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Los jugadores del Racing celebran uno de los goles marcados en el Cerro del Espino.

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Los jugadores del Racing celebran uno de los goles marcados en el Cerro del Espino. Jorge Ropero
Fútbol | Racing

El ascenso, en capilla

El Racing gana al Rayo Majadahonda con un triplete de Pablo Torre en un partido de gran carga emocional y será campeón este domingo si el Deportivo pierde frente al Talavera

Sergio Herrero

Majadahonda

Sábado, 23 de abril 2022

Ganar y esperar. Este domingo, a eso de las dos de la tarde, puede haber desenlace. O no. O tal vez. Tómense las rabas y el blanco tranquilamente y después ya se verá. El Racing ha hecho este sábado en Majadahonda lo que tenía que hacer. Vencer al Rayo Majadahonda en un partido con una gran carga emocional. Y con un triplete casi de despedida de Pablo Torre. El único Champagne que hubo en el Cerro del Espino fue Nereo, el portero suplente del cuadro majariego. Pero el racinguismo se ha permitido cantar por primera vez el «campeones, campeones». La botellita burbujeante manténganla en la nevera y no la pierdan de vista. Dentro de un ratuco, o dos, les puede hacer falta.

Rayo Majadahonda

Álvaro Fernández, Casado, Álvaro Vega, Bernal, Néstor Susaeta (Mawi, min. 56), Juanjo Sánchez (Mario, min. 74), Cristian Pérez, Osei (Manny Alexander, min. 74), Borja González, Héctor Hernández (Nando García, min. 56) y Albiach (Clau Mendes, min. 56).

2

-

4

Racing

Parera (Lucas Díaz, min. 74), Unai Medina, Satrústegui, Pol Moreno, Bobadilla, Íñigo Sainz-Maza, Fausto Tienza, Soko (Álvaro Bustos, min. 69), Arturo Molina (Mantilla, min. 87), Pablo Torre (Borja Domínguez, min. 69) y Cedric (Manu Justo, min. 87).

  • Equipo arbitral Ruiz Álvarez, del Comité Asturiano, asistido en las bandas por Novoa Hernández (Asturiano) y Antolín Pérez (Andaluz).

  • Goles 0-1, min. 40: Pablo Torre, de penalti. 0-2, min. 50: Arturo Molina. 0-3, min. 53: Pablo Torre. 1-3, Clau Mendes, min. 64. 1-4, min. 68: Pablo Torre, de penalti. 2-4, min. 71: Clau Mendes.

  • Amonestaciones Amarilla a los locales Cistian Pérez, Bernal, Mawi, Manny Alexander y Álvaro Vega, este último en dos ocasiones y al visitante Lucas Díaz.

  • Incidencias Cerro del Espino. Césped en bue estado en una tarde fría, ventosa y con lluvia intermitente.

Guillermo Fernández Romo se trajo a Majadahonda la pizarra tal y como la dejó la jornada anterior en los Campos de Sport. Con los mismos once nombres. Seguro que ya se los saben. Rutina y continuidad. Su guardia pretoriana hasta que el ascenso sea un hecho irrefutable. Y eso que en esta temporada de estreno de la Primera RFEF están pasando tantas cosas que es trabajo científico hacer cuentas.

El míster seguramente no contó, en su análisis previo del encuentro, con el fuerte viento en el Cerro del Espino. Quizá tampoco es algo vital para un equipo que ha hecho el concepto de adaptación de Darwin su libro de estilo. Hierba artificial, campos pequeños, aire desatado... Entre Cedric y Soko se cocinaron una acción fantástica. Sólo falló el desenlace. El nigeriano habilitó la carrera del camerunés con un soberbio taconazo. El extremo dejó a su marcador en la estacada y sirvió de nuevo a su compañero, cuyo remate, alto, fue un horror. Los locales respondieron con un remate de cabeza de Susaeta que no encontró portería.

El Racing, con todas las bolas de torneo del mundo y la confianza por las nubes, optó por imponer su ritmo. Ya llegaría el momento de someter al rival. Y pudo hacerlo pasado el cuarto de hora si Álvaro Vega no le hubiese quitado de la cabeza a Cedric un centro desde la derecha de Unai Medina.

Como al equipo cántabro le sale prácticamente todo, la segunda ocasión de verdad vino después de otra acción genial. Pablo Torre, en campo propio, hizo una pared fantástica –tacón incluido– con Fausto Tienza. La pelota acabó en la banda derecha donde corría Patrick Soko. Y el centro del camerunés lo remató Íñigo, cerca del poste.

