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Casi inédito. Habrá pocos precendentes de derbis en Segunda B con casi 16.000 espectadores en las gradas. La asistencia a los Campos de Sport durante el partido que enfrentó al Racing y a la Gimnástica ha sido motivo de admiración en todo el ... país. El duelo cántabro suscitó una repercusión similar a los míticos entre los dos equipos asturianos más importantes, Oviedo y Sporting de Gijón, pero en el caso del derbi vecino siempre se dio en Primera y en Segunda División, nunca en una categoría tan modesta. La ausencia de incidentes, la confraternización de las aficiones, la comida de hermandad y el buen talante social de las dos entidades arroja un resultado más que positivo. Después de casi tres décadas -27 años, concretamente- el fútbol cántabro sirvió de ejemplo. En el campo ganó el favorito en las quinielas, pero más justo que nunca y con un solitario gol envuelto en cierta polémica y que se recordará para siempre.
Asistencia
El éxito más sonoro -casi sin comparación en España- que se extrae del derbi del pasado sábado es la capacidad de reunir a casi 16.000 espectadores en El Sardinero que tuvo el partido. Resulta realmente significativo que dos equipos de Segunda B puedan congregar una entrada de esta magnitud, un hecho del que se hizo eco la gran mayoría de los medios de comunicación del país. El arraigo social, la rivalidad entre los dos clubes y el cariño histórico conjugaron una jornada para recordar. Probablemente el partido se aprovechó del oportunismo histórico existente; el último precedente databa de hace 27 años y las aficiones tenían ganas de disfrutar de algo así. Se juntaron en el campo los que estuvieron en aquella ocasión y los que conocían la historia de oídas.
Sin violencia
Nada que declarar. El temor porque se produjeran incidentes entre las dos aficiones afortunadamente quedó en nada. El ambiente de cordialidad que se vivió durante toda la semana previa fue disipando ese miedo y dando protagonismo a los aspectos positivos. Ninguno de los dos colectivos realizó una declaración que pudiera perjudicar a su vecino y eso contribuyó a que los aficionados compartieran el espectáculo. Ni tan siquiera dentro del campo, una vez que los dos grupos estaban separados en las gradas, se produjeron cánticos deshonestos. «No olvidar que somos hermanos» rezaba en un cartel que colgaba de un puente de la S-20 y que daba la bienvenida a los aficionados de Torrelavega. La ausencia de duelos en los últimos 27 años apaciguó la posible rivalidad y aumentó las ganas de disfrutar.
Poca mezcla
Durante la comida de hermandad preparada por la Asociación de Peñas Racinguistas (APR) no se vio a mucho gimnástico. Al acto estaban invitados todos los aficionados, de ambos equipos, y sin embargo se vieron muchas bufandas verdiblancas y pocas blanquiazules. Las peñas de la Gimnástica ya habían anunciado que no acudirían de forma conjunta al acto, pero tampoco se animaron sus seguidores de manera individual. Se repartieron alrededor de 800 raciones de cocido montañés, pero las mesas ubicadas en uno de los vomitorios del estadio fueron ocupadas mayoritariamente por los locales. Aún así, los que asistieron fueron tratados con uno más.
Dando ejemplo
Los responsables de ambos clubes contribuyeron a que el ambiente fuera cordial. Los actos a los que acudieron juntos y sus declaraciones ayudaron a que las hinchadas se respetasen aún más. Ambos se vieron antes de comenzar el partido y aprovecharon el improvisado comedor que la APR montó en el estadio para realizar la comida de 'directiva' tan famosa en otros duelos. Otros dirigentes como el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, también se decantaron por destacar el 'buen rollo'. «Hoy no pierde nadie, todo queda en casa».
Menos de lo esperado
La proximidad entre Torrelavega y Santander impidió que el desembarco de seguidores de la Gimnástica reportara un beneficio mayor a los hosteleros de la capital. La gran mayoría de los aficionados apuraron para llegar a la hora del partido y los locales del centro de Santander o los cercanos al campo no completaron un gran día de trabajo. Cañadío o Tetuán, dos de los lugares a los que las aficiones suelen acudir cuando visitan Santander aparecieron casi desiertos. Se quedaron con las ganas.
Ganó el favorito, pero por poco
El partido lo ganó el favorito, el Racing. Todas las quinielas apuntaban a que el conjunto santanderino sería el ganador de la contienda; por exigencia, plantilla, presupuesto y estructura los verdiblancos eran los elegidos para llevarse el triunfo incluso por sus propios rivales. Ambos equipos necesitaban ganar, cada uno para conseguir sus objetivos, pero el Racing era el que tenía la presión. Los de Iván Ania jugaban en casa y eran los líderes del grupo y todas las opiniones les colocaban como favoritos. Cumplieron, pero con más apuros de los esperados y por la mínima.
Partido aburrido
No se recordará el derbi por su atractivo futbolístico. Apenas brilló el fútbol y se vio un partido muy trabado, táctico y carente de imaginación. El Racing quiso, pero no pudo y la Gimnástica, por su parte, cumplió muy bien con su cometido y sólo una jugada desafortunada le impidió sumar. Lo más justo, probablemente, habría sido un empate porque los torrelaveguenses terminaron haciendo méritos para ello. Al partido y a los jugadores les superó la tensión y el temor al error y los espectadores fueron los damnificados. El Racing mostró su peor versión de la temporada y cuajó la actuación más pobre en El Sardinero.
Cuatro jugadas polémicas
Como todos los derbis, el partido dejó jugadas para la historia. Detalles que se recordarán para siempre. El primero, el único gol que subió al marcador. Fue obra de Óscar Gil, pero los gimnásticos sostienen que el vasco golpea con la mano el balón. Difícil de ver para el árbitro, pero las imágenes posteriores demuestran que pudo haber infracción. Además, una posible caída de Lombardo en el área de la Gimnástica y otra de Dani Segovia fueron susceptibles de acabar en penalti. El colegiado no lo vio así, pese a las protestas de la grada verdiblanca. La otra polémica apunta a la posible tarjeta roja por agresión que pudo ver Camus por un presunto cabezazo a Cejudo que acabó con una ceja rota y varios puntos de sutura en la frente del cordobés.
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