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El Racing comenzará 2025 con tareas por hacer también en lo referido a sus instalaciones. Mientras progresa la mejora de los Campos de Sport, con inversiones tanto del club como del Ayuntamiento de Santander, una de las prioridades de Manolo Higuera es contar con una ... ciudad deportiva que merezca tal nombre. Algo que las Instalaciones Nando Yosu, en su actual estado, no cumplen.
Mientras valora la posibilidad de ampliar y mejorar La Albericia, para lo que sería imprescindible comprar terrenos anexos (entre las actuales instalaciones y la S-20) o mudarse a otro lugar en una estrategia esta última necesariamente a largo plazo y si no encuentra solución en su actual sede, en Racing planea acometer reformas, en algunos casos a corto plazo.
La primera de ellas es la rehabilitación del campo 2. Con el número 1 (el Santi Gutiérrez Calle) reservado y por lo tanto inutilizable y el de El Sardinero en pésimo estado, la primera plantilla se ha visto obligada a entrenar durante meses solo en ese campo número dos. Como consecuencia, se ha visto sometido a un gran estrés que lo ha deteriorado hasta tal punto que este mes de diciembre, cuando se produjo el parón liguero, era en algunas zonas poco más que un barrizal.
La actuación más inmediata y asumible es la sustitución del campo 2, que a la espera de decidir si se aplicará o no la técnica híbrida llevada a cabo en los otros, con cosido del césped o de los tapines, según la técnica decidida, se levantará completamente, incluyendo la sustitución del drenaje, para que recupere su mejor estado. No hay aún una fecha exacta para el inicio de las obras y plazo de ejecución, pero ya solucionado el problema de las otras superficies, con dos campos a disposición de la primera plantilla, ya no existe la premura que ha acuciado al club en los últimos meses, hasta el extremo de convertirse en una de las mayores preocupaciones de directiva, cuerpo técnico y futbolistas. Llegó a tal extremo que el primer equipo se vio obligado durante semanas a trasladar varias sesiones de entrenamiento a La Maruca, en Muriedas, para poder llevar a cabo entrenamientos de cierta calidad y evitar de paso el riesgo de lesiones.
También deben arrancar en 2025, si bien esto no depende del Racing y hasta cierto punto tampoco del Gobierno de Cantabria, que es quien sufraga íntegramente las obras, la construcción de las gradas de los Campos 3 y 4. Las dos construcciones gemelas se levantarán sobre los pasillos situados entre el campo 2 (de césped natural) y el 3 (sintético) y entre el 3 y el 4, también de tapiz artificial. El proyecto lo presentó, ya con presupuesto aprobado, el Ejecutivo de Miguel Ángel Revilla y Pablo Zuloaga, y lo ha heredado y tramitado el de María José Sáenz de Buruaga. Ya se ha licitado, pero el inicio de los trabajos se ha visto demorado por problemas en las condiciones de la empresa adjudicataria y sus alternativas que han dilatado el inicio. Con el presupuesto consignado y los trámites administrativos en marcha, el club confía en que este año venidero sean una realidad. Pero se trata de eso: de una expectativa, puesto que la construcción de unas gradas que deben dar al fin servicio a dos campos en los que siempre se han tenido que seguir los partidos en pie y a la intemperie y cuya necesidad es ya evidente no depende del Racing, sino de que se cumplan todas las condiciones que la legislación exige en una obra pública y se ajusten a los requisitos del proyecto.
Al mismo tiempo, el club invierte en el mantenimiento y reparaciones menores del edificio multiusos, que alberga entre otras las instalaciones del primer equipo y la academia. Construido con un presupuesto sensiblemente menor al presupuestado en la época de Francisco Pernía presenta, pese a no haber cumplido aún los quince años, diferentes deficiencias y problemas. Superada la economía de guerra, el Racing actúa para mantenerlo, acometer pequeñas mejoras y reparar los problemas más evidentes, pero por el momento no se ha abordado la que sería una compleja reforma o mejora integral. Entre otros motivos, porque para acometerlas, además de recabar o no el apoyo del Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento, que sufragaron a partes iguales su construcción a finales de la primera década del siglo, el club necesita asegurarse que continuará en el medio y el largo plazo en La Albericia para no llevar a cabo una inversión poco menos que a fondo perdido.
Más allá de las perspectivas sobre su idoneidad o condiciones arrojan una evidencia: con cuatro campos y uno de ellos (el cuatro) de reducidas dimensiones, se han quedado pequeñas. Como ejemplo, este año ha sido necesario llegar a un acuerdo para utilizar el campo de La Planchada, en El Astillero, para que disputen sus partidos e incluso entrenen tanto el Rayo Cantabria como el primer equipo femenino.
Un campo más con graderío
La prioridad o preferencia del Racing, que ha encontrado buena predisposición en la Casona pero no actuaciones concretas, es ampliar la actual infraestructura para que cuente al menos con un campo más (con su propio graderío) y, de ser posible, incluso un segundo de nueva creación, aunque fuera de nuevo de menores dimensiones, para contar con seis.
Sin embargo, para ello solo hay una alternativa posible: ampliar la ciudad deportiva hacia el norte, en concreto en los terrenos existentes entre el actual recinto y la S-20. Se trata de más de una decena de parcelas, alguna de propiedad municipal y la mayor parte en manos privadas. Y para que el proyecto sea factible es necesario adquirir (o la venta o cesión, en el caso municipal) de todas ellas. Es decir: llegar a un acuerdo con todos los propietarios, porque en caso de que alguno rechazara la propuesta ya no se dispondría de solar suficiente o se cortaría la ampliación.
Para evitar este problema solo existe una alternativa: la expropiación, pero al menos por el momento el Ayuntamiento de Santander no se plantea ni ha explorado esta vía, que sí permitiría, previo pago del precio legalmente establecido, acometer una ambiciosa ampliación.
En caso de que no fuera posible, y dada la convicción del club de que es necesario dotarse de unas mejores y, sobre todo, mayores instalaciones, sopesa la posibilidad de trasladarse y abandonar La Albericia, máxime cuando el actual convenio de uso, que se renueva cada década, concluye en 2029. Pero se trata solo de una alternativa en caso de que se agotarán las posibilidades en el actual recinto, puesto que el objetivo o plan A de la propiedad es continuar en Santander y La Albericia, una hoja de ruta, de poder llevarse a cabo, más económica y gestionable desde el punto de vista logístico y temporal.
En cualquier caso, esto no ocurrirá en 2025, sino que forma parte del plan estratégico a futuro del club, que por el momento, al mismo tiempo que construye nuevos cimientos, trabaja en solucionar las necesidades más cercanas tras una década en la que, sumando la época de Ángel 'Harry' Lavín y las estrecheces una vez recuperada la propiedad del club, se desarrolló en la autarquía.
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