
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«Es difícil creer que este partido lo hayamos perdido. Nuestros méritos han sido muy superiores a los de ellos». Las palabras de Guille ... Romo tras perder el domingo ante el Celta B, de entrada, chirriaban. Ahora bien, su equipo acababa de gozar de siete ocasiones claras de gol, de entre ellas dos acabaron en el poste y en el larguero, respectivamente, de la portería gallega. A ese bagaje se le pueden unir dos lanzamientos lejanos que no encontraron portería y únicamente celebró un tanto, el de Álvaro Bustos. Por contra, el Celta B tuvo seis, tres de ellas fueron entre los tres palos que defendía Lucas Díaz y festejaron dos goles. Suficiente para quedarse con los tres puntos. Cuesta darle la razón al entrenador, pero realmente lleva más trabajo entender lo poco que necesita un rival para ganar al Racing.
«Tenemos que mirárnoslo. Con muy poco nos hacen gol», añadió Guille Romo. Lo de Vigo fue contundente, el Celta B marcó en la primera ocasión que tuvo y en todo el partido tan solo intervino Lucas Díaz en dos ocasiones. Una de ellas para sacar el balón de la portería tras el tanto de la victoria celtiña. Sí es cierto que los gallegos llegaron en tres ocasiones más, pero sus lanzamientos fueron lejanos y desviados.
Lo preocupante es que lo ocurrido en Barreiro no fue un hecho aislado. Ante el Tudelano únicamente se pueden anotar dos lanzamientos de los navarros entre los tres palos, ambos muy mansos e inocentes, que detuvo Lucas Díaz. En ese partido el Racing no encajó goles. Sin embargo, la estadística en Las Gaunas habla por sí sola ya que el equipo acabó perdiendo por la mínima tras recibir tres ocasiones claras de gol, de las cuales tan solo dos fueron entre los tres palos. El porcentaje fue demoledor. Ese día, el Racing no generó excesivo peligro en la meta riojana, pero aún así el estudio arroja tres tiros entre los tres palos rival, además de dos desviados, con un resultado de cero goles. El resumen no puede ser otro: inofensivo y muy blando.
El profundo análisis de los cuatro partidos que el Racing ha disputado ofrece unos porcentajes de efectividad de los rivales de los cántabros muy altos, como demuestra el tercer partido, frente al Talavera. Ante los manchegos el resultado de 5 a 1 es tan abultado que puede resultar hasta tremendista sacarle punta, pero lo cierto es que esconde algunos aspectos dignos de análisis. Ese día, el equipo de Guille Romo dispuso de siete ocasiones en las que el balón enfiló portería y de ellas acabaron en gol cinco. Cedric no falló la primera que tuvo y con un detalle de delantero total marcó el primero de la tarde. Pablo Torre anotó a placer tras un pase medido de Álvaro Bustos, Soko se inventó un pase mortal y el defensa central del Talavera mandó la pelota a su portería. Minutos más tarde, Pol Moreno de letal testarazo hizo bueno un pase de Manu Justo y con el partido lanzado Bustos subió el quinto de la tarde a pase de la muerte de Soko. Entre gol y gol, el Racing tuvo un tiro de Soko delante del portero que repelió el guardameta y otro de Bustos que también solventó el arquero. El resto fueron ocasiones con un final impredecible, ya que el balón no vio portería. Buena pegada. Pero es que en el análisis del Talavera se recogen dos lances en los que los manchegos intimidaron de verdad a Lucas Díaz. El primero, en el minuto cinco, acabó en gol y el segundo, en el 19, con buena intervención del portero verdiblanco. En el resto del partido, el Talavera tan solo llegó una vez más con cierto peligro, en el minuto 80, con 4 a 1 en el marcador, con el partido ya visto para sentencia, y en una ocasión en la que tras jugada personal de Pichín el balón dio en varios jugadores y acabó en el larguero racinguista. Es decir, un gol en dos tiros a puerta.
«Debemos ser contundentes en las áreas, pero no solo en la del rival, también en la nuestra», declaró Guille Romo en Barreiro. Ni más ni menos.
Los datos absolutos son los que son: al Racing le han generado doce ocasiones, sumando aquellos lanzamientos lejanos y desviados y con todo ello le han marcado cuatro goles. Por contra, los jugadores verdiblancos han acumulado catorce disparos entre los tres palos y 27 si se tienen en cuenta todos los lances de peligro que generó el equipo aunque la jugada concluyese por línea de fondo. Con ese bagaje, el Racing fue capaz de anotar siete tantos.
Endeblez, permisividad, falta de concentración... Se llame como se llame, lo cierto es que el Racing concede excesivas facilidades a sus rivales, tantas que le es insuficiente con el bagaje ofensivo que genera para remontar. «No hemos merecido perder ni ante el Logroñés ni frente al Celta B», sentenció Guille Romo. Si bien el fútbol no entiende del todo de merecimientos, lo cierto es que en los dos partidos sus rivales le tiraron a gol seis veces y fueron suficientes para marcar tres goles y con ello dejarse en el camino seis puntos.
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Ana del Castillo
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