Del doce en el campo al dos en el banco

El 'gallego' rebobina y recuerda cuándo le llegó la hora:«Era un lunes por la mañana y el equipo ya no tenía entrenador. Estaba tocado por las cinco derrotas seguidas». Sin colgar el teléfono, José Alberto y él dijeron que sí. «Conocíamos al equipo, lo habíamos visto en directo cinco o seis veces; competía bien, pero los resultados mandan», continúa el técnico. Maleta, coche y para Santander. Sobre la marcha. «Nos encontramos unos jugadores tocados por las derrotas, porque se había ido un entrenador, pero dos semanas después veo un equipo con más compromiso y con más alegría», defiende Pablo Álvarez.

Su prudencia le lleva a ser cauto. Quizás por eso reconoce que en Cartagena «salió bien y siempre el primer día se planta algo distinto cuando se llega, pero lo importante es que salga bien en el último partido. No solo en el primero». Allí el Racing pareció otro;rápido, agresivo y sobre todo, efectivo. Marcó tres goles y convenció, pero se cuida de no desprender euforia. «Cada entrenador tiene una idea; nosotros tenemos una y nos fue bien en segunda y la vamos a defender», insiste, aunque a su teoría le invade el pragmatismo de «los resultados, que son los que dicen si lo que haces está bien o no». No obstante, no se esconde y anuncia –como ya se ha podido ver– «un Racing que acose, que apriete, que sea agresivo para ganar los partidos». Con eso no quiere echar por tierra otros planteamientos más conservadores, como el que tenía este equipo antes de que llegase el nuevo cuerpo técnico. «Ahí está el Burgos, que como el Racing hacía muchas cosas bien y tiene 35 puntos». Admite que la falta de gol es alarmante, pero está convencido de que «los jugadores tienen mucho más gol, pero lo que hay que hacer –y añade unas posibles soluciones– es llegar con más gente y llegar en mejor situación». Está convencido de que «hay muchos partidos y terminarán llegando» y rápidamente defiende lo que sí se hacía bien, como que «si el Racing estuvo diez partidos sin perder –en realidad perdió uno en medio– es porque también hacía cosas bien».

Firma el mismo discurso que ya publicó su 'jefe' y desde que han llegado a Santander andan «analizando la plantilla y sacando información». A la gran mayoría de jugadores «ya los conocíamos», insiste, pero «hay que saber qué nos pueden dar, quiénes pueden tener alternativas, quiénes pueden jugar con estos registros o con otros».

Que a José Alberto y a Pablo Álvarez les gusta atacar algo más que lo que hacía el Racing hasta su llegada parece que ha quedado claro. Si quieren que esto ocurra saben que tendrán que estrujar a Jorge Pombo y a Íñigo Vicente, los dos futbolistas más determinantes de la plantilla. «Ofensivamente tienen que ser importantes. Pero lo que tienen que darse cuenta es que esta temporada puede ser trascendental en sus vidas». Desde luego con eso lo dice todo y, además, admite que lo que a él –y al entrenador– le corresponde. «Si somos capaces de sacar lo máximo de ellos darán mucho rendimiento al Racing».

No podía esquivar la pregunta sobre qué pinta la cantera en su libreta. Primero con Íñigo Sainz-Maza, Álvaro Mantilla o Marco Camus. «Son tres jugadores que le dan y le darán mucho al club. Los tres ya lo han demostrado». Aunque a Camus es al que más parece que le esté costando. «Tiene buena actitud, ha entrenado bien y aunque es más de banda izquierda puede jugar por ambos perfiles».

Esta semana han subido al equipo cuatro chavales:Yeray, Mario García, Mirapeix y Jorrín «y los cuatro lo han hecho estupendamente. Tienen predisposición y actitud» y el 'gallego es más que claro:«Yo soy un hombre de club y si alguno de ellos derriba la puerta y demuestra que está para jugar, jugará. De eso no hay duda».