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Esta semana llegaba a la redacción de El Diario Montañés una carta. «A la atención de los redactores de Deportes». No era sorpresa. De vez en cuando llega a la recepción el sobre de Enrique. Con su análisis de la situación verdiblanca, documentado con su ... particular dossier de prensa, en unos cuantos folios escritos con rotulador y a cuerpo 32, por lo menos. No todo iba a ser matar al mensajero. Pero, a lo que vamos. En su texto, Enrique, cuando se refiere al partido de esta tarde, repite una y otra vez los mismos calificativos: «Mítico». «Histórico». Y, sí, el Racing y el Zaragoza responden a esos adjetivos. 102 temporadas en Primera División cuelgan del palmarés de ambos. Sin embargo, son palabras que hablan del pasado, en pretérito. Son históricos y míticos para aquellos que ya son más mayores que los futbolistas y empiezan a tener la misma o más edad que los entrenadores. Esos que, así de memoria, se acuerdan de los Cedrún, Belsué, Solana, Aguado, 'Paquete' Higuera, Poyet, Nayim, Pardeza. También del cántabro Geli, claro. Y de Víctor Fernández en el banquillo. Ahora y entonces. Si el Racing anda desde 2012 fuera de la élite, el equipo maño lleva uno menos. Más de una década de penar. De ahí la importancia del choque de hoy. Porque, aunque el ascenso no sea una obligación en El Sardinero y falten meses para la evaluación final, el racinguismo quiere devolver, cuanto antes, su mito a la realidad. Y todo pasa por tardes como la de hoy.
Ambos llegan a la cita tras sendas derrotas que no empañan un gran inicio de campaña. Los cántabros son terceros y los aragoneses, cuartos, sólo un punto por detrás. Espadas en alto. Aunque no es un escenario que se le dé especialmente bien a los verdiblancos, que la última vez que ganaron lo hicieron con goles de Schürrer y Bestchasnyk. Ayer por la tarde.
Una Romareda, por cierto, que también vivió momentos mejores en el pasado. Con un césped que compite en deterioro con el de los Campos de Sport y con una grada tirada abajo por las obras de cara al Mundial de 2030. Así, los aficionados verdiblancos se verán a cuentagotas por las plateas. El efecto ambiental, también en contra.
Pese a la derrota contra el Cartagena, no está previsto que José Alberto vaya a tocar mucho el once. Tampoco fue un desastre el último partido. La línea continuista parece el camino a seguir. Como mucho, algún que otro cambio de cromos. El más evidente parece el de la mediapunta. Después de darle la oportunidad a Jeremy frente al conjunto murciano, tiene pinta de que el míster devolverá el puesto a Pablo Rodríguez.
Y luego, tal vez, por aquello de gestionar vestuario y egos, dos posibles modificaciones hombre por hombre. Saúl García podría entrar en la izquierda por Mario García. O no. Pero es una posición en la que los competidores están más a la par.
Algo que podría suceder también en la delantera, donde la plantilla cuenta con dos futbolistas de absolutas garantías, pero en este 4-2-3-1 sólo puede jugar un futbolista. Así que, igual le da al entrenador por darle la oportunidad a Karrikaburu en punta y dar descanso a Juan Carlos Arana.
Son conjeturas. Todo está dentro de la «procesadora» que tiene José Alberto «24 horas al día en la cabeza». Lo que está claro es que es vital pasar página de la derrota anterior. En la rueda de prensa de ayer, el míster analizó al equipo maño: «Creo que ha mejorado la plantilla con respecto al año pasado. Se ajusta más a lo que suelen ser los equipos de Víctor, que tienen mucha capacidad para ser verticales. Destacaría las transiciones defensa-ataque, son capaces de correr y con dos puntas de mucho nivel. Ahí, las vigilancias van a ser importante de cara al partido de mañana -por hoy-».
Precisamente, gran parte de las miradas de los racinguistas irán dirigidas a esa delantera maña. Porque ahí destaca uno de Unquera. Un Mario Soberón que está siendo una de las sensaciones -que no sorpresas- de este arranque de la temporada. Con cinco tantos, el cántabro secunda a Andrés Martín en la clasificación actual de máximos goleadores.
De todos modos, cómo ha cambiado la película en el racinguismo, que en apenas siete jornadas ya se ha normalizado la idea de que este equipo aspira a luchar por el ascenso, lo que le da aún más aliciente a una cita como la de esta tarde en La Romareda. ¿Y lo bien que se vive sin tener que mirar todo el día el espejo retrovisor?
Así lo ve también Enrique en la conclusión de su misiva: «Ojalá asciendan Racing y Zaragoza esta temporada a Primera División, porque ya les toca después de tantos años en el ostracismo». Ya saben, la ilusión que persigue a todo verdiblanco de bien. De repente, vuelve la cordura. «Pero todavía es muy pronto para hacer de vidente, porque la Segunda División es muy larga y muy complicada». Eso sí, lo que tiene claro es que este Zaragoza-Racing es un «partidazo a la vista».
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