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Miguel Gándara y Quique Rivero, que se postulan como titulares hoy, durante una sesión de entrenamiento. Javier Cotera
Otra dosis de realidad

Otra dosis de realidad

Gándara, Quique Rivero y César Díaz se postulan como principales novedades en el once inicial de Ángel Viadero | El Racing recibe hoy al filial del equipo que le mandó a Segunda en 2012: la Real Sociedad

Sergio Herrero

Santander

Domingo, 10 de diciembre 2017, 09:27

El gol de Agirretxe en el minuto 82 no era más que la confirmación de lo que se venía barruntando mucho tiempo antes. Francisco Pernía y Ahsan Ali Syed ya habían abierto la tapa del sumidero con bastante antelación. Lautaro Acosta y Pedro Munitis se preparaban para sacar de centro. Cabizbajos. 3-0 en Anoeta. Ese día, 28 de abril de 2012, jornada 36, se certificó el descenso del Racing a Segunda División. Adiós a la élite. Hola al infierno. Un choque -que tuvo que presenciar desde el banquillo un jovencísimo Quique Rivero, quien hoy será protagonista- que fue el culmen de la nefasta y negligente gestión del club; el incapaz trabajo desde el banquillo y el triste y más que mejorable rendimiento de una plantilla con aspiraciones mucho mayores. Año y medio después, el equipo cántabro se volvió a ver las caras con la Real Sociedad. Esta vez en Copa. Del 3-1 de la ida se pasó a la consecución del trofeo más grande en casi 105 años de racinguismo: el de la dignidad. El plante. Histórico. El no partido que terminó con la era 'Okupa' y que abrió la puerta de la esperanza para la entidad verdiblanca. Una entrada que sigue ahí, botada. El Racing, casi cuatro años después, vive -que no es poco-, pero no disfruta. Por eso, la visita de hoy de la Real Sociedad B es el enésimo encontronazo con la cruel realidad. Como lo es cada choque con cada equipo filial. Como lo es cada visita a cada estadio modesto. Por eso la parroquia está tan cansada de la Segunda División B. El pozo. Un cartel enorme, con luces de neón, en cada jornada liguera: «¡Corra. Huya. Y bajo ningún concepto mire hacia atrás». La advertencia nuestra de cada día.

El problema para el Racing es que, como recordó recientemente su propio entrenador, Ángel Viadero, «somos un equipo de Segunda B». Por eso, en esta ocasión le toca medirse prácticamente de igual a igual al filial txuri-urdin. Otra vez la realidad. Apenas tres puntos separan a cántabros y donostiarras. Y el conjunto verdiblanco sigue lejos de ser el adalid de la regularidad, pese a que en los Campos de Sport de El Sardinero acumula cuatro victorias y un empate en las últimas cinco comparecencias. A eso se aferra el equipo cántabro para enterrar de nuevo las dudas que amenazan con resucitar después de la derrota de hace siete días en Las Gaunas.

Presión añadida

Es lo que tiene el Racing en esta categoría. «Vivimos siempre al límite», reconoce un Ángel Viadero que en este año y medio ha descubierto la responsabilidad de entrenar al equipo de casa. Presión añadida en cantidades industriales. Nada comparable en sus seis años fuera de Cantabria por los banquillos de este escalón del fútbol. El de hoy es otro partido en la cuerda floja. A dos jornadas vista del parón invernal y para que la atención se desvíe al mercado de fichajes, mejor terminar bien 2017 para comer el turrón tranquilos, recibir con ilusión a los Reyes Magos y coger fuerzas para lo que viene. Lo más importante.

