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Los jugadores verdiblancos alzan la copa en A Malata. LOF

Campeón de campeones

El Racing, superior al Andorra, se hizo en Ferrol con el título absoluto de Primera RFEF con dos goles de Cedric y uno de Patrick Soko

Viernes, 3 de junio 2022

Decía el míster del Andorra, Eder Sarabia, en sus redes sociales a lo largo de la tarde de ayer que «lo único malo del partido de Nadal es que tengo a más de medio equipo sin echar la siesta para la final». Viendo cómo llegó a A Malata el autobús del equipo del Principado, que parecía Pachá con ruedas y el escenario del partido, con unas gradas prácticamente vacías –decir que había trescientos aficionados quizá es ser demasiado buena persona. Y los que había, eran el 99 por ciento cántabros– en las que había más americanas y acreditaciones que bufandas y camisetas de los equipos contendientes, estaba claro que el campeón sería el que menos en broma se tomase una cita que, o la Federación le da una vuelta o seguirá siendo un mal chiste. El Racing fue mejor y, como tal, se convirtió en campeón de campeones. Como en la película de 1989. Lejos de casa y ante un rival de otro país. Lo importante es que la copa –la primera de la historia de esta categoría– se la llevó Gelín en el autobús. En su último viaje después de tres décadas guiando al equipo cántabro por las carreteras.

Racing

Parera, Unai Medina, Javi Vázquez, Bobadilla, Pol Moreno, Íñigo, Fausto Tienza (Sergio Marcos, min. 88), Pablo Torre, Arturo (Borja Domínguez, min. 88), Soko y Cedric (Manu Justo, min. 81).

3

-

0

Andorra

Ratti, Alti (Iván Gil, min. 60), Aguado, Héctor (Enri, min. 80), Carlos Martínez, M. Fernández (Vergés, min. 80), Molina (Bover, min. 60), Morer, Diego González (David Martín, min. 80), Martí Vilà y Pastor.

  • Equipo arbitral: Muñoz Piedra, del Comité Madrileño, asistido en las bandas por López de la Llave (Madrileño) y García Valín (Gallego).

  • Goles: 1-0, min. 23: Cedric. 2-0, min. 62:Cedric. 3-0, min. 80: Soko.

  • Amonestaciones Amarilla a Fausto Tienza, del Racing, y a M. Fernández, Molina y Héctor, Carlos Martínez, Pastor, y al entrenador, Eder Sarabia, del Andorra.

  • Incidencia: A Malata. Césped en aceptable estado, en una tarde nubosa pero agradable.

Guillermo Fernández Romo sí debió tomarse en serio el asunto, porque colocó sobre el terreno de juego a su equipo titular con la única variante de Javi Vázquez en el lateral izquierdo en sustitución del lesionado Satrústegui. Y luego estaba Pablo Torre, seguramente la persona para la que este partido era más especial. Alguien le llegó a aconsejar al de Soto de la Marina que se pensase lo de jugar. Que no arriesgase. El chaval no se quiso quitar la camiseta verdiblanca hasta el último día. Hasta el último minuto.

Tras un avance racinguista de primera hora, el choque entró en el guion previsto. Rondo del Andorra y el Racing a esperar. Eso sí, a ritmo de pachanga. Un disparo de Aguado que atrapó Parera y otro de Carlos Martínez que se marchó fuera supusieron los primeros intentos de llevarse la flamante copa. Pero mira por dónde, casi en la primera ocasión en la que el conjunto cántabro combinó la pelota, chicharro. Pablo Torre abrió de forma magistral hacia la izquierda a la subida de Javi Vázquez. El andaluz levantó la cabeza y vio a Cedric solo ante el defectuoso marcaje de la zaga. Se la puso. El nigeriano la amortiguó con el muslo y la enchufó a la red.

