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El pasado domingo, ante el Arenas, el Racing certificó que la presente será la peor temporada a nivel deportivo de su historia. Y todavía puede empeorar si ni siquiera logra el objetivo innegociable de lograr una plaza en Primera RFEF. Pero este hito no es más que la continuación del periodo negativo más largo de los 108 años de historia del club verdiblanco. Su década ominosa. Porque hace diez temporadas que llegó Ahsan Alí Syed a los Campos de Sport y el viejo ha pasado de que le chupen la sangre en Primera División, entre los mejores, a que permanezca institucionalmente estable con la gestión del Grupo Pitma, pero en su pozo deportivo de la Segunda División B.
En este tiempo, en el que el concurso de acreedores ha sido un acompañante paralelo que el club aún no ha superado, ha pasado de todo. Desde la dimisión de un Francisco Pernía que posteriormente dirigió el club en la sombra con Ángel 'Harry' Lavín en ese palco que el hastío provocó que fuese asaltado hasta el histórico plante y la patada en el trasero del suancino durante la junta de la liberación. Ahí terminó el expolio del club, pero continuó una deriva deportiva que se mantiene a día de hoy. Porque a los ascensos de regreso al fútbol profesional les han seguido los descensos y los proyectos, de momento, no han ido más allá de un año.
Un periodo en el que han pasado por los Campos de Sport figuras positivas, como las de Paco Fernández, la plantilla del plante o Iván Ania, entre otros. Y otras para olvidar, como Chuti Molina o Fabri –sin olvidar a los ya citados anteriormente–. Los historiadores racinguistas Raúl Gómez Samperio y José Manuel Holgado tendrán que hacer tres tomos sólo para recoger esta década.
2010-2011
A ver quién pensaba en septiembre de 2010 la que se iba a venir. Un Racing en Primera División, aún con el regusto de la participación en la Copa de la UEFA vivía ya rutinariamente su habitar entre los mejores. Pero la procesión iba por dentro. Aquellos contratos a razón de millón de euros a cualquiera que pasase por allí además de las corruptelas ya juzgadas en los tribunales estaban minando la salud del club. Pero el verdadero principio del fin fue la llegada, a finales de enero de 2011, del supuesto salvador del Racing. En realidad, iba a ser quien pusiese la cara de entre quienes estaban dispuestos a condenar a un club con casi cien años de historia. La exótica llegada de Ahsan Alí Syed como máximo accionista del club fue desmontándose a medida que las mentiras iban saliendo a la luz. Un desenmascaramiento que quiso maquillar con las llegadas de Marcelino García Toral, al banquillo, y Giovanni Dos Santos a la plantilla. El equipo logró la permanencia o, lo que es lo mismo, postergar un año más una caída a los infiernos que estaba a punto de llegar y de la que, diez años después, el Racing aún no se ha recuperado.
2011-2012
Pese a la permanencia en Primera, los impagos y las promesas no cumplidas comenzaron a hacer mella en la plantilla y en el entorno. El circo de Alí Syed quedaba al descubierto. Héctor Cúper fue el entrenador elegido para iniciar la temporada 2011-12. Pero el caos comenzó a cundir en el seno del club. Mientras el entrenador argentino se veía envuelto en un escándalo de apuestas, casi a la vez Francisco Pernía presentaba su dimisión. Aunque seguiría manejando el club en la sombra. Meses después pondría al frente del Racing un Consejo de Administración liderado por su amigo personal Ángel Lavín, más conocido como 'Harry'. El saqueo, el hundimiento del club, no sólo no se frenaron si no que se aceleraron. Después de dos destituciones en el banquillo, con Álvaro Cervera al frente y numerosos problemas en el vestuario, el Racing descendió a Segunda División como colista destacado. Todo ello unos meses antes de que en junio el club iniciase un concurso de acreedores del que aún, a día de hoy, todavía no ha logrado saldar todas las deudas, que en su día, sólo en el concurso, ascendían a más de once millones de euros.
2012-2013
El Racing inició la temporada en Segunda con uno de los mayores presupuestos de la categoría. Pero la gangrena ya estaba extendida por el club. Manolo Saiz, miembro del consejo, expuso un proyecto deportivo con Juan Carlos Unzué al frente. El entrenador navarro no pasó del mes de agosto y Saiz se marchó con él. Harry contrató a uno que hacía juego con sus labores en el palco. Fabri aseguraba esperpentos semana tras semana. Y ya con Alí Syed en paradero desconocido, pese a que la propiedad del club seguía siendo del presunto magnate indio. Fue una campaña en la que, otra vez, pasaron por los Campos de Sport tres entrenadores. A Fabri le sustituyó José Aurelio Gay y posteriormente terminó la temporada Alejandro Menéndez. A pesar de todo, el Racing tuvo opciones de salvarse. En Ponferrada, en la penúltima jornada, ganaba 0-2. Se libraba del descenso. Pero acabó empatando a dos y pereció. Sin embargo, la caída administrativa del Guadalajara le dio otra oportunidad a los verdiblancos. Aún así perdieron ante el Hércules, en casa, en un choque bajo sospecha de amaños. Como intentaron amañar Pernía, Lavín y Eugenio Botas un choque contra el Girona por el que Harry fue condenado.
