Hay cosas que no cambian

A los que el año pasado estaban en la clase de Primero RFEF y este curso han pasado a Segundo, este domingo les tocaba leer en los Campos de Sport las típicas redacciones de qué han hecho este verano. A ver si han aprovechado el tiempo o si las verbenas de los pueblos les han pasado factura. Pero en este equipo da igual. Hay cosas que no cambian. Se pueden pasar todas las mañanas del verano repasando los cuadernos de Rubio o los de Vacaciones Santillana. Así, con letra redondeada y apretando bien con el lápiz. «No perderás en los últimos minutos». Cincuenta veces. Cien. Nada, que no entra en la cabeza. Como sucedió tantas veces en la anterior experiencia en Segunda División. También en el estreno liguero. Llega un Villarreal B que no lo merece y te gana en el noventa pasado. Vaya forma de estropear una bonita tarde de regreso al fútbol profesional.

El primer día de la temporada siempre es especial. Más aún si viene después de un ascenso. En manga corta –que el invierno en El Sardinero siempre es largo–, llega el momento de los reencuentros. A ver cómo le ha ido al colega de asiento. Y, sobre todo, a ver qué le parece el equipo. «Déjame ver el partido de hoy y a eso de las siete y media te cuento», le decía un seguidor en Tribuna Central a su compañero de penurias –y alguna alegría– desde hace un par de décadas. Las han visto de todos los colores.

Con Guillermo Fernández Romo, la primera jornada de Liga es en la que ya se ve seriamente el arranque de los procesos. Empezaron el 5 de julio, pero el 14 de agosto el público ya tiene pruebas verdaderas para analizar lo que viene. Y en este inicio, el madrileño, amante de la rutina y la continuidad, eligió el once sobre el que irá trabajando en el futuro y a la espera de lo que pueda llegar en lo que queda de mercado veraniego. En la meta, Parera continúa con la confianza intacta del míster; en la zaga, lo previsto a la espera de que Germán se ponga a tono;en la sala de máquinas, lo conocido: Íñigo Sainz-Maza y Fausto Tienza; en la línea de tres cuartos, Arturo Molina le ganó la partida a Alfon por la derecha, con Juergen Elitim en la mediapunta e Íñigo Vicente, en la izquierda; y en la punta, de momento, ventaja para Matheus Aiás. Siete del bloque del ascenso y cuatro incorporaciones.

El primer día es también el de los nervios. El de evitar errores para no empezar con mal pie. El Racing salió intenso. Pero también tenso. Y ahí el equipo de Romo entra en un hábitat en el que no se siente cómodo. El correcalles. El no tener el control de la situación. Ahí fue cuando aprovechó el Villarreal B para tener su primera ocasión. Una volea cruzada de Tasende la repelió en estirada Miquel Parera. Ya se coló un espabilado entre semana en los Campos de Sport. Con ese gol, suficiente. Cierren la puerta.

Veinte minutos tardó el Racing en tener su primera ocasión. Con una grada agradecida, rugiendo en cada robo de balón, un pase bombeado de Juergen le cayó en el área, escorado, a Matheus Aiás, cuyo remate lo sacó a córner el meta Jörgensen junto al primer poste. El propio delantero brasileño, en una fantástica pared de nuevo con el mediapunta colombiano, disparó, aunque flojo. Entre estos dos se lo guisaban y se lo comían y después fue el de Cartagena de Indias quien testó al arquero sueco. El aumento de protagonismo de Juergen fue inversamente proporcional a la pérdida del mismo por parte del filial groguet. Cuando mejor estaba el Racing llegó la parada para el refresco. El bar, con 'b'.

El trago de agua aplacó en parte el arreón cántabro, aunque también hizo empequeñecer aún más a un equipo visitante en peligro de extinción. Casi desaparecido. A Íñigo Vicente le hicieron el pasillo junto al vértice derecho del área del Villarreal B, pero el disparo del de Derio se fue a Cueto. Marco Camus y Alfon calentaban ya hacía un rato en la banda. Se venía profundidad para la segunda parte. Poco más sucedió antes de que el choque se fuese al descanso. Llegar con empate a cero no era una mala noticia del todo. Los nervios ya se podían dejar en el saco de la ropa sucia, en el vestuario.

Lo de meter verticalidad en las bandas se quedó a medias. Porque sí, Marco Camus entró en la banda izquierda en sustitución de Íñigo Vicente. Y dos minutos después de arrancar la segunda mitad, aunque por lesión, se fue al vestuario el extremo diestro, Arturo Molina. Sin embargo, su sustituto fue un lateral:Dani Fernández.

Este debe ser el año de Camus. El chaval puso velocidad por el carril zurdo, llegó al área y la puso fuerte, pero no encontró quien aceptase el regalo. Y de las botas del santanderino salió el siguiente acercamiento verdiblanco. Esta vez probó fortuna. Jörgensen despejó y Matheus, en el rechace, estrelló la pelota de nuevo en el portero. Más allá de las arrancadas del canterano, el partido estaba sosete. Un tiro flojo de Haissem lo detuvo sin problemas Parera.

La Gradona empezó a acordarse de Cedric y de los presuntos problemas digestivos del guardameta visitante. A Matheus se le subieron los gemelos y los astros se alinearon para el hispano-nigeriano cuando Romo le llamó. El «Cedric is on fire, el portero está cagado» subió de volumen. Se escuchó hasta en La Albericia.

Puede que el ariete saliese con las cerillas y la garrafa de gasolina, dispuesto a incendiar los Campos de Sport, pero a sus compañeros sí que les empezaba a fallar ya el fuel. El que le debía suministrar balones, un agotado Juergen, fue sustituido por Aldasoro. Una declaración de intenciones de un Romo que apostaba ya por no perder lo remado hasta el momento. El cambio no le sentó nada bien a un Racing que perdió consistencia en defensa e ideas en ataque. Y presencia, mucha presencia. Para más problemas, a Unai Medina se le subieron las bolas hasta el cogote y los verdiblancos iban a jugar los cinco de añadido casi con uno menos.

Y sí, pasó lo que suele pasar en estos casos. Ese mal que parece crónico en el Racing en Segunda División. Quizá sea la maldición del Chutismo. El club debería haber solicitado hace tiempo que sus encuentros terminen siempre, siempre, en el 90. Minuto 91, gol del Villarreal B. Íñiguez aprovechó un rechace y la pérdida de concentración generalizada para llevarse a Castellón un botín que ni siquiera había merecido su equipo.

Así todo, el equipo verdiblanco pudo arreglar el estropicio. Con Unai Medina cojeando por el campo y Pol Moreno de delantero, Aldasoro recibió en el área, delante del portero, pero al vasco se le hizo de noche. Así que, a oscuras, tiró a dar al muñeco. Ycon el equipo verdiblanco moribundo, el tanto de Arana, con un disparo fuera del área, no hizo sino hacer más doloroso el sopapo.

Porque el Racing no mereció perder. Estuvo nervioso, pero con ganas. Estuvo intenso, aunque a veces impreciso. Y le faltó, y mucho, pólvora. Eso, y acierto del entrenador en la última sustitución. El 0-0 sabía hasta rico. Cómo cambia la película de empezar con un esperanzador empate a arrancar la competición con una sonora derrota. Decía la pasada semana el presidente del Comité Técnico de Árbitros de la Federación Española, Luis Medina Cantalejo, que esta temporada podría haber partidos con hasta quince minutos de añadido... Verás tú, cómo vamos a sufrir... Qué poco dura la alegría en la casa del Racing. Ya saben, la receta de siempre:caer y levantarse.

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