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Cuando uno lucha por la permanencia, siempre es bueno ir sumando, aunque sea poco a poco. Pero en el fútbol, en el que la victoria tiene un valor de tres puntos, los empates se convierten en un problema cuando, más que no perder ... es un no ganar. Y eso es lo que le está pasando al Racing esta temporada, en la que, a falta de doce jornadas para el final, ya ha igualado, con 16 tablas, su mayor registro de empates en las 35 campañas que ha militado en Segunda División. Fue en la campaña 1979-80 -el récord absoluto lo tiene el Badajoz, con 24, en la 1999-2000. El equipo extremeño se salvó-.
Las pruebas de la sangría de puntos racinguista no está muy escondida. De hecho, el dudoso honor de rey del empate este curso en la categoría ya ni siquiera es en solitario. Ahora hay que compartirlo. El Rayo Vallecano, que aún tiene que jugar la segunda parte del choque suspendido frente al Albacete -y que, por cierto, marchaba con empate a cero al descanso- ya ha igualado los mismos encuentros que el equipo cántabro. Pero la diferencia es ostensible. Porque mientras los de José Luis Oltra son colistas y con remotas opciones de salvación, con apenas 25 puntos, los madrileños marchan en la novena posición con 40 y pelean por entrar en el play off de ascenso. La disparidad radica en que los franjirrojos han ganado ocho partidos y los verdiblancos sólo tres. Y así les va.
El dato racinguista es tan demoledor y venenoso que sólo hace falta mirar en la parte alta de la clasificación para ver hasta donde llega el esperpento. El cuarto clasificado, el Huesca, tiene las mismas derrotas que el Racing: once. Pero en lugar de desangrarse con empates -precisamente en tablas acabó el choque de la primera vuelta entre ambos conjuntos-, los oscenses han cosechado 14 victorias que les permiten seguir peleando por volver a Primera División.
Los guarismos del equipo cántabro son tan malos que ya ni siquiera le serviría disputar una Liga, como antaño, cuando los triunfos sumaban únicamente dos puntos. Dentro de esa hipótesis, el Racing sería igualmente último, aunque sí que es cierto que estaría a cuatro puntos de la permanencia. Dos partidos, por los tres -a nueve puntos- a los que se encuentra ahora.
El dato se agrava al analizar la forma de empatar. Porque no es lo mismo ir hacia abajo que hacia arriba. No es igual igualar a que te igualen. En la primera tesitura ganas un punto y en la segunda, pierdes dos. Y el Racing es más de esta última opción. Además, de forma cruel, en los últimos minutos, como sucedió el pasado sábado frente al Zaragoza.
El equipo cántabro cosechó su primer empate ya en la jornada 2, frente al Almería. El cuadro dirigido por Iván Ania iba por delante, hasta que en el 93 Sekou hizo el 1-1. Puntos al limbo. En Las Palmas, una semana después, los verdiblancos rizaron el rizo. Después de ir venciendo por 0-1, el conjunto canario se puso por delante en inferioridad numérica en el último tramo del choque y Cejudo, en el 95, puso las tablas. Algo similar a lo que sucedió frente a la Ponferradina.
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Contra el Sporting, esa vez sí, el Racing logró empatar (1-1) un partido que iba perdiendo. También frente al Oviedo o el Alcorcón. Lo mismo que contra el Tenerife, después de caer temporalmente por 3-1. Ante Numancia, Albacete y Mirandés -este en la segunda vuelta- igualó sin goles. Pero contra el Deportivo -en la primera vuelta-, Lugo, Las Palmas -en la segunda vuelta- y el ya citado último choque frente al Zaragoza, terminó empatando partidos que tenía controlados. Con uno especialmente sangrante, como fue el del Fuenlabrada, en el que los madrileños lograron la igualada en el último tramo de un encuentro que el Racing vencía por dos goles a cero.
Quizá por eso, este martes José Luis Oltra hizo especial hincapié en los repliegues. En cortar los contraataques del equipo rival para que no suceda lo ocurrido contra el cuadro maño. Y el cuerpo técnico se quedó con los delanteros, al final de la sesión, para tratar de secar la dinamita verdiblanca en el área contraria. Para matar los partidos y no vivir siempre sobre la cuerda floja. El entrenador valenciano le metió este martes una buena trisca a sus pupilos.
Todas estas catastróficas desdichas relatadas, sumadas a esas en las que el Racing iba empatando y acabó perdiendo, son de auténtica pesadilla. Tal y como lo reconoció este martes, en rueda de prensa, un tipo veterano como Jordi Figueras:«Es frustrante ver cómo intentas hacer todo para que te salgan las cosas, para conseguir los tres puntos y... Personalmente, nunca había vivido tantas situaciones de perder puntos en los últimos minutos, como este año. Estás en el campo dando todo, haciendo todo lo posible para irte a casa contento y dejar a la afición contenta y ves que al final, por pequeños detalles, se te escapan las victorias, o los empates, en algunos casos».
En cuanto al último partido finalizado en tablas, el del pasado sábado frente al Zaragoza, el central catalán afirmó que fue «una verdadera lástima, porque el equipo hizo un partidazo. Muy serio. Sabíamos que nos jugábamos mucho ante un equipo que está arriba. Para mí, el mejor de la categoría. Y, aún haciendo muchas cosas bien, tampoco nos dio para ganar», reconoció antes de afirmar que deben «continuar en esa línea, porque así seguro que tendremos más opciones». La receta para evitar estas cosas está clara, aunque puede que sea demasiado tarde: «En los últimos minutos, si el equipo va ganando, tenemos que estar más concentrados». «El equipo nunca ha dejado de creer, aunque a veces no nos hayan salido las cosas», concluyó el ilerdense.
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