Puede que el entrenador de Canalejas sopesase en el autobús de vuelta de Logroño que la derrota tuviese consecuencias en el once. Pero parece que, tal y como ha transcurrido la semana, bastante tiene con reestructurar el equipo obligado por las bajas. Los problemas se le han vuelto a acumular en la línea de zagueros. A la sanción de Gonzalo por acumulación de tarjetas amarillas se le sumó el pasado lunes la lesión de quien iba a ser su sustituto: Paco Regalón. Nuevo cambio de guión. Viadero tiene que echar mano del plan 'C' para acompañar a Borja Granero en el centro de la defensa. O Gándara, que ya actuó ahí ante Burgos y Caudal, o un Javi Gómez aún inédito esta campaña y que podría contar con sus primeros minutos. El santanderino parece tener cierta ventaja sobre el jugador torrelaveguense.

Como las desgracias en el Racing nunca viene solas, el físico de Antonio Tomás volvió a dar esta semana un toque de atención. Problemas en el bíceps femoral. El de Cartes tampoco estará hoy. Y esa circunstancia le abre la puerta de la titularidad a Quique Rivero, que acompañará a Javi Cobo en el doble pivote. El torrelaveguense, pese a no pasar por su mejor momento, se mantiene en el once una semana más. Por su parte, el cabezonense -que contaba con 19 años cuando vio descender al Racing en el banquillo de Anoeta- tendrá una segunda oportunidad para demostrar un nivel que se pudo ver durante la pretemporada y que ha quedado escondido desde que arrancó el presente campeonato liguero.

Por la banda izquierda, Héber, que sigue renqueante de su rodilla, será de la partida salvo sorpresa. Sin embargo, en el otro flanco los cambios pueden no ser obligados. Ángel Viadero, a la espera de que llegue un delantero durante el mes de enero, sigue buscando soluciones de cara a cambiar la dinámica de su equipo en el área rival. El gol. El hito que marca la diferencia entre la gloria y el fracaso. El empate inesperado frente al Tudelano y la derrota evitable contra la UD Logroñés han hecho aún más patentes las carencias en ataque de un Racing que vive siempre dependiendo de Dani Aquino para salvar la papeleta. El técnico verdiblanco ha hecho una suma fácil: si el murciano lleva ocho tantos y Óscar Fernández le sigue con cuatro, les mezclas en una probeta, la agitas y quizá salga un resultado provechoso. Por eso, lo más probable es que hoy César Díaz ocupe el extremo derecho y el de Piélagos vuelva a sus orígenes en la delantera. Velocidad por vía intravenosa. Pau Miguélez puede ser el damnificado, salvo que el míster se decante por dar descanso a un Héber sustituido por 'incomparecencia' en el descanso del choque de Las Gaunas.

Por lo que ha dejado entrever Ángel Viadero en la rueda de prensa, aunque sea en casa, el partido de esta tarde puede ser enfocado de forma similar al de Osasuna B en Tajonar. «Si estamos certeros en la presión y ellos no están bien, podremos dificultarles también su juego de creación y si robamos ahí, podemos hacer daño». Mismo guión. Falta por ver el resultado porque, si el fútbol es imprevisible, cuando anda por medio un equipo filial esa circunstancia se eleva al cubo. Rivales capaces de lo mejor y de lo peor. Y, hasta ahora, los blanquiazules han dejado más montones de cal a su paso que de arena. Cuarta clasificada, la Real B no se pone límites de aquí al futuro más próximo. Que le quiten lo 'bailao'. Mira hacia arriba. O si no, que se lo pregunten a los dos principales rivales verdiblancos hasta el momento en la lucha por la cabeza de la clasificación. El filial donostiarra viene de darle matarile a Mirandés (0-2) y a Sporting B (2-1). Así pues, que nadie espere un paseo apacible por El Sardinero después de la siesta. El Racing tendrá que dar lo mejor de sí mismo. Eso que, hasta el momento, ha mostrado con dosificador y cuentagotas.

Para el equipo cántabro, cada partido ganado es un acto de rebelión contra su triste realidad. Un paso hacia adelante. Subir un escalón. Alejar los fantasmas. Porque las llamas del infierno de la Segunda División B, por mucho que llueva, siguen quemando el trasero verdiblanco. Y, camino de completar el tercer año consecutivo, huele a chamusquina por los Campos de Sport.

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