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Cuando uno se va de vacaciones, se supone que vive un momento feliz. Eso sí, siempre y cuando se vaya con los deberes hechos. Y en el caso del Racing, lleva tanto trabajo atrasado que ni estudiando todas las navidades puede que le dé para remontar. Porque es un alumno incapaz.
Cristóbal Parralo continúa aporreando botones del teclado que le han dado, a ver si suena la flauta. El técnico cordobés recuperó a Figueras en el centro de la zaga tras su partido de sanción. Junto a Alexis. Le dio una nueva oportunidad en el doble pivote a Mario Ortiz en detrimento de Dani Toribio y arriba colocó esta vez a David Rodríguez. Nuha, a la grada. El rendimiento de los delanteros es tan bajo que el míster ya debe echar a suertes el puesto de nueve. Yoda, el máximo goleador verdiblanco, llegó para disputar el encuentro.
Racing
Luca, Buñuel, Moi, Alexis, Figueras, Sergio Ruiz, Mario Ortiz, Yoda (Nico Hidalgo, min. 62), Cejudo (Barral, min. 74), Enzo Lombardo y David Rodríguez (Jon Ander, min. 65).
1
-
1
Oviedo
Nereo, Arribas, Carlos Hernández, Sangalli (Lolo González, min. 67), Christian Fernández, Bárcenas (Mossa, min. 87), Nieto, Jimmy, Borja, Tejera y Ortuño (Ibra, min. 73).
Equipo arbitral Muñiz Ruiz (Gallego); Asistente 1, Díaz González (Gallego); Asistente 2, Blanco Rodríguez (Gallego); Cuarto, Ramo Andrés (Aragonés); VAR, Iglesias Villanueva (Gallego) y AVAR, Ramos Ferreirós.
Goles 0-1, min. 14: Nieto. 1-1, min. 39: Figueras.
Amonestaciones Amarilla al local Moi, en dos ocasiones, y a los visitantes Nieto, Arribas, Nereo, Ortuño y Tejera, este en dos ocasiones.
Incidencias Campos de Sport de El Sardinero. Césped en regular estado, en una noche desapacible. 14.537 espectadores en las gradas según los datos aportados por el club.
Este Racing es capaz de hacer pensar al personal, de siete en siete días, cosas diametralmente opuestas. Si los 70 primeros minutos frente al Fuenlabrada abrieron un claro de esperanza entre los nubarrones, la pifia de Zaragoza volvió los ánimos de todo el mundo al lodo. Este sábado el equipo de Cristóbal salió valiente, incluso mejor que su rival. Pero ya se sabe. Aunque la empresa energética de los patrones del club repartiese gorros verdes de Papá Noel en las plateas, no hay partido sin apagón en los Campos de Sport. Cejudo y Enzo Lombardo ya empezaban a sacar de sus casillas a los zagueros visitantes, pero una pérdida de balón de Sergio Ruiz en el centro del campo trajo la primera ocasión del choque. Para el Oviedo.
Pero sí lo hizo unos minutos después. Nieto entró en el área como quiso. A los defensas verdiblancos sólo les faltó ponerle una alfombra. Debieron pensar que con el césped ya era suficiente. Y su disparo, centrado, se coló hasta dentro. Hala, a remar. La renta asturiana no aumentó cinco minutos después por el canto de un duro. Otra vez, la más absoluta dejadez en la retaguardia racinguista. Y Borja reventando el balón contra el lateral de la red.
Enzo Lombardo se trasladó entonces a la mediapunta. Una genialidad de alguno de los trescuartistas parecía la única manera real de hacer daño.
El partido empezó a languidecer porque el Racing no podía y el Oviedo, con ventaja en el marcador y con un contrincante que le hacía poco más que cosquillas, simplemente no quería. El equipo cántabro dominaba porque alguien tenía que tener el balón, pero no pasaba a las cercanías del área asturiana. Y así, lógicamente, es imposible.
Moi, de un despeje a la desesperada, forzó un córner. Petróleo. Con Cejudo preparado en la esquina y los jugadores ubicados en el área, un aficionado de Tribuna Central le comentó a su vecino de asiento: «
El Oviedo tampoco está para muchos alardes y en la segunda parte optó por ceder aún más la pelota y confiar su destino a alguna contra. Mientras, a los de Cristóbal les costaba un mundo hacer daño en ataque. Un centro de Moi desde la izquierda lo cabeceó, flojo, Alexis a las manos de Nereo. Poco después, Cejudo lo intentó con un disparo lejano que atrapó el meta. Hacía falta un poco más. Con eso no bastaba. David Rodríguez en la delantera es como el tren de 'El Milagro de P. Tinto'. Todos los días se le espera, pero nunca pasa. Será cosa de la catenaria. Bárcenas fue el único que llevó algo de peligro a Luca en esos primeros compases de la segunda mitad.
Más allá de las perennes dudas defensivas, hoy algo menos evidentes, el Racing era mejor que el Oviedo.
De paso, el VAR le iba a dar una gran alegría al Racing. Una falta de Tejera que parecía quedarse en una cartulina amarilla iba a cambiar el encuentro. Tras mostrar la primera amonestación, el árbitro escuchó algo por el pinganillo y se fue a la banda a mirar el monitor. Rectangulito con las manos y a buscar. ¿Dónde está el 20? Bolaño (es decir,CristianFernández) se va corriendo al árbitro.Desaforado.Amarilla para él. Y el 20, a la calle. Era el minuto 65. Si el Racing no era capaz de ganar el partido con esos condicionantes, quizá resultara rentable retirarse de la competición. Dejar de sufrir. Y, visto lo visto...
A partir de ahí, al Oviedo no le quedó otra que arañar segundos al reloj y defenderse ante un rival sin demasiado mordiente, pero esta vez con muchas ganas de hacer sangre. Cristóbal retiró a David Rodríguez y dio entrada a Jon Ander. La ambición con botas. Mario Ortiz, tras un rechace, estuvo a punto de marcar. La pelota se fue susurrando el poste. Poco después, Cejudo dejó su sitio a Barral.
El Racing dejó de apretar el cuello carbayón y dejó coger aire a su rival, que incluso tuvo una ocasión por medio de Ibra. El delantero, a la media vuelta, testó la atención de Luca, que detuvo el tiro. La tuvo Nico Hidalgo para haber puesto el partido en franquicia. Un balón colgado al área por Buñuel lo tocó Barral de cabeza y la volea del granadino se marchó alta. Lo tenía todo a su favor. Como el Racing. El equipo cántabro había comenzado a mover el árbol, pero no caía nada. Un disparo de Sergio Ruiz dentro del área, se fue muy centrado a las manos de Nereo.
Pero el Racing es pobre de pedir. Incapaz. Hasta se autolesiona. Moi, único futbolista verdiblanco amonestado, perdió un balón en campo rival y lo mejor que se le ocurrió fue agarrar a Borja. Adiós a la superioridad numérica con los cinco minutos de añadido aún por delante. En lo futbolístico no hubo nada más. Otro triste empate. Sólo un posible penalti reclamado por el Oviedo que soliviantó a Javier Rozada, al que Bolaño tuvo que agarrar para que no llegase a encararse con Muñiz Ruiz. Pero antes, la afición racinguista volvió a señalar. «Chuti, vete ya». Esta vez la bala del cambio de entrenador ya está gastada, en vísperas de que arranque el periodo en el que el director deportivo vuelve a tener incidencia directa en el equipo. Quizá el mensaje de la grada esta vez vaya directamente al presidente, Alfredo Pérez.
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