2013-2014
Imposible resumir esa temporada en tan pocas líneas. Harry contrató a Paco Fernández como entrenador. Los impagos y las mentiras seguían siendo la nota dominante. En una situación límite, la plantilla no sólo peleaba en la parte alta de la clasificación, sino que hizo la machada en Copa del Rey, eliminando a dos equipos de Primera División. Precisamente, en el choque de casa frente al Almería, un grupo de aficionados asaltó el palco en protesta por la gestión del club. En un viaje a Zamora, técnicos y plantilla tomaron una decisión: se acabó. En la vuelta de cuartos de final de Copa, frente a la Real Sociedad, el equipo se plantaría si Harry no dimitía antes. No sólo no lo hizo, sino que intentó suspender la Junta de Accionistas del día siguiente. El acto de dignidad del Racing dio la vuelta al mundo y la asamblea supuso la liberación del club tras lograr quitarle la propiedad a Ahsan Alí Syed. Y el racinguismo, dentro de la precariedad, volvió a acompañar a su equipo. Tanto, que lo empujó hasta un más que merecido ascenso a Segunda División a final de temporada. Sin duda, la campaña más intensa de la historia reciente del club.
2014-2015
El Racing sigue débil, pero al menos ya no le chupan la sangre. Pero dentro de una economía de guerra y tras un trabajo de ingeniería financiera para convencer a LaLiga, sale a competir en Segunda División prácticamente con el mismo bloque que el año anterior. Sin embargo, los problemas crecen en el vestuario verdiblanco con la lesión de un Mamadou Koné que había sido clave en el ascenso con sus goles y que se había convertido prácticamente en la única referencia ofensiva racinguista. Sin el costamarfileño, el equipo de Paco Fernández acumula partidos y partidos sin ganar y se va condenando a la parte baja de la clasificación. Tras una derrota en Huelva, el club, a espaldas de su presidente, Tuto Sañudo, despide de una forma indigna al entrenador de la dignidad. Al asturiano lo sustituye un Pedro Munitis que aún no poseía el carné de entrenador, junto con Gonzalo Colsa y Javi Pinillos. El equipo pelea hasta el último momento por la permanencia. Un partido perdido en casa frente a la Ponferradina puso al Racing en el disparadero. Pero, contra todo pronóstico, tuvo opciones de salvarse en la última jornada en Albacete. Ganó, pero un tanto a última hora de Osasuna frente al Sabadell devolvió a los cántabros al pozo.
2015-16
Pese al descenso y ya con la plataforma de exfutbolistas oficialmente al frente del club, Pedro Munitis, ya con la licencia para dirigir, continúa en el banquillo. El Racing no está para gastos y al del Barrio Pesquero ser técnico verdiblanco le supuso incluso gastos. Con el club tratando de sacar rentabilidad a cada euro y tras un comienzo de la competición irregular, Munitis se juega la cabeza en Guijuelo. El Racing gana 1-2 y el del Barrio Pesquero no sólo salva el puesto, sino que además inicia una remontada frente al Racing de Ferrol que se culmina con el sorpaso en la última jornada de la competición. El equipo verdiblanco llegó al momento clave de la temporada, al play off de ascenso, en su momento álgido y con dos oportunidades de volver a Segunda División. Sin embargo, el segmento decisivo fue esperpéntico. El Racing fue goleado y caricaturizado por el Reus en el partido de ida de la eliminatoria de campeones (0-3) y el choque de vuelta (1-0) fue un puro trámite. A los de Munitis todavía les restaba una repesca que tampoco aprovecharon. Ante un irregular Cádiz, cayeron en el Ramón de Carranza por un inocente penalti de Borja Granero y en Santander perdieron 0-1.
