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José Ceballos posa en las Instalaciones Nando Yosu, donde ejerce como entrenador de porteros de las secciones inferiores del Racing. Alberto Aja
Escalar como el Gato de Pámanes

Escalar como el Gato de Pámanes

José Ceballos, protagonista en los dos últimos ascensos a Primera, recuerda las remontadas que llevaron al éxito

Jueves, 18 de abril 2024, 07:16

Siete partidos, 21 puntos en juego y necesidad de remontar. Ese escenario afronta un Racing que tras doce años de exilio busca el regreso a Primera. Tiene espejos en los que mirarse; los de 1993 y 2001, los dos últimos ascensos a la máxima categoría. Entonces, como ahora, los verdiblancos dieron una lección de cómo remontar. Y entonces, como ahora, contaban en nómina con el racinguismo encarnado en portero: José Ceballos, que vivió desde la portería aquellas dos temporadas históricas. Este verano se reincorporó como técnico a las secciones inferiores del club y su llegada ha coincidido con la que parece la definitiva recuperación tras más de una década en el lodo. Con tres ascensos a sus espaldas, sonríe cuando se le señala la coincidencia: «Para nada soy un talismán. En el fútbol lo que vale es el trabajo y el de la dirección deportiva, cuerpo técnico y jugadores está siendo excelente. Ese es el talismán del Racing».

De remontadas sabe mucho José Ceballos. En 1993 era el joven portero titular de un equipo que había comenzado muy bien el curso. La Segunda División tenía 20 equipos, la victoria se premiaba con dos puntos y había dos plazas de ascenso directo y otras tantas de promoción directa frente a un equipo de Primera. «Se había repatriado a Tuto Sañudo y Quique Setién, se había fichado a gente como Barbaric y el equipo estaba diseñado desde el principio para intentar ascender», recuerda el Gato de Pámanes.

1992-93. Gonzalo Torre y Juan Hormaechea junto a cuatro jugadores del equipo de 1993: César Salceda, Esteban Torre, Javi Pinillos y José Ceballos. Al fondo, Terio Somonte. Ceballos era el portero titular de aquella temporada, que le sirvió para debutar en Primera meses después. Miguel de las Cuevas

«Nosotros sabíamos que se estaba haciendo un equipo para pelear por el ascenso. Se hizo una apuesta importante para el momento y dio sus frutos», rememora el capitán. Pero hubo momentos duros. En la jornada 23 (entonces eran 38) el Racing era segundo a un punto del líder, el Lleida. Cinco partidos sin ganar (un empate y cuatro derrotas) estuvieron a punto de hacerle descarrilar y permitieron escaparse a los catalanes, pero acto seguido el equipo se rehizo. En las diez últimas jornadas solo perdió un partido, precisamente ante el Lleida.

Un desastroso arbitraje que dio la victoria al Valladolid sobre el Palamós impidió el ascenso directo del Racing a pesar de su 5-1 al Castellón. Empatados a puntos con los pucelanos, hubieran necesitado dos tantos más para superarles en el goal average. «Sé que eran necesarias muchas carambolas para el ascenso directo, pero no recuerdo especialmente esa parte ni aquel partido del Valladolid. Lo que sí me marcó fue la tensión previa en el partido del ascenso en Santander ante el Espanyol. Pensábamos que podíamos lograr el ascenso directo, pero al final no pudo ser y tuvo que ser en el enfrentamiento directo con el Espanyol, que venía de Primera. Fueron un partido de vuelta y eliminatoria durísimas. pero creo que fuimos mejores y merecíamos ascender».

Aquella temporada 1992-93 sirve para que el Racing de José Alberto compruebe que entra dentro de lo normal tener un traspié. Pero para remontada, la del curso 2001-2002. Entonces Ceballos se alternaba en la portería con Erwin Lemmens y la presión era mucho mayor. «Acabábamos de descender y éramos candidatos claros a subir», recuerda el guardameta. Por un momento, dejaron de serlo. En la séptima jornada el Racing estaba en descenso con siete puntos, lo que provocó la destitución de Gustavo Benítez. Se hizo cargo del equipo Quique Setién, que debutó con derrota en Ferrol, pero a partir de entonces todo fue progresar.

«Cuando acabas de descender de Primera, siempre es difícil resituarse en Segunda. Veníamos de un periodo muy largo en Primera y el cambio es siempre duro. Teníamos una exigencia máxima y fue un año muy difícil, porque se nos exigía subir y el comienzo fue malo», rememora el de Pámanes.

