Una cita que precisaba de un plus ambiental

Como el racinguismo no tiene suerte ni en lo climatológico, media hora antes de la quedada para recibir al autocar, la lluvia hizo acto de presencia. Eso echó para atrás a muchos de los aficionados que tenían previsto acudir. Aun así, varios centenares de hinchas se apostaron en la zona oeste del estadio para aguardar a la expedición. Desempolvando algunos de los elementos de animación que tienen prohibido introducir a la grada, como los bombos o la megafonía.

Entre cánticos, el bus asomó por detrás del Hotel Palacio del Mar, lo que hizo subir los decibelios y prendió las bengalas, iluminando de rojo la noche en esta zona de El Sardinero. Así, uno a uno, los jugadores verdiblancos recibieron el calor necesario para afrontar un partido clave, además del último de 2022 en casa.

La lluvia cesó, pero si la noche fría no ayudó a conseguir una entrada acorde a lo que había en juego, tampoco lo hizo el horario. Domingo a las 21.00... Para verlo en el sofá, que al final es lo que buscan los que programan. Mientras tanto, a falta de bombos y aperos varios de animación, La Gradona –y aficionados aislados de otras zonas– se pertrechó con globos blancos y verdes. Además de para dar colorido, como forma irónica de reivindicar la 'peligrosidad' de los elementos que tienen prohibidos. Tras los silbidos al nombre del trío arbitral como queja por las últimas actuaciones perjudiciales para el Racing, La Gradona aparcó sus protestas para animar al equipo desde el minuto 1 de un encuentro clave. Y 'La Fuente de Cacho' volvió a sonar fuerte.