Pablo Torre tiene imán. Para el balón. Para la afición. Ytambién para los golpes. Álvaro Vega la tomó con el chaval. Primero le sacudió una patada al tobillo. Amarilla. Pocos minutos después, en una carrera en paralelo, le soltó el codo a la cara. A la calle. Era el 37 y apenas pasaron dos más, pero al Rayo Majadahonda le cayó el cielo sobre su cabeza. En la falta de la expulsión, fue el propio canterano racinguista el que colgó al área. Satrústegui, listo, tocó lo justo la pelota loca para que se le llevasen por delante. Penalti. Cedric quiso engrosar su cifra goleadora, pese al último error en Villaviciosa de Odón. El chaval llegó y le dijo que quería rematar la faena. Como en el partido de ida. Su ratuco de gloria. El nigeriano claudicó ante la confianza del chaval, que sacó la chistera. Quizá no sabe quién fue Panenka, pero sí sabe imitar al exfutbolista checo. 0-1. Al descanso, todo se ponía de cara, más aún, para los verdiblancos.

Eso sí, a Pablo Torre la osadía de revolucionar el encuentro le iba a costar cara. Después de la brasa que le dio Borja González durante los últimos minutos de la primera parte, luego, ya superado el intermedio, se llevó otra patada, pegado a la banda, de Cristian Pérez. Tercer caramelito de limón por acciones contra el chaval.

El verdadero castigo para los majariegos se lo iban a llegar con el segundo tanto racinguista. Un gran pase de Cedric dejó a Satrústegui sobre la línea de fondo. Su centro acabó, tras varios rebotes, en poder de Unai Medina. Su remate a bocajarro lo sacó un zaguero sobre bajo el larguero. Arturo Molina sacó la caña, recogió carrete para empalar el rechace y ponerle prácticamente el punto y final a los deberes verdiblancos.

Pablo Torre se iba a vengar, además, de forma particular. El despeje de Pol Moreno fue un auténtico caramelo. El de Soto de la Marina, con un gran desmarque, se quedó solo ante Álvaro Fernández. Y como la clase se le sale dentro de sus nuevas botas blancas, batió de vaselina al resignado guardameta. Éxtasis verdiblanco en el Cerro del Espino.

El exultante Racing le hizo un rondo a un hundido Rayo Majadahonda. Su entrenador, mosqueado, hizo tres cambios de una tacada en el frente de ataque. A lo que Romo iba a responder con la entrada de Álvaro Bustos y Borja Domínguez. Sin embargo, ambos tuvieron que esperar.

Porque el equipo cántabro tuvo un momento de relax. Un día tiene el obrero, dicen. Íñigo perdió un balón en el centro del campo, la zaga no tuvo la concentración necesaria y Clau Mendes remató en el área pequeña para recortar distancias. El espigado atancante se llevó por delante a Parera, pero el colegiado lo único que señaló fue el tanto local.

Romo le dio el OK a las sustituciones, pero en el otro área, Cedric fue derribado. Pablo Torre volvió a convencer a Cedric e hizo un gesto al banquillo. «Espera, espera», le dijo al míster. Quería el 'hat-trick'. Un anglicismo compuesto por las palabras «sombrero» y «truco». Ideal para el mago. El chaval marcó y se marchó ovacionado.

La euforia del trabajo bien hecho y de lo cerquita del objetivo hizo mella de nuevo en la intensidad racinguista. La banda izquierda hizo aguas de nuevo. Y Clau Mendes le volvió a ganar la partida a la zaga. 2-4 y Romo enfadado como si fuese perdiendo. Una acción en la que Miquel Parera dijo 'basta' y tuvo que ser sustituido.

El partido ya no tuvo mucho más. El conjunto local, desesperado para meterse contra todo pronóstico en el partido ante un Racing que se puso serio para guardar la renta. Aunque Cedric pudo ampliar la brecha tras plantarse solo en el área, pero el tiro del nigeriano se marchó demasiado cruzado. El míster dio entrada a Manu Justo y Mantilla para cerrar definitivamente. Eso sí, no iba a ser pronto, porque el colegiado añadió ocho minutos.

Lo dicho, este domingo al Racing le toca ser como el gato de Schrödinger. Si pierde el Deportivo en Talavera, el equipo cántabro será campeón. Si los gallegos ganan, habrá que esperar al menos una semana más. Si empatan, pues habrá que preguntarle al Juez de Competición, porque según lo que decida con respecto a la alineación indebida del Bilbao Athletic, el ascenso puede que sea una realidad. O puede que no.

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