Secciones
Servicios
Destacamos
Setenta y cuatro años separan la primera de la última visita del Mirandés a Santander para enfrentarse con el Racing en partido liguero. Suficiente periodo de tiempo para transformar demasiadas cosas, aunque el fútbol sigue permaneciendo como entretenimiento y foco de interés deportivo por excelencia ... a la orilla de los Campos de Sport y más allá.
Fue en el primer partido del año nuevo de 1948 disputado en los Campos de Sport cuando el equipo de Miranda de Ebro llegó a la ciudad. Era domingo, día 11, y el conjunto burgalés coincidía por primera vez en un campeonato liguero con el Racing debido a que los montañeses habían descendido a Tercera División. Así que el potencial de los cántabros, encaminados como líderes de la competición y con la obligación moral de recuperar la categoría, era el favorito de las previsiones, aunque ascender no era tan sencillo.
En la temporada 1947-48 había que fajarse entre 112 equipos, divididos en ocho grupos de catorce, donde sólo había dos plazas para entrar en la Segunda División. Para llegar a ocupar uno de esos dos puestos había que comenzar siendo campeón de grupo y luego disputar una fase intermedia y otra final entre los campeones.
El entrenador racinguista era Patrick O'Connell, el legendario míster que clasificó al Racing para la Primera División en la fundación de la Liga y que había dirigido al Betis en la obtención del único campeonato liguero de los sevillanos en 1935. Además del fichaje del entrenador, el club quiso recuperar a otras viejas glorias para potenciar al equipo e inyectarle cierto aliciente para una temporada que se preveía triste de interés. Fracasó con el fichaje de Nando García, que había venido de México para cumplir su contrato con el Barcelona, ya que su cesión exigía una cifra «exagerada y prohibitiva», pero se logró traer a Germán, otro viejo conocido de la afición cántabra e internacional, como García, que en su histórica etapa en el Atlético Aviación había conseguido dos títulos de Liga (1940 y 1941).
Precisamente sería Germán el autor del primer gol de aquel partido contra el Mirandés que llegó temprano, a los tres minutos, cuando Álvarez sacó un córner, el balón se fue al otro extremo y el jugador santanderino disparó desde fuera del área, potente, cruzado y colocado al ángulo. La estirada del guardameta del Mirandés, Mundo, sólo sirvió para embellecer la imagen del gol. La primera parte trascurriría con un pleno dominio de los racinguistas, que se empeñaron en entrar por el centro de la zaga adversaria, con demasiadas imprecisiones debido a lo encharcado y resbaladizo del terreno de juego. Los cronistas criticaron la escasez de disparos a puerta de los delanteros del Racing y elogiaron el centro del campo manejado por Germán.
Con un solo gol de ventaja terminó la primera parte, pero en la segunda surgiría la emocionante rivalidad de los dos goleadores racinguistas, que tenían dividida a la afición. En aquellos años cuarenta, a falta de rivalidades políticas, las discrepancias se proyectaban sobre otros asuntos. En los toros había partidarios de Arruza y de Manolete; en las traineras, de Orio y Pedreña; y en el Racing, unos eran de Saras y otros de Moro. Y en la segunda parte comenzaron a vibrar los partidarios de uno y otro. Al minuto de la reanudación, Saras, con el arrojo que le caracterizaba, remató de cabeza un saque de esquina ejecutado por Álvarez en una acción delante del portero.
El tercer gol, a los 24 minutos, fue obra de Tines, que lanzó un centro cerrado que entró en la portería favorecido por el viento. El turno para Moro llegaría cuatro minutos después, también tras un saque de esquina y de cabeza. Los de Miranda lograron su gol cuando el colegiado señaló un penalti por mano de Lorín que trasformó Mardones, y el quinto gol del Racing lo marcaría Saras a los 37 minutos, con un disparo raso tras un pase por el centro que le brindó su compañero, Moro, demostrando que la rivalidad entre ambos sólo existía entre las opiniones de los racinguistas, y no entre los dos excelentes deportistas.
El Racing, que formó con Paquillo, Suárez, Lozano, Felipe, Germán, Lorín, Pin, Saras, Moro y Álvarez, ganó aquel día al Mirandés por 5-1, puntos que contribuyeron a ser campeón de grupo.
Con los otros campeones –Huesca, Gerona, Elche, Melilla, Pontevedra, Osasuna y Salamanca–, el Racing se clasificó para la fase intermedia, integrándose con los tres últimos mencionados en el grupo primero, y finalmente se impuso como campeón de la categoría y nuevo equipo de la Segunda División.
Moro sería aquel año el máximo goleador del equipo, con 19 tantos marcados en 28 partidos, mientras que Saras anotaría 15 en los 20 encuentros que disputó. Lástima que hoy el Racing de Guillermo Fernández Romo no tenga en el campo esa sana rivalidad que hace setenta y cuatro años protagonizaron ambosjugadores.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.