2016-2017
En esa temporada, el Racing contrató a Ángel Viadero como técnico. Y el equipo verdiblanco batió el récord de puntos de la Segunda División B. El problema es que hubo un rival que puso el listón aún más alto. El espectacular duelo entre Racing y Cultural Leonesa –con el Celta B como tercero en discordia– terminó con éxito para los de la orilla del Bernesga. En parte, porque los verdiblancos tiraron el liderato en la recta final de la Liga regular tras caer en Guijuelo. Tocaba el camino largo en el play off, aunque el rendimiento del equipo, una apisonadora en la segunda vuelta, daba esperanzas al racinguismo. El conjunto cántabro aplastó a su primer rival, el Rayo Majadahonda. La derrota (2-0) en el partido de ida en la segunda eliminatoria ante el Villanovense puso en serio riesgo el devenir verdiblanco, pero los de Viadero lograron una genial remontada (4-0) en los Campos de Sport. Sólo quedaba superar a un irregular Barcelona B. Pero el Racing tiró a la basura todo el trabajo hecho en apenas un cuarto de hora. En el choque de ida de la eliminatoria decisiva y en Santander. Con 1-0 en el marcador, dos córners mal defendidos y la autoexpulsión de Abdón Prats condenaron a un Racing que acabó cayendo 1-4. El partido de vuelta no tuvo historia.
2017-2018
Hasta hace siete días, la 2017-18 tenía el título de peor temporada, a nivel deportivo, de toda la historia del Racing. La actual, ya en marzo, ha superado a aquel despropósito. Pese al descenso, el Consejo de Administración mantuvo la confianza en Viadero como entrenador. Pero la situación y el vestuario ya estaban demasiado viciados de todo lo acontecido en los últimos compases del curso anterior. Además, con Pachín como director deportivo, el club recuperó a varios futbolistas cántabros con experiencia que no elevaron el nivel del equipo. El rendimiento racinguista a lo largo del campeonato fue muy irregular. Viadero salvó la cabeza un par de veces, pero finalmente fue destituido. Y la directiva confió en Carlos Pouso para revertir la situación. Con el vasco no hubo efecto revolución y no sólo no mejoró sino que incluso empeoró los números de su predecesor. Tanto que el Racing, tras perder con estrépito en Zubieta (3-0) frente a la Real Sociedad B, se quedó fuera del play off de ascenso a Segunda. Aquella derrota precipitó los acontecimientos. El presidente, Manolo Higuera, y su junta directiva presentaron su dimisión y los máximos accionistas, el Grupo Pitma, dio un paso adelante en la dirección de la entidad verdiblanca.
2018-2019
Esta vez sí, el Racing logró el ascenso. Alfredo Pérez y Pedro Ortiz le dieron al director deportivo, Chuti Molina, carta blanca, luz verde, dinero contante y sonante y hasta las llaves del club. Y el manchego, a base de contratos enormes por duración y por emolumentos, hizo una plantilla capaz de lograr el salto a Segunda División. Pero a la larga fue un lastre para el club. El caso es que, a las órdenes de Iván Ania, el Racing volvió al fútbol profesional tras una campaña en la que fue de más a menos. Comenzó apabullando a sus rivales, pero el campeonato se le hizo largo. Aunque la renta fue suficiente y la inercia le llevó a superar la eliminatoria de campeones contra el Atlético Baleares, en Son Malferit. Un éxito que los racinguistas celebraron por todo lo alto. En Palma y también en Santander. Además, el equipo verdiblanco esa temporada también realizó una meritoria participación en la Copa del Rey, en la que llegaría a enfrentarse con el Betis de Quique Setién. El regreso a Segunda parecía un billete hacia la estabilidad verdiblanca. Más aún después de que el Grupo Pitma anunciase el fin de la deuda con Hacienda, que el club ahora tiene con sus propietarios.
2019-2020
A Chuti Molina le dio para hacer un equipo competitivo en Segunda División B. Pero una categoría más arriba se le acabó la imaginación. Sus caprichos; su mal carácter; los cadáveres que ya había dejado entre los representantes y su incapacidad se pusieron de manifiesto en un equipo que se arrastró por Segunda División. Y eso que no tenía el menor presupuesto de la categoría. Pronto se situó en los puestos más bajos y ya nunca más salió de allí. En noviembre, el club destituyó a Iván Ania. Al asturiano le sustituyó un Cristóbal Parralo que tampoco supo hacer remontar al equipo y que tuvo encuentros altisonantes con Molina. El cordobés dio paso posteriormente a José Luis Oltra, que pareció darle otro aire al equipo justo cuando el mundo se paró por la pandemia de covid. Tras el confinamiento, el Racing, ya con Chuti Molina apartado por la propiedad, se fue desangrando en el puesto de colista hasta el final de una campaña en la que lo único positivo fueron los debuts de los canteranos. Dijo Molina: «Si esto sale mal, la ronda la pago yo». Sin embargo, quien ahora abona la cuenta en Segunda División B es el racinguismo, un colectivo del que el manchego nunca ha formado parte.
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