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El Racing estaba acostumbrado a abrir la puerta y no encontrarse a nadie en el rellano. Eso era cuando vivía en el piso de ... arriba del todo. Alguna vez bajaba una planta, pero enseguida volvía a subir. Pero en esta década ominosa en la que se ha mudado al sótano ha encontrado a unos cuantos vecinos en el edificio. Por la vivienda de al lado han pasado ya varios inquilinos. Primero compartieron piso Noja y Tropezón. Después el inmueble lo ocupó la Gimnástica. Y ahora es el Laredo el que reside puerta con puerta con el Racing. Esta tarde el amigo Charles devuelve la visita que el colega verdiblanco el pasado 21 de noviembre. Aquello acabó en una fuerte discusión en la intimidad, reparto salomónico y apretón de manos. Hoy, con parte de la pandilla racinguista en la grada, ya se verá.
Si en San Lorenzo, cada dos semanas, sólo se baila charlestón, que es lo que le gusta al anfitrión; en el Huerto del Francés, unos días se habla galo; otros swahili; en días de Sur se suele escuchar klingon y cuando el menú ofrece paparda, que en los últimos años es plato recurrente, el balbuceo es lengua oficial.
En eso anda el técnico racinguista, Aritz Solabarrieta. La 'm' con la 'a', 'ma'. El cambio de entrenador en La Albericia provocó un cataclismo del que el entrenador vasco, tras salvarla, ahora ha logrado asomar la cabeza por encima del agujero. Su equipo crece, tal y cómo él mismo dice. Pero esa evolución continua, a estas alturas, debe ser además rápida y permanente. Los cuadernos de Rubio para los benjamines. En Laredo, con mucho menos presupuesto, en ocasiones tienen que pedir prestado un hueco en Noja para estudiar y los libros son reutilizados y están pintarrajeados, pero a base de esfuerzo y gana sacan, de momento, mejor nota que el Racing para las aspiraciones pejinas. La lección la tienen muy clara. Pocos conceptos, pero bien manejados. La asignatura pendiente de los de Manu Calleja es que sufren de agorafobia. Salir de casa les supone un problema y en lo que va de temporada apenas han puntuado -victoria, eso sí- en La Florida, frente al Portugalete.
Un derbi siempre es un partido de esos que nadie se quiere perder, dicen, pero éste duelo vecinal, mermado ambientalmente por la pandemia de covid, tendrá que ser observado desde la grada por unos cuantos protagonistas. Tres por parte racinguista. Cinco, en el bando pejino. Solabarrieta no podrá contar con los lesionados Matic, Jon Ander y Marco Camus. Que serán cuatro, si no ha mentido el míster racinguista, porque la última incorporación, Lars Gerson, está citado pero sería absurdo arriesgar su físico en una semana en la que apenas ha entrenado por problemas musculares. Manu Calleja tendrá que prescindir de los sancionados Felipe Peredo y Óscar Siafá; el lesionado Diego Portilla y los secuestrados por la cláusula del miedo, Saúl García y Miguel Goñi -ambos cedidos en San Lorenzo por el Racing-. Además, Borja Ares sale de una lesión y, como mucho, estará en el banquillo.
Las ausencias parecen menos problemáticas en el cuadro local. El Racing, en esta categoría, más que fondo de armario tiene un vestidor. Lucas Díaz ocupará la portería verdiblanca, escoltado en la línea defensiva por el imprescindible Diego Ceballos por la banda derecha; Mantilla afianzado en el centro de la zaga y junto a él regresará Óscar Gil; Isma López se ha hecho dueño del lateral zurdo nada más llegar.
Riki es como ese compañero de piso obsesionado con el orden. Lleva unas semanas en Santander y ya ha colocado todo en su sitio. Le ha dado sentido el equipo verdiblanco y ha mejorado hasta el feng shui. Y el rendimiento dice que a su lado debería estar, escoba en mano, Íñigo Sainz-Maza. Aunque el míster es muy de Nana y podriá darle la alternativa al ghanés.
Las bandas del ataque verdiblanco están claras. Por la diestra, Patrick Soko se ha convertido en el jugador más desequilibrante del cuadro racinguista. Por la izquierda, vuelve el más regular de la temporada. Férula en mano, allí estará Álvaro Bustos. En las cercanías del área se presentan las mayores dudas. Porque la mediapunta -en este 4-2-3-1 que ya parece fijo- sólo tiene hueco para uno de los jugones. Para el benjamín o para el veterano. Pablo Torre o Cejudo. Y en la delantera, sin Jon Ander, Luan Cappani parece partir con algo de ventaja sobre un Cedric lejos de las expectativas.
El Laredo acudirá a la casa racinguista con lo puesto. Ni una bolsa de hielos. Manu Calleja apenas cuenta con 17 futbolistas y con eso acudirá. Ni siquiera completará la convocatoria de veinte futbolistas con jugadores del juvenil. El técnico de Beranga ha sido bastante líneal en sus planteamientos a lo largo de la temporada, aunque en esta ocasión los contratiempos le obligarán a realizar modificaciones. Salvo sorpresa, Rafa Pedrero será el portero titular. Se da la circunstancia que el único triunfo a domicilio de los rojillos se produjo con el otro meta, el exracinguista David Puras, bajo el travesaño. Rasines y Álex Pérez ocuparán los laterales; y Guipu y Cristian Toboso, los centrales. En el doble pivote regresa el capitán Manu Ortiz, acompañado por David Sanz. Álvaro ejercerá como extremo diestro; el veterano Riky percutirá por el flanco zurdo y Vinatea e Iván Argos serán los hombres más adelantados.
Calleja tiene menos opciones donde elegir, pero, tal y como él afirmó en la rueda de prensa del viernes, no le preocupa. Básicamente porque para el Laredo, para su entrenador y para sus futbolistas, el derbi cántabro y el escenario son una motivación extra. En Santander se ha hablado mucho menos del duelo. Se ha vivido de forma más rutinaria. Y eso que, con un parón en su competición particular, han tenido una semana de asueto para preparar el choque, mientras en el Charles el de hoy será el tercer evento en apenas ocho días. Y todavía está cuerpo para fiestas.
Las ambiciones son diferentes, pero la clasificación apenas les separa por un puesto. El Racing es quinto, con cuatro puntos más y un partido menos que el Laredo. Sin embargo, los verdiblancos miran hacia arriba, que es donde deberían estar. Y los rojillos, por hueco de la escalera, para que no les alcancen los que llegan desde abajo. Los de Solabarrieta necesitan ganar y que los resultados de los rivales directos les acompañen para recortar distancias con los tres primeros puestos. A los pejinos, ganar les aportaría tres puntos importantísimos y un chute de confianza, aunque también son conscientes de que su cocido se juega la próxima semana, contra el Portugalete.
Al menos, a diferencia del de San Lorenzo, que sólo presenciaron varias decenas de afortunados desde los balcones u osados desafiando a las tapias del estadio, la pandemia da un respiro y 4.444 personas podrán acceder a los Campos de Sport. Otra cosa es que lo hagan. Hoy hay fiesta en la casa racinguista, pero ya saben cómo funciona esto de la nueva normalidad, donde todo es mucho menos divertido. Sólo el desempeño de los futbolistas podrá poner a su altura este derbi cántabro entre colegas, vecinos y rivales.
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Ana del Castillo
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