2001-02. El entonces presidente, Ángel Gutiérrez Coterillo y el entrenador, Quique Setién, rodean a José Ceballos en las escaleras del túnel de vestuarios durante la celebración del ascenso tras la victoria por 1-0 ante el Atlético de Madrid. El de Pámanes era uno de los capitanes. Andrés Fernández

«Después todo cambió porque llegaron los resultados. Quique cambió el equipo y la gente que fue entrando dio muy buen rendimiento», añade. Fue una escalada permanente que llevó a los verdiblancos a la zona noble, aunque siempre a la zaga de un Atlético de Madrid intratable.

A falta de nueve jornadas, el equipo de Setién sumaba 53 puntos y estaba a uno del ascenso directo, la misma situación que tenía el de José Alberto hace quince días. Sin embargo, cayó en esa misma jornada, la 33, por 1-5 ante el Recreativo, su rival directo. Fue en un partido matinal en los Campos de Sport. «Me acuerdo especialmente de aquel partido contra el Recre. Nos jugábamos meternos en los dos puestos de ascenso directo y se perdió rotundamente. Después ascendimos, pero el camino de la Segunda es siempre muy complicado».

El golpe se extendió cuando a la semana siguiente se viajó a El Molinón y el equipo no pasó del empate a uno. Fue el último escalón roto que pisó. A partir de ahí selló cinco victorias, dos empates y una sola derrota, en la última jornada en el campo del Poli Ejido ya con los jugadores prácticamente de vacaciones, con el ascenso conseguido y ante un rival que necesitaba ganar para salvar la categoría. Los dos Racing que lograron el ascenso tuvieron el mismo tropiezo que el actual y ambos se recuperaron y firmaron el éxito. Buenos antecedentes para JAL y los suyos.

El club y sus profesionales tienen claro el salto diferencial que supone ascender a Primera. Más que ninguno otro. Nadie mejor para explicarlo que un racinguista por excelencia, un José Ceballos que lo tiene claro. «Ojalá se dé. La Primera es completamente diferente a todo. Por el foco mediático, por la gente, por la atención que te prestan, por lo económico... Por todo. Esta afición se merece una alegría después de lo que ha pasado durante años».

Existen numerosas similitudes entre aquellos equipos y el actual, pero también algunas diferencias. Los de 1993 y 2002 eran favoritos, mientras que el actual se ha convertido en candidato después de ofrecer un rendimiento por encima de lo esperado o, al menos, de los objetivos que se había marcado a principio de temporada, cuando se buscaba una permanencia tranquila; la zona templada de la clasificación. Nadie o casi nadie contaba con que pudiera estar a estas alturas optando a un éxito tan ambicioso.

El equipo de 1993 estaba configurado con una mezcla de jugadores veteranos que habían cumplido una trayectoria muy laureada en la élite y una juventud de casa muy sobresaliente. El cóctel salió perfecto. En aquel vestuario había internacionales y futbolistas con mucha proyección que terminarían haciendo carrera en el fútbol nacional. En la plantilla de 2002 los más expertos no fueron los más destacados. Algunos porque llegaron ya de retirada, como Óscar Mena, y otros a los que les estaba llegando el momento de la retirada como el propio José Ceballos. Pero para la gran mayoría, el ascenso se convirtió en la llave para su carrera y lo que llegaría después. Los Javi Guerrero, Rodolfo Bodipo, Mehdi Nafti, José Moratón, César Caneda... En esto último, sí que aquel Racing se parece mucho al actual, donde muchos titulares no han jugado en Primera, con lo que un ascenso supondría el despegue de su carrera.

El Racing está a siete jornadas de irse de vacaciones o de prolongar su temporada dos o cuatro partidos más. Lo de un calendario asequible es una quimera, entre otras cosas porque si echa la vista atrás comprobará que se impuso a Espanyol, Leganés y Sporting, tres de los rivales directos por el ascenso y el play off, pero acto seguido sufrió el 'alcorconazo', que frenó la euforia contenida y acaba de caer en Burgos. Frente al Levante, con un estadio que si no alcanza el lleno lo rozará, escribirá el primer capítulo de lo que espera que sea su remontada. Para entrar a la historia verdiblanca con un nuevo ascenso. Y de nuevo con José Ceballos en el club, aunque en esta ocasión como técnico de La Albericia. Dice que no es el talismán, pero no está mal tenerle a mano.

Gonzalo Torre y Juan Hormaechea junto a cuatro jugadores del equipo de 1993: César Salceda, Esteban Torre, Javi Pinillos y José Ceballos. Al fondo, Terio Somonte. Ceballos era el portero titular de aquella temporada, que le sirvió para debutar en Primera meses después.

El entonces presidente, Ángel Gutiérrez Coterillo y el entrenador, Quique Setién, rodean a José Ceballos en las escaleras del túnel de vestuarios durante la celebración del ascenso tras la victoria por 1-0 ante el Atlético de Madrid. El de Pámanes era uno de los capitanes.

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