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La patrona de Cantabria pasó lista como todos los años, aunque esta vez el Racing la hizo esperar un poco más. En esta ocasión al Santuario el otoño le decoró los exteriores con las hojas secas propias de la estación y no recibió a ... la plantilla con sol. La pandemia trastocó un poco los planes, pero no la tradición. Por eso, el aparcamiento estuvo este jueves más poblado que otras veces. El equipo no llegó en autocar la expedición sino que todos subieron en coches particulares. Después de décadas subiendo todos juntos este jueves se repartieron. La tradicional ofrenda floral a la Virgen de la Bien Aparecida, a quien normalmente el Racing aprovecha el viaje para pedirle por la nueva temporada y darle gracias por la anterior –pase lo que pase–, reunió a los jugadores, técnicos y directiva en torno a la Patrona. La lluvia impidió que un mayor número de aficionados pudiera acompañar al equipo en tan noble costumbre, aunque no faltaron los incondicionales, como Pepe Barros, a quien la patrona ya le trata de tú.
En la puerta esperaba el prior del Santuario de Marrón, Vicente Basterra, que posteriormente ofició el santo oficio con la misma devoción que se hacía cuando el Racing era de Primera.Y es que a pesar de todo –y de la dichosa pandemia– hay cosas que no cambian. Al prior le acompañó el párroco de Liérganes, racinguista como siempre, Hilario Obregón, que nunca falla y ya van unas cuantas ocasiones. A medida que fueron llegando los futbolistas se fueron congregando en el jardín, aunque con esa distancia que ya se ha convertido en una imposición moral.
No hubo posibilidad de subir al camarín donde aguardaba la Patrona como en otras ocasiones, otra restricción que la nueva normalidad obliga y que priva de esa cercanía. Sonó de fondo, a través del órgano los acordes del himno del Racing. Esta vez lo interpretó en directo José Luis Ocejo, el que fuera director de la Coral Salvé, que hizo que a alguno le recorriera un pequeño escalofrío por el cuerpo.
Por si alguno no se había dado cuenta de lo que significa esta petición de ayuda divina, que no puede faltar en toda empresa racinguista, Hilario Obregón se encargó de despertar a los más despistados con su homilía. Mantuvo el orden y la solemnidad que requiere todo acto en un lugar como el Santuario, pero aprovechó para mandar una arenga personal que bien podía ser la palabra de una afición necesitada de alegrías. «Hay que dejarse el alma esta temporada y pelear como nunca», advirtió el párroco, a quien se le podía comprobar que el racinguismo le sigue rezumando. No todo iban a ser regañinas o suspiros, también hubo agradecimientos. «Ya he visto que el club ya no está en la lista de morosos de Hacienda, lo cual me ha puesto muy contento. Es algo que hay que agradecer a los actuales propietarios», indicó.
Se vio fuerte con el micro, y Obregón señaló a Javi Rozada como «el padre de los jugadores» y le encomendó la difícil misión de «conducirles» hacia el ascenso. El asturiano, al que le tocó en su momento subir a pedirle lo mismo a la Santina al Santuario de Covadonga con el Oviedo le gustó la «experiencia» y pudo comprobar una vez más la repercusión y la complicidad que tiene la sociedad cántabra con el Racing. «Es la excelencia», exclamó el entrenador. Antes, por allí pasaron sus paisanos Paquito, Paco Fernández, Marcelino García Toral e Iván Ania. Con todos hizo pleno la Patrona y sacaron adelante sus objetivos, tanto como que todos ellos hicieron historia con el Racing. A Rozada le toca ahora repetir algo así en un año atípico, en el que hasta las peticiones llevan restricciones.
No obstante, la Bien Aparecida ya está acostumbrada a que el club venga necesitado de casi todo y ahora que en lo económico parece que ha encontrado unos mecenas, se ceñirá en lo deportivo. Claro está, con permiso de lo más importante para lo que el presidente, Alfredo Pérez, pidió su parte. «No podemos olvidar pedir por lo que realmente nos tiene a todos preocupados, que no es otra cosa que la salud. Esta vez vamos a doblar las peticiones y dejarle un doble mensaje de ayuda a la Patrona».
