Un empate para cerrar la pretemporada

Antes del encuentro ambas plantillas posaron para una foto junto Alejandro Manrique, el exportero del Velarde que sufrió un accidente medular. Y es que los tres equipos, Racing, Sporting y Velarde se unieron para realizar una rifa a favor de Manrique, cuyos beneficios irán destinados al exguardameta.

El de ayer era el punto y final a los bolos veraniegos y tampoco se llegó a ver el once que posiblemente saltará al campo el día del debut liguero ante el Almería. Seguramente José Alberto lo tiene ya en su cabeza, pero no ha querido mostrarlo sobre el césped. Por no hablar de que algunos fichajes, la mayoría, han llegado prácticamente en una semana. Aunque algunos conocen bien la dinámica del equipo, más que nada porque ya han estado antes. Ayer José Alberto dispuso dos equipos, el que se enfrentó por la mañana al Burgos en Medina de Pomar, y otro completamente diferente para visitar La Maruca, donde le esperaba el Sporting.

El asturiano se decantó por Ezkieta para defender la portería, Pol Moreno y Salinas, en el centro de la zaga, Saúl en el lateral izquierdo y Michelin, que debutó como racinguista, en el derecho. No fue el único que tuvo ayer sus primeros minutos, también los disfrutó Pablo Rodríguez, que ejerció de mediapunta y dejó buenas sensaciones sin desdeñar ninguna ocasión para ofrecerse. En la medular, la pareja Íñigo-Vencedor fue la elegida, y en las bandas, Yeray por la derecha y Vicente por la izquierda. Karrikaburu arriba.

El Racing saltó al campo tranquilo y ordenado, pero fue el Sporting quien tuvo la primera del encuentro. La jugada nació de una pérdida de PolMoreno. Otero se hizo con la pelota y conectó con Gáspar Campos, que no dudó y trató de poner a prueba a Ezkieta, pero el balón se fue por la derecha de la portería. Poco después el Sporting volvió a la carga en un córner. Otra vez Gáspar con un disparo lejano . Un pepinazo que detuvo Ezkieta sin problemas. El Racing respondió y fue Michelin quien tomó la palabra. El francés, como queriendo dejar claro que sí es cierto que tiene vocación ofensiva, se fue en conducción y casi se planta al borde del área sportinguista. Allí encontró a Vicente y el de Derio quiso hacer su magia con un pase en corto a Pablo Rodríguez. El canario la enganchó bien, pero no logró batir a Yañez.

En La Maruca había dos equipos peleones, que iban de un área a otra, pero sin llegar a definir. Volvió a la carga el Racing. Yeray, acosado por la defensa asturiana, protegió bien el balón en el área. Enseguida llegó Pablo Rodríguez al rescate. El canterano se la cedió al canario, que algo escorado busco portería. Nada. No lograban batir a Yañez. La buena noticia es que el Sporting tampoco lo conseguía con Ezkieta. Pausa para la hidratación, y de nuevo al 'prao'.

Ahora le tocó el turno a Karrikaburu, que podría haber tenido la más clara del partido si no fuese porque no controló bien el balón y encima acabó en el suelo. Fue Yeray quien asistió al delantero navarro, que se plantó prácticamente solo ante el portero. Pero la cosa no salió bien. No pudo perfilarse para ejecutar el disparo. Se resbaló y su tiro, trastabillado, lo rechazó el meta del Sporting sin problemas.

Tras el descanso solo hubo un cambio. Michelin por Aitor Crespo. Se trataba de acumular minutos, cada vez más, que el primer partido de Liga cada vez está más cerca. Karrikaburu lo intentó varias veces. Infructuosamente. Que si fuera de juego, que si falta... La buena no llegó tampoco en una falta que puso con intención Vicente, pero que atajó Yanez. Ni cuando Karrikaburu la enganchó por la derecha para encarar de nuevo al meta rojiblanco, o cuando Yeray, en la frontal del área, metió una zapatazo que el portero asturiano blocó con las manos.

El Racing rondaba el área del Sporting y un caño de Solórzano arrancó un murmullo de admiración de la grada. Pero cuando parecía que el marcador era inamovible, apareció Neco Celorio en el minuto 81 para hacer el 1-0 con un disparo cruzado con la zurda. La alegría duró poco. Queipo de falta fusiló sin piedad a Ezkieta. 1-1. Y sin tiempo para más, se acabó el partido. «Si el Racing sube a Primera, esta camiseta valdría más que el oro», decía un chaval que en el descanso no perdió el tiempo y recolectó la firma de todos los jugadores que estaban en la grada. La ilusión, intacta.