que no es plato de buen gusto el que las imágenes por televisión vuelvan a descubrir los problemas del verde. Sin embargo, también entienden que no se puede hacer mucho más en las circunstancias tan especiales que lo rodean. Ni en estas fechas. Lo ideal, obviamente, para solucionar la situación de una vez por todas sería que el equipo no estuviera inmerso en una competición, dado que no se le puede dejar descansar como se requiere.
Ante esta situación y salvo sorpresa, el dolor de cabeza en los dirigentes, y también los técnicos que no han dejado de señalar la incomodidad que supone, puede que se mantenga durante mucho tiempo. Aún así, las tareas continúan.
En Navidades hay una pequeña ventana en la que el primer equipo tardará un poco más de lo habitual en volver a rendir cuentas como local en la Liga y será otra oportunidad de que el césped asiente de una ver por todas.
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