Entraron todos en el Santuario. Los que profesan la religión católica y los que no. Respeto total. Algo que agradecieron tanto Basterra como Obregón, quien también al finalizar la eucaristía continuó de manera coloquial el discurso con algunos de los futbolistas. Salvo para los más antiguos, como el doctor Mantecón, la visita a Marrón fue la primera como racinguista. No para el capitán, Iván Crespo, al que se le preguntó por los objetivos y las dudas deportivas más que por la ayuda divina. «Nunca viene mal una manita», bromeó el cancerbero. «En un año tan delicado, qué mejor que pedirle un poco de ayuda para que todos podamos estar bien y las cosas salgan bien», añadió.
Y a la vuelta, todos derechitos para casa. No se pudo celebrar la tradicional comida en Hoznayo, en la que siempre aguarda el arroz con pollo y la merluza rebozada típica de este día. Una expedición de cuarenta es multitud. Eso sí que ha cambiado. Ojalá para mayo las cosas sean muy distintas y los abrazos que este jueves no se pudieron dar se den todos de una vez.
l presidente aprovechó el viaje a Marrón para pedir ayuda de todo tipo. «Este año atípico se nos juntan los mensajes. Por un lado, el de la parte deportiva, que es repetitivo todos los años. Pero también, como no podía ser de otra manera en este año tan atípico y convulso, pediremos por algo que se esta convirtiendo en habitual en nuestras vidas y es que nos dé salud». Pérez señaló que «es una lucha de todos». El máximo mandatario racinguista, como manda la tradición, solicitó la ayuda divina para «que nos dé toda la suerte y que nos apoye para conseguir el objetivo de ascender». No es de los nuevos, con la de ayer ya son tres las ocasiones que ha visitado el Santuario y en la primera se cumplieron sus deseos, pero en la segunda todo salió mal. «Se nos juntan las dos peticiones y ojalá se cumplan».
Aprovechó para pedir respeto y que siempre se repitan estos actos. «Al final estas tradiciones hay que respetarlas.Unos van a Begoña y otros a Covadonga,Nosotros subimos a la Bien Aparecida y todos necesitamos ese pequeño empuje. Una petición conjunta es buena. Hay que empujarlas y que se perpetúen siempre las tradiciones».
Al entrenador Javier Rozada, que conoce bien lo que significa subir a visitar a La Santina a Covadonga vivió este jueves una «experiencia positiva» al entrar en el Santuario de la Virgen de la Bien Aparecida. «No lo conocía y me habían hablado muy bien. Ha sido una experiencia muy buena. Ojalá nos pueda llevar con nuestro trabajo y nos dé la suerte que necesitamos para la temporada». Lo que ya conocía el asturiano es la importancia que tiene el Racing para los cántabros. «Ha sido un placer compartir emociones con gente racinguista y gente que siente esto de corazón.Ha sido una pena que no nos hayan podido acompañar más aficionados, pero sí ha estado con nosotros la gente que lleva muchos años y siente el racinguismo. Hilario nos ha dado un buen recibimiento.
Este club es lo que tiene, una repercusión enorme y es seguido y suscita interés para todos. Es tremendo lo que le interesa a la gente, por eso este año tenemos que estar a la altura. Es la excelencia porque es distinto a todos. Los dos sacerdotes nos transmitieron el racinguismo y hace que nuestra responsabilidad sea cada vez mas grande. Ojalá con nuestro trabajo y actos como este lo consigamos».
«Lo primero que se pide es salud para todos porque estamos en una época muy delicada. Que estemos junto y salgan las cosas bien. Ojalá podamos celebra el ascenso todos juntos. En lo deportivo, la verdad es que la pretemporada se ha hecho muy larga y necesitamos la adrenalina que da la competición. Estamos en la semana de la Liga y eso se nota. Tenemos ganas de conseguir el objetivo. Tenemos que convivir con el virus y al final es algo que debemos tratar como una lesión más y que forma parte del juego. La competición este año tiene un formato distinto, sin margen de error. No podemos dejar ningún punto por el camino». El capitán pidió calma porque la Liga aún no ha empezado, pero hizo autocrítica.«El vestuario está bien porque aún no hemos empezado.El Amorebieta nos superó el último día y nos puede servir como lección. La derrota nos vendrá bien para apretar y espabilar. En lo personal tengo hasta más ganas que otras veces porque vengo de una temporada muy mala, tanto a nivel individual como en lo colectivo.Cada vez me queda menos y quiero disfrutar y mejorar. No me planteo que sea la última temporada, ni hago planes a largo plazo».
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