Una cuestión de «ansiedad»

Hay una circunstancia que ha modificado más de lo que parece la dinámica de los partidos de fútbol: el VAR. La pantallita indiscreta está ahí aunque no sea necesario utilizarla. Los encuentros han comenzado a sobrepasar ampliamente los 90 minutos y a los árbitros, pese a que no haya habido decisiones comprometidas, ya no les pesa eso de añadir minutos. Y al Racing le sobran casi siempre unos cuantos. Se le hacen largos los partidos.

Lo de Huesca fue un sopapo. «Es doloroso. El equipo ha hecho un grandísimo trabajo ante un gran rival y lo hemos tenido en la mano», reconocía tras el partido Álvaro Cejudo. En los mismos términos se pronunciaba ayer otro de los veteranos, Jordi Figueras: «Fue un palo duro en el momento. Después de la manera en que se había dado el partido, creo que estuvimos muy serios. Hicimos un trabajo defensivo muy bueno. Desde hoy estamos pensando ya en el Tenerife. Estamos convencidísimos de que lo vamos a conseguir».

El vestuario intenta mirar hacia adelante. «No hay otro camino que estar todos juntos y remar en la misma dirección», añadía el ilerdense, antes de reconocer que este tipo de situaciones no tienen tanto un componente físico, pese a que el cansancio en prácticamente todos los casos era evidente, sino que «hay que mejorar en los minutos finales». «Yo creo que es un problema más de concentración y de saber estar en el sitio», insiste.

José Antonio Bonilla, que fue psicólogo del Racing, habla desde su experiencia, aunque, sin conocer en este caso las interioridades actuales del vestuario verdiblanco. En su opinión, la reiteración de goles en los últimos minutos puede generar «ansiedad» en los futbolistas cuando llega el tramo final del encuentro.

«A nivel general, cuando hay un histórico, a los jugadores se les pueden venir a la mente esas situaciones. La ansiedad les puede. Ansiedad quiere decir aquí que la mente va más rápida que el juego. Se anticipan a la situación y les predispone para que suceda». Es algo que los especialistas de la mente del deportista denominan «profecía autocumplida. Vamos, que si piensas que algo malo va a suceder, sucederá». «Aumenta las probabilidades de que lo pensado se cumpla» y es una circunstancia que «se puede contagiar en un vestuario». El cansancio también cuenta en los últimos minutos de los partidos, pero «el equipo que ataca va con otra moral», porque necesita ganar y el que defiende tiene mucho que perder. 0-1, el reloj que pasa del minuto 90, la victoria en la mano. «A veces el futbolista se pregunta, ¿y si fallo? En esas circunstancias, las habilidades no se reflejan y las dudas son el gran enemigo del deportista», apunta Bonilla.

Es evidente que se trata de una «cuestión de confianza, aunque esta no deriva de los resultados. Cuando se inicia la temporada, aún no ha habido resultados, pero el equipo puede tener confianza en sí mismo. Se trata de seguridad interior, tanto del individuo como del colectivo. Los resultados, posteriormente, confirman o cuestionan». Y lo que tampoco ayuda al Racing es «la necesidad, que también influye».

Y ¿cómo se combate eso? «Los psicólogos del deporte tenemos técnicas para trabajar esa confianza y la concentración en los últimos minutos de los partidos. Es importante que el deportista trate de olvidar el pasado, porque ya no aporta nada. Si las circunstancias no acompañan, el pasado nos lastra. Hay que mirar hacia delante, porque cuando vamos al campo de batalla, lo que allí suceda no está condicionado por el pasado y si por las habilidades del jugador».

Y eso es lo que intentan hacer los futbolistas verdiblancos. «Aun habiéndonos llevado solo un empate, estoy muy orgulloso de mis compañeros», decía Cejudo tras el partido. «Hoy estamos mejor. Hemos analizado el partido como hacemos siempre. Hicimos muchísimas cosas bien, pero ayer -por el domingo-, después del partido, el vestuario estaba tocado. Se nos fueron dos puntos que para nosotros eran muy importantes para ir a Tenerife con tranquilidad después de haber ganado otra vez, pero después ves que se te escapan en el último segundo; es duro. En el momento lo vives de una manera más fuerte. Al llegar al vestuario la gente estaba muy tocada, pero hoy es otro día. El equipo tiene que salir reforzado de esto, porque lo normal es que hubiésemos sacado los tres puntos», agregaba Figueras.

El psicólogo José Miguel Manzanares vivió en el club el último ascenso a Primera del Racing. Llegó de la mano de Quique Setién con la temporada ya empezada, cuando el equipo estaba cerca del de descenso. Explica que se evidencia «un error de concentración que no es ni físico, ni táctico ni técnico; es psicológico». Y al final, llega a la misma conclusión que Bonilla. Eso lleva a la «ansiedad».

Estima que «falta entrenamiento de la parte psicológica», porque los errores reiterados de concentración y esa ansiedad desembocan en «la inseguridad del futbolista». «Los jugadores se van sintiendo inseguros. Cuando están en el campo, piensan y esos pensamientos se van convirtiendo en negativos. Memorizan lo que ha sucedido en partidos anteriores y al final están más pendientes de no cometer errores que de dar su mejor nivel, así que su rendimiento disminuye», agrega Manzanares. Incluso, cree que hasta del discurso del entrenador, de ese «ser más sólidos» para no fallar, se desprende también esa situación: «Están trabajando más en el miedo, en no volver a fallar, que en quitarse los complejos». Y pone un ejemplo a la altura del Racing. «El Fuenlabrada también tiene un presupuesto bajo...». Los madrileños, recién ascendidos junto al conjunto cántabro, son sextos y rebosan confianza.

Los minutos finales se han convertido en un calvario para un Racing, que vive «una especie de psicosis» cuando el cronómetro ronda el minuto 90. «La ansiedad es terrible para los futbolistas. Les genera tensión muscular y mental. Pierden precisión y les afecta incluso físicamente», argumenta el psicólogo, quien cree que se trata de una situación «delicada», que el equipo cántabro debe superar.

Lo de las manidas dinámicas en el fútbol no le gustan a Manzanares. «Me parece triste hablar de rachas. Es algo real, evidentemente, pero considero que el deportista debe estar preparado mentalmente sean cuáles sean los resultados, porque si no, está dejándolo al azar». «Si un equipo no confía al máximo en sí mismo, no rinde al máximo nivel», y, visto lo visto, al Racing, cuando se acerca el pitido final, la mente le juega malas pasadas.

Así pues, Iván Ania tiene trabajo. Es un obsesionado de la táctica y tiene apoyos en lo físico y lo técnico, pero en un vestuario, además de la pizarra, los conos y el chaleco con el GPS, de vez en cuando son herramientas más útiles las palabras, los gestos o una palmadita en la espalda. La complicada labor del entrenador de fútbol. Debe saber de todo. Ser padre, madre, profesor y entrenador a la vez. Las 24 horas del día. Los 365 días al año. Eso sí, los goles son la mejor aspirina para los dolores de cabeza.