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Este Racing-Deportivo -no importa si el orden de los factores hubiese sido al revés- es el partido que da sentido a la creación de ... la Primera RFEF. 90 temporadas en la otra Primera, la de verdad, contemplan sus escudos. Hoy también juegan Barcelona y Real Madrid en el Camp Nou. Aunque eso en Santander y en La Coruña se queda en un tema menor. El clásico que importa junto a las playas de El Sardinero y Riazor es el que se vive en el sótano. Sin ventanas, a oscuras, con olor a humedad. Y que no aparezca algún insecto de grandes proporciones. O incluso algún roedor peludo de cola larga y dientes afilados. Pero si esta tarde, uno mira las camisetas, el escenario y cierra los ojos y escucha la grada, regresará virtualmente a tiempos pretéritos en los que la vida en la platea era más feliz.
Cántabros y gallegos prácticamente se plagian los números en lo que va de temporada. Los blanquiazules, por presupuesto, partían como claros favoritos al título y al ascenso directo. Las cuatro victorias consecutivas en el arranque liguero así parecían refrendarlo. Pero este Racing tiene algo. Llámalo Dios, llámalo energía... Quizá flor... Por el momento, y aunque a veces haga sangrar los ojos, el plan de Guillermo Fernández Romo funciona -si sube a este equipo, bendita visita al oculista-. La victoria en el Nuevo Vivero ante el Badajoz, más valiosa que brillante, ha hecho encajar todas las piezas como un puzle sideral. Pero el rompecabezas necesita una mano de cola blanca para hacerlo duradero y no hay mejor pegamento que un triunfo frente al Deportivo. Pese a que algunos, ya con el botín pacense en el petate, firmen como bueno hasta el empate esta mañana.
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Una semana más, el entrenador madrileño ha jugado al despiste, pero poco. El viernes ya dejó caer que la sana costumbre verdiblanca de dejar entrar a los medios a los entrenamientos le hace partir en desventaja frente a un Deportivo que cierra a cal y canto sus sesiones -odio eterno al fútbol moderno-. Aún así, el míster tiene estrategias para esconder sus cartas. Y dentro de la continuidad habitual en sus alineaciones, el once de esta semana tiene un par de dudas. Eso, siempre y cuando Eneko Satrústegui esté disponible, después de perderse las sesiones del miércoles y el viernes y entrenar el jueves a pleno rendimiento. «En principio, está OK», dijo el entrenador racinguista en la rueda de prensa previa al choque de esta tarde.
Si el navarro está para jugar, la única baja de la plantilla racinguista es la de Unai Medina en el lateral derecho. Y en ese flanco diestro de la zaga es donde se mezcla la baraja por primera vez. Con el vasco fuera de combate, casi nadie dudaría de que el recambio es Mario Jorrín, por la jerarquía marcada por el míster hasta ahora, por delante de un Diego Ceballos mirando destino para pasar el Año Nuevo. Pero ha entrado un nuevo actor en la ecuación. Hace dos semanas, Romo lo negaba. Sólo para urgencias, vino a decir. El viernes, sin embargo, no dijo que no. Si un central como Satrústegui acabó en el lateral izquierdo, otro como Mantilla puede volver a la banda derecha, donde ya estuvo mucho tiempo. Ofrece más experiencia, velocidad y mayor rigor defensivo a la espalda del determinante Soko. Aunque pierda capacidad ofensiva el Racing, a nadie le pilla ya de nuevas que el míster verdiblanco tira a conservador.
Quien está descartado como posible zaguero derecho es Íñigo Sainz-Maza. Sin embargo, el de Ampuero entra en otra terna de debate. Tres hombres para dos puestos. Porque ni parece que vaya a cambiar el sistema a estas alturas ni que se vengan nuevos experimentos como el de colocar al capitán como extremo izquierdo. El entrenador ha probado a lo largo de la semana las tres opciones: la habitual, con Íñigo y Borja Domínguez; la del pasado domingo en el Nuevo Vivero, con Fausto Tienza y Borja Domínguez o la versión ultradefensiva, con Fausto Tienza e Íñigo. Aquí, es difícil mojarse.
Por lo demás, el guion habitual, con la más que probable vuelta de Álvaro Bustos a la banda izquierda del ataque. Y con el temor que infunden los Pablo Torre, Cedric y Soko después de la que liaron estos dos últimos en Badajoz. De hecho, Guillermo Fernández Romo está convencido de que Borja Jiménez, como hizo Óscar Cano hace siete días, prepara un plan para mantener a raya al camerunés, pese a que en el lateral izquierdo el equipo blanquiazul cuenta con uno de sus hombres más reseñables: Héctor.
Se ven las caras dos estilos contrapuestos. Del vamos a guardar el dinero y echar una moneda a ver si toca del entrenador racinguista al, cuanto más apuestes, más posibilidades tienes del técnico del Deportivo. Pero ya se sabe que en este tipo de partidos hasta el más talibán de las ideas puede cambiar de filosofía de repente. Como Groucho Marx y sus principios. El caso es que si el Racing quiere seguir jugando a lo mismo debe hacerlo bien y defender mejor y el Deportivo, si mantiene su modus operandi, deberá tener cuidado porque la dinamita verdiblanca en ataque no se apaga con trapos mojados.
Y luego está lo ambiental. Un 'pandemia vete ya' en toda regla. Sin restricciones de aforo y ante el partido más atractivo que puede ofrecer esta categoría, esta mañana en los Campos de Sport puede haber 13.000. O quizá 14.000. ¿Tal vez 15.000? Las entradas se están vendiendo rápido y la taquilla online permite que el papel se agote incluso de madrugada. Hay ganas de ver la conclusión, un estadio verdiblanco con aspecto de Primera División y con sonidos de antes de que el maldito covid lo acallara todo.
Se han animado cántabros que no tienen abono esta temporada; también paisanucos en el exilio que vienen a El Sardinero sólo para presenciar el choque y después volver a sus lugares de origen. Y hace falta que los más de 8.000 aficionados verdiblancos que ya tienen su carné no encuentren planes mejores para pasar la hora del blanco y las rabas.
Y para celebrarlo, que la gente se porte bien. Ante la gran cantidad de aficionados blanquiazules que se desplazarán hasta Santander -unos 1.500, de los que la gran mayoría estará situada en la esquina suroeste de los Campos de Sport- y la rivalidad anterior entre ambas aficiones, la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte declaró el encuentro como de alto riesgo, por lo que los cuerpos de seguridad del estado realizarán un mayor despliegue de efectivos para velar por que todo transcurra por los cauces correctos.
Este clásico del sótano tiene muchos condicionantes, pero que a nadie se le olvide que, más allá de lo monetario el fútbol es un deporte y esta mañana en los Campos de Sport están en juego tres puntos valiosísimos en la carrera, no sólo por el título, sino también por la consecución de una plaza en el play off que se antoja el mínimo exigible para el Racing de Guillermo Fernández Romo. Cualquier otra cosa será un fracaso absoluto y con el bochorno de la temporada de Carlos Pouso y el espectáculo -en el más irónico posible sentido de la palabra- con Aritz Solabarrieta, esta parroquia verdiblanca ya ha tenido suficiente. De momento, hay que confiar en el plan.
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