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Los seguidores verdiblancos viven siempre con la mosca detrás de la oreja. Demasiados varapalos y desgracias futbolísticas. La última, la caída de nuevo al pozo de Segunda B. Pero a pesar de todo mantienen la fe. Aunque el pasado domingo al equipo de Rozada ... se le vieron de nuevo las costuras, igual que en el último partido de pretemporada ante el Amorebieta. En El Sardinero afloró el sonrojo al no ser capaces de ganar a un Portugalete que se quedó con diez en el minuto 50. Uno con la vitola de líder y otro de la zona media baja de la tabla, pero ni por esas.
A pesar de contar con un nuevo míster, traer diez jugadores -aunque muchos han llegado tarde y no han podido siquiera entrenar con el resto- bajo la premisa de fichar bueno, bonito y barato, con una clara apuesta por la juventud; y únicamente conservar a cinco futbolistas de la temporada pasada, al Racing le persiguen las mismas carencias que tenía en el último curso. Lo bueno es que aún es pronto. Esto acaba de empezar y todavía hay margen de mejora.
Efectividad
La falta de gol es un mal endémico del Racing, al menos en los últimos tiempos y es un asunto a estudiar. Las oportunidades no acaban de concretarse y al final, esto se trata de marcar más goles que el rival. Con la llegada de delanteros como Cedric y Balboa - que no se ha estrenado aún con la camiseta- el problema de la pegada debería solventarse, además de contar con gente de la casa como Siverio o con Jon Ander, un superviviente de la pasada campaña, aunque su lesión no le dejó verse todo lo que le hubiera gustado. Pero los goles no suelen llegar de los delanteros. No en el Racing. El curso pasado las dianas venían de Yoda, hasta su marcha a Arabia Saudí, y de Cejudo. Y el otro día tuvo que ser Nana quien salvase los muebles con un testarazo en un córner botado por Álvaro Bustos. La verdad es que el último hombre franquicia que tuvo el cuadro verdiblanco fue Dani Aquino, que en la 2016-17 marcó 23 goles y 13 en la siguiente temporada, la 2017-18.
Identidad
No todas las revoluciones llevan a la victoria y la pizarra que dibujó Rozada para el debut liguero del Racing pilló por sorpresa a más de uno. Los verdiblancos llevaban apostando por un sistema 4-3-3 durante toda la pretemporada y en El Sardinero saltaron al césped con un 5-3-2 que no carburó. El cambio desdibujó a muchos futbolistas. Algunos no jugaron en sus posiciones habituales y a pesar de sus esfuerzos no se desenvolvían con soltura, como Íñigo Saiz-Maza (aunque no estuvo mal a pesar de todo) y Álvaro Cejudo. Además, el Portugalete, trabajado y competitivo, no les dejó ejercer la presión muy alta que los de Rozada han trabajado en pretemporada. Los verdiblancos pasaron entonces a un dibujo 4-4-2 y maquillaron el resultado con un empate que no es acorde a su potencial.
Nerviosismo
A veces un error te cuesta la vida y puede que el Racing no hiciera méritos para perder, pero para ganar tampoco, y la línea que separa una cosa de otra es tan fina...
El Portugalete se encontró con el gol pronto, en el minuto 14, y supo manejar los tiempos. Todo a raíz de una pérdida de balón del Racing en campo propio que terminó con una pelota que quedó suelta dentro de área. Brian no perdonó. Con imprecisiones así en defensa el equipo está jugando involuntariamente con fuego. Al Racing le tocó remontar. No lo logró, pero al menos igualó el partido en una segunda parte con un poco más de fútbol y mejor tono.
Falta de creación
Para que un delantero haga goles es esencial una buena propuesta que, generalmente, nace del centro de campo. El Racing necesita llevar la iniciativa, el peso del partido, pero no estuvo fino. Le faltó nitidez con la pelota en los pies. Se echaron en falta conexiones entre el centro del campo y la delantera, prueba de ello es que en la primera mitad Jon Ander no recibió ni una sola asistencia. Uno de los grande lunares del partido fueron las lagunas en la zona de creación. Algo que, si se echa la vista atrás, también ocurría en versiones pretéritas del equipo. Hay que encontrar el antídoto.
Poco ritmo
Es raro dar con un entrenador que no haga referencia a la intensidad cuando se le pregunta por las características que pide a sus jugadores y que quiere imprimir en sus equipos. Ania ya recurría a ella y Rozada es de la misma escuela. Y es que la intensidad es clave para lograr cosas importantes, pero a los cántabros les faltó meter una marcha más para desarmar al equipo del exracinguista Loza. Fueron incapaces de doblegar al cuadro vasco, que supo manejar los tiempos y no hincó la rodilla. Se trataba de correr y presionar, pero el Racing no tenía ritmo y tampoco lograba hilvanar su juego. Ante el Bilbao Athletic hace falta otra iniciativa y otra manera de encarar esos momentos.
Álvaro Cejudo no elude responsabilidades en el empate del pasado domingo ante el Portugalete. «Aún siendo uno de los favoritos al ascenso creo que tenemos que proponer más. En gran parte es cosa de los jugadores, no queda otra que seguir trabajando», confesaba ayer el andaluz, que prefiere mantenerse enfocado en ganar el siguiente encuentro, que será ante un rival de más entidad, el Bilbao Athletic. Los cachorros enseñarán los dientes y pondrán a prueba a los de Rozada, que no deben hacer concesiones. «Este fin de semana tenemos ya un partido en el que necesitamos los tres puntos», dijo.
Ante el cuadro que dirige el santanderino Ezequiel Loza,Cejudo saltó al césped como segundo delantero y después tuvo que variar de posición, pero no se encontró muy incómodo. «Fue mi caso y el de otros compañeros que también tuvieron que cambiar de posición. Tenemos gente que ha llegado un poco tarde y habrá que intentar cubrir los puestos que el míster necesite, dependiendo de la idea que tenga de juego».
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