Cien veces Mago

Cuando el 24 de junio de 2022 se celebraron las últimas elecciones en el Athletic, el Racing no tenía ni la menor idea de lo mucho que se jugaba en ellas. Jon Uriarte se convirtió en nuevo presidente rojiblanco tras obtener más votos que Iñaki Arechabaleta y Ricardo Barkala. ¿Qué le importaba al Racing? Mucho. Porque estos dos últimos habían elegido como entrenador a Marcelo Bielsa. Las elecciones frustraron el regreso a San Mamés del argentino, que se había fijado en un chico formado en Lezama y que había estado cedido en el Mirandés en dos etapas. Se llamaba Íñigo Vicente (Derio, 6 de enero de 1998) y le quería para el primer equipo. Al menos en la pretemporada, para probarle. Y probablemente después.

No así Ernesto Valderde, otro regresado que le comunicó ya en pretemporada que no contaba con él. Vicente, que ya había debutado dos años antes con el primer equipo, tenía entre ceja y ceja consolidarse como rojiblanco, pero al mismo tiempo Mikel Martija, recién llegado a Santander como director deportivo, le tenía echado el ojo. Le quedaba una temporada de contrato, pero ese no era el mayor problema.

Al final el Racing ganó la puja por un futbolista al que el Athletic puso facilidades para salir, hasta el extremo de que se convirtió por unos días en algo parecido a un agente libre. El 14 de julio, apenas tres semanas después de aquellas elecciones, Íñigo Vicente se convertía en nuevo futbolista del Racing. Había formado por tres temporadas, llegaba sin coste y, eso sí, con una opción de recompra que el Athletic se había reservado al final de su primer año de contrato.

Llegó como gran apuesta de un equipo que se reforzaba para consolidarse en Segunda tras su ascenso como campeón de Primera RFEF. Guillermo Fernández Romo le probó tanto como mediapunta por el centro como escorado a la banza izquierda, buscando verticalidad en un diestro que se adapta a cualquier zona del ataque. Ya con el madrileño mostró su clase y jerarquía en el equipo, pero fue a partir de diciembre, con la llegada de José Alberto López, cuando se comenzó a ganar el apelativo de Mago.

El asturiano cambió el estilo, con más jugadores delante del balón, una línea de presión más adelantada y, sobre todo, con una consigna: si era necesario, se podían asumir riesgos en ataque. Y así fue como Vicente despunto, espoleado además por un técnico que al final de una sesión en La Albericia se lo dejó bien claro: quería que aportara más gol. Cumplió, porque terminó aquella primera temporada con siete, aunque después ha demostrado, como ya había empezado a hacer aquel curso, que su especialidad, más que marcar tantos, es regalarlos.

El 3 de agosto de 2023 dio un nuevo paso para consolidarse en lo que ya era: el jugador franquicia verdiblanco. Todavía con dos años de compromiso, renovaba su contrato por otras dos temporadas, hasta el 30 de junio de 2027, se incrementaba su hasta entonces modesta cláusula de rescisión hasta los seis millones de euros y se convertía en el futbolista mejor pagado de la plantilla. De paso, el Athletic perdía cualquier derecho de tanteo sobre él.

A lo largo de este tiempo cada verano; cada mercado, se ha generado ruido a su alrededor. Pero siempre ha seguido en Santander. El propio Athletic no ha ocultado que le sigue de cerca, si bien su regreso a San Mamés significaría no solo una importante inversión, sino reconocer un error de planificación en el pasado. El Sevilla incluso ha tenido que desmentir que tenga ya fichado para la próxima temporada a un futbolista que está cómodo en Santander, como demostró con su renovación a largo plazo.

Nunca ocultó su deseo de triunfar en el Athletic. Desde que en 2008 se incorporó al alevín y superando escollos como el de 2012, cuando al llegar a la edad cadete fue descartado. Una temporada en el Danok Bat le bastó para regresar a Lezama aún en esa categoría y ascender al juvenil, al Basconia y al Bilbao Athletic hasta debutar con el primer equipo. Sin embargo, en dos años y medio, Santander y el Racing han calado mucho en él. Ahora hace gala y demuestra su implicación con un equipo que ha hecho suyo.

«Es verdad que a veces llegan ofertas y que mi agente me las traslada, pero mi único pensamiento es el Racing. Quiero jugar con este equipo en Primera División y es mi único objetivo», decía hace un mes en Arco FM. «Me encantaría poder jugar en San Mamés este año en Copa o el que viene en Liga y ganarles. Sólo pienso en el Racing y en lo feliz que estoy en el club y en la ciudad», insistía. Si un mensaje repite siempre que tiene ocasión, en cualquier entrevista o cuando se le cuestiona por su futuro, es este: «Quiero jugar en Primera con el Racing». El batacazo de junio frente al Villarreal B le impidió atacar esa cima hace unos meses, pero ahora los cántabros son líderes y aspiran a ascender a lo grande. De forma directa y, de ser posibles, como campeones de Segunda División.

Como ocurrió el verano pasado con Peque, Manolo Higuera lo tiene claro: el futbolista no está en venta y si alguien quiere hacerse con sus servicios deberá pagar su cláusula de rescisión. La diferencia, que esta vez no son cuatro millones, sino seis (y eso si los racinguistas se quedan en Segunda) y que, de nuevo como ocurrió con el catalán, está poco menos que convencido de poder retenerle en caso de ascenso.

El Mago de Derio ha tenido dos entrenadores en el Racing: Guillermo Fernández Romo y José Alberto López. Y ha sido imprescindible para ambos. A su llegada a Santander, Romo le dejó tres veces en el banquillo, pero sin cuestionar su jerarquía cuando el madrileño buscaba un once ideal que no encontró. De hecho, Íñigo Vicente pasó en algún momento por las tres posiciones de la mediapunta.

Si Romo confiaba en él y avaló su fichaje, José Alberto lo ha hecho incluso más. Solo en tres ocasiones ha sido suplente en Liga en los dos años del asturiano en Santander, y siempre por sanción, precaución o por las rotaciones de las jornadas intersemanales.

Sus cifras ilustran mejor que cualquier comentario su estatus: desde que fichó por el Racing, los verdiblancos han disputado 105 partidos oficiales. Íñigo Vicente ha jugado cien. Y sus ausencias han sido por acumulación de amonestaciones, un proceso gripal (e incluso entonces viajó con el equipo y apuró hasta el último momento, aunque finalmente no se vio en condiciones), lesión y la rotación de primera ronda copera, esta misma temporada ante el Lanzarote. Si el Mago está para jugar, juega. Y si un día se le reserva, como el miércoles ante el Sporting, sale en el segundo tiempo para intentar desatascar el partido. Como ocurrió, y consiguió, frente al Sporting.

La próxima frontera estadística del vasco es alcanzar los cien partidos en Liga, algo que, salvo lesión o sorpresa conseguirá este mismo mes de diciembre. Pero la mirada de Íñigo Vicente está ya fija en otro lugar: en volver a jugar en Primera, como ya hizo con la camiseta del Athletic en tres partidos. Ahora el contexto ha cambiado y aspira a ser líder de su equipo en la máxima categoría.