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Una colección en verde y blanco

Una colección en verde y blanco

Los cromos de Diego Gutiérrez repasan la historia del Racing desde el año 93 hasta el 2011, el último en Primera, en una exposición en la Casa de Cantabria en Madrid

LEILA BENSGHAIYAR

Domingo, 27 de marzo 2022, 07:29

Los tibios rayos de sol de una mañana de domingo, el bullicio de la Plaza Pombo plagada de niños que llegan de la manos de sus padres o de sus abuelos, armados con papel y bolígrafo para tachar nombres y números de una lista plagada de estrellas. Dos columnas y una cantinela: Sile, sile, nole... ¿me lo cambias?. Quien toque el timbre de la nostalgia también recordará el suave sonido del papel mientras lo rasgan unos dedos ansiosos por ver qué hay dentro. Los ojos que se iluminan si con suerte aparece un cromo de los 'difíciles' e incluso sufrir si se colocaban mal en el álbum. Todo eso es una estampa más que reconocible para los que alguna vez haya tratado de completar un álbum de cromos en su infancia. Aunque hay algunos que nunca dejan su afición y hacen de ella un arte. Es el caso de Diego Gutiérrez (Santander, 1986). El cántabro, que ahora vive en Madrid, comenzó allá por los años 90 a coleccionar cromos de fútbol y no ha dejado de hacerlo.

Ya cuenta con la friolera de 85 álbumes y alrededor de 35.000 cromos, con un apartado muy especial para su equipo, el Racing. Además de un lugar privilegiado en su colección, ahora también lo tendrán en la Casa de Cantabria en Madrid, donde durante este fin de semana (comenzó ayer) arranca una exposición en la que se podrán admirar todos los álbumes y cromos que Diego ha acopiado de los verdiblancos.

«Llevaré todos mi álbumes en los que esté el Racing, que son desde el año 93 hasta el 2011, y los pondré en las mesas abiertos por las páginas del 'viejo'», cuenta Diego, que espera que todos los que se acerquen puedan «recorrer la historia del equipo a través de los cromos, desde esa primera colección mía hasta el último año que estuvo en Primera División».

Comenzó su colección en la década de los 90 y desde entonces no ha dejado nunca de alimentar su afición Durante la pandemia escribió un libro que repasa retazos de su niñez ligados a los cromos

Cuenta con 85 albúmes.. La colección que ha conseguido completar Diego Gutiérrez reúne un total de 85 álbumes perfectamente conservados y cuenta con unos 35.000 cromos de LaLiga desde los años 90

Desde Zigmantovich hasta Colsa pasando por Christiansen, Garay o Merino, pero hay un algunas figuras para las que Diego reserva un lugar muy especial dentro de su colección. «Tengo un par de ellos de Munitis firmados, que esos los guardo con mucho cuidado en una fundita porque les tengo mucho cariño», cuenta con un tono que destila orgullo y que alcanza su máximo timbre cuando menciona al Gato de Pámanes. «Y sobre todo los que tengo de Ceballos, por lo que significó para el club, esos son de mis favoritos». Y aunque ya no era jugador cuando Diego comenzó su colección, Nando Yosu tiene hasta su propio altar, que para eso obró milagros al frente del equipo cántabro. «Tengo una estantería donde tengo expuestos todos los álbumes y tengo un cacharro que gira. Ahí tengo colocado el cromo de Nando Yosu, que no era difícil ni nada, pero es especial para mí», confiesa.

Su pasión por los cromos le viene de chico, desde el 93 no ha parado, pero fue durante la pandemia, con el confinamiento y lo que eso supuso, cuando Diego se decidió a dar un paso más y hacer público su hobby. «Me dio por crearme una cuenta de Instagram para dar visibilidad a mi afición por coleccionar y el fútbol de los años 90». Dicho y hecho. En marzo de 2020 se puso manos la obra y en poco tiempo consiguió aglutinar una comunidad de otros coleccionistas y un buen puñado de nostálgicos que compartían su querencia por los adhesivos.

Tanto, que en diciembre de 2020 escribió un libro 'Mi fútbol adhesivo'. «Es una historia recordando lo que es una colección de cromos de cuando éramos niños. Ir con mi abuelo al Sardinero a comprar el álbum, los sobres, abrir los primeros paquetes, ir al barrio a cambiarlos», recuerda Diego. «Mi abuelo falleció en la pandemia y es un homenaje a él y a recordar toda esa parte de mi infancia cuando me acompañaba a cambiar cromos», explica.

Un tesoro llamado Rincón

A pesar de que cuenta casi con un centenar de álbumes su liga predilecta, la que más ha mimado, le hace viajar en el tiempo hasta los 14 años. «La 1999-2000 quizá sea mi favorita y la de 2005-2006, también la recuerdo con cariño porque fue la primera que conseguí acabar», confiesa, aunque advierte que los tiempos han cambiado mucho para los coleccionistas. Los foros y algunas páginas web le han ganado la partida a eso de bajar a un banco del barrio o a una plaza con un taco de cromos atados con una goma. «Es verdad que ahora todo ha cambiado mucho. En estos tiempos hay muchas colecciones y mucha maneras de conseguir los cromos», advierte.

Eso sí, en su memoria permanece indeleble y fresco un recuerdo que tiene nombre y apellidos: Freddy Rincón, el primer jugador colombiano que vistió la camiseta del Real Madrid. «El de Rincón era el cromo más buscado de la colección de la 95-96», recuerda Diego, que tuvo la inmensa suerte de que precisamente le saliera 'repe', lo que equivalía a acertar el Euromillón para un chaval de la época. La imagen se forma nítida en su mente.

Acudió a un quiosco con la curiosa e inexplicable creencia de que ahí había más posibilidades de encontrar alguna alhaja. Como si fuera el último billete dorado que Willy Wonka había escondido en las tabletas para visitar su fábrica de chocolate. «Fue en Arcoiris, que era un quiosco que había en Dávila Park, y fui con mi madre. Compramos tres paquetes. En el primero me tocó Rincón, que era cromo más buscado, y en el segundo me volvió a tocar», rememora. Ahora tocaba gestionar el 'subidón'. «Para mí eso era como un tesoro», dice. Se tiró toda la semana pensando qué iba a hacer con él, cómo lo iba a cambiar. Y al fin llegó el fin de semana y bajó a la Plaza Pombo. «Tenía a toda la gente encima y yo con el cromo en la mano aturdido. Al final lo vendí por 500 pesetas, que me arrepiento un montón».

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