Eso fue en el minuto 23. El resto de la primera mitad es difícil de relatar. El Racing estuvo muy cómodo ante un Andorra como el segundo apellido del entrenador verdiblanco, pero al cuadrado: romo, romo. Mucho toque reiterativo en el centro del campo y ni un solo acercamiento a la meta de Parera. Lo más destacable, por feo, fue una dura entrada a destiempo y por detrás de Molina sobre Pablo Torre.

Tras el descanso, el equipo del Principado subió una marcha. De segunda, pasó a tercera. Lo de la intensidad se entendió mal sobre el terreno de juego. No había mucha tensión por el título pero sí se desató una tangana tras una falta de Pablo Torre sobre Aguado. El colegiado dio la ley de la ventaja y la acción terminó con ataque del Racing. Empujones y bronca. En medio del calentón, el equipo cántabro estuvo a punto de sentenciar. Pol Moreno salió con el balón desde la medular. Cedió a Pablo Torre. Y el central catalán, en lugar de quedarse a ver que pergeñaban sus compañeros, se sumó a la fiesta. El mediapunta, a Cedric. Y el ariete, de primeras, al desmarque de Moreno, que se quedó absolutamente solo ante Ratti. El portero tapó bien y al verdiblanco, fuera de sus labores habituales, se le hizo de noche. Al pecho del arquero.

Esas cosas son para los delanteros. 'Déjaselo a los especialistas', debió decirle Cedric a Pol Moreno unos pocos minutos después. El Racing robó en el centro del campo, Pablo Torre corrió. Con Arturo Molina a su izquierda. Con el nueve, a su derecha. El chaval tenía que elegir. Y optó por el africano, que no falló. La pegó al palo derecho de la meta andorranapara echarle el lazo a la copa.

Al equipo de Romo no se le suben los colores si tiene que cerrarse atrás y quitarse el balón de encima ante el acoso –nada agobiante, no se asusten– del rival. Es más, se siente como chon en pocilga. No muy lejos de aquí, allá por el mes de febrero, dio un clinic de resistencia en uno de los áreas de Riazor. El día en que todo encajó como un puzle sideral para que hoy coloquen el trofeo en una de las pobres vitrinas de los Campos de Sport.

Hasta el minuto 74 no hizo el entrenador madrileño su primer cambio. Llevaba tiempo preparado, pero entre que casi se lesiona Pol Moreno y que las posesiones del Andorra eran eternas, Marco Camus llevaba junto a la línea de cal más de diez minutos. Finalmente, el extremo sustituyó a Pablo Torre. Arturo Molina pasó a la mediapunta. Menos mal que el de Soto de la Marina tuvo su despedida en los Campos de Sport. En casa. Porque lo de ayer era más frío que la gasolinera de Quintanas de Hormiguera un 15 de enero cualquiera. Al menos el chaval se pudo marchar con un selfi con una copa.

El Andorra desesperó por su incapacidad para hacer daño a un Racing que ya saboreaba el triunfo final. Aunque en el 84 David Martín disparó a portería, pero el balón golpeó en Pol Moreno antes de marcharse fuera. El equipo del Principado se olvidó de defender y el conjunto cántabro le pilló en pelotas. Soko, el ser humano más rápido ayer en todo Ferrolterra se encontró con todo un pasillo para encarar al meta Ratti. Pudo fusilar, pero prefirió hacerlo bonito.

Regateó al argentino por su pierna mala e hizo el tercero para decir adiós al club verdiblanco certificando el título. Aunque no había muchas gargantas, ahí comenzó a escucharse el «campeones, campeones» en A Malata. El camerunés todavía tuvo otra en el tiempo añadido, con un cabezazo manso que atrapó el arquero rival. Sus lágrimas al término del choque dieron cuenta de que tampoco era una cita cualquiera para él.

Ahora sí, los futbolistas ya pueden sacar el bañador de la maleta, cambiarse las botas por las chanclas y ponerse un poco de protector solar. El descanso se lo han merecido. Y la copa metálica, que la sustituyan por un mojito o una caipirinha. El verano ya llegó. Comienza la cuenta atrás para el retorno.

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