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Marty McFly, con su impenitente chaleco granate y la obligatoria mascarilla, sujeta un papel. Se trata de la clasificación de Segunda División en algún momento concreto de la temporada 2020-21. El nombre del Racing está borroso. A veces se lee y otras se difumina. ... La pandemia de coronavirus ha provocado un agujero espaciotemporal en el fútbol que el equipo de José Luis Oltra debía aprovechar para darle la vuelta al estropicio de campaña que ha venido perpetrando el conjunto verdiblanco hasta que el mundo se paró. Pero nada ha cambiado en los Campos de Sport. La nueva normalidad del planeta es la misma normalidad en el Racing. Idéntica. Y así, el camino está marcado. Salvo que se produzca un seísmo, surja un volcán bajo la Segunda playa de El Sardinero o alguien eche a andar contra pronóstico el condensador de fluzo, este club al único lugar al que regresará será al infierno.
El entrenador valenciano y los suyos, antes del choque de este sábado, se aferraban a un empate –que debió ser un triunfo– contra el Zaragoza y un triunfo poco brillante en Soria antes de encerrarse en casa. Así que el míster, pese a haber tenido algo más de tiempo para ordenar sus apuntes, apostó por la continuidad en este regreso al futuro. Salvo la presencia de Olaortua en el centro de la defensa, todo lo demás entraba dentro de lo previsible, con el 5-4-1 como un dibujo que parece ya instalado para quedarse.
Racing
Luca, Nando García (Carmona, min. 64), Moi (Tresaco, min. 77), M. Hernando, Olaortua, Figueras, Kitoko (Dani Toribio, min. 66), Sergio Ruiz (Nkaka, min. 77), Cejudo, Enzo Lombardo y David Rodríguez (Guillermo, min. 66).
1
-
2
Lugo
Ander, Campabadal (Pita, min. 66), Kravets, Marcelo, Malagón, El Hacen (Iriome, min. 87), Jaume, Seoane, Gerard, Yanis (Carrillo, min. 87) y Christian Herrera (Hugo Rama, min. 92).
Equipo arbitral Principal, Ocón Arráiz (Riojano); Asistente 1, García Sabuco (Navarro); Asistente 2, Ortuño Sierra (Riojano); Cuarto, Baiges Dones (Aragonés); VAR, De la Fuente Ramos (Castilla y León) y AVAR, García Aguilera (Castilla y León)
Goles 1-0, min. 11:Cejudo. 1-1, min. 57: El Hacen. 1-2, min. 73: Pita.
Amonestaciones Campos de Sport de El Sardinero. Césped en buen estado en una tarde nubosa. A puerta cerrada a causa de la pandemia de covid. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los fallecidos por la enfermedad y se siguió el protocolo de LaLiga para los partidios a puerta cerrada
Todo ello para jugar en un escenario fantasmagórico. Donde nadie parece local. Donde nadie se siente foráneo. Sin público. Sin gargantas amigas ni hostiles. Es difícil entrar en tensión hasta para el que escribe. A puerta cerrada el fútbol es menos fútbol. Porque no llega ni a la categoría de amistoso, aunque haya la vida en juego. El Racing supo abstraerse del hormigón desnudo y los asientos vacíos de inicio. Del frío ambiental. El confinamiento pareció sentarle bien a los verdiblancos, que en el minuto 12 se pusieron por delante en el marcador. Por desgracia, no fue más que un espejismo.
El conjunto cántabro generó superioridad por la banda derecha. El centro desde el flanco no fue capaz de despejarlo la zaga y Cejudo hizo magia de un rebote. Con una volea altísima, el cordobés la mandó contra el travesaño y la suerte, esta vez, jugó a favor de los racinguistas. Nunca está de más.
El Racing estaba cómodo. Controlador. Pero el Lugo fue aplanando su curva particular. Se hizo con la pelota y los de Oltra, aún tranquilos en su papel especulador, se metieron más atrás. Los verdiblancos no pasaron apuros y, pese a que había 18 grados de temperatura, el colegiado pidió un tiempo muerto para hidratación que le podía venir bien a los verdiblancos.
El partido estaba lento. Falto de ritmo. Lógico. Y esa circunstancia, a esas alturas, le beneficiaba a un Racing que iba por delante en el marcador. Y, de momento, mantenía a raya a un Lugo bastante triste. En el minuto 36 llegó el primer disparo gallego: una volea de El Hacen, centrada, que atrapó Luca.
Con el tanto de Cejudo el nombre del Racing estuvo de nuevo visible para Marty McFly. Pero los cántabros pasaban minutos de inestabilidad. Olaortua ve una amarilla. Aún más evitable que la que le sacaron a Manu Hernando minutos antes. «Manu, te lo he dicho. Cabeza», gritó Oltra. Se iba a acordar. Las imprecisiones eran reiteradas. Y los locales ya no daban esa sensación de solidez. Vistos los antecedentes, para preocuparse.
Y pudo acabar el cuadro verdiblanco con todos sus males si a David Rodríguez no le hubiesen caído como una losa los últimos años. El talaverano, máximo goleador histórico de la Segunda División, está irreconocible. Antes no habría desperdiciado un caramelo como ese. Una falta botada al segundo palo le llegó al ariete racinguista. Solo. Con la defensa manteniendo la distancia social correctamente. Y no fue capaz ni de controlar ni de rematar. Rebote en la rodilla. Adiós. Manos a la cabeza.
Los jugadores verdiblancos, después de esa ocasión pintiparada, se marcharon contrariados al vestuario pese a la victoria momentánea. No está el equipo cántabro en condiciones de desperdiciar nada. Oltra tenía trabajo en la caseta para que sus hombres recuperasen la intensidad de los minutos iniciales.
El Lugo encontraba bastantes facilidades para salir con la pelota desde atrás después del intermedio. La presión racinguista no era efectiva y eso generaba situaciones de peligro. No tanto en el área, pero a Olaortua quizá le perdonó Ocón Arráiz la segunda amarilla cuando apenas se había cumplido el minuto 50. Oltra suspiraba. Curro Torres, en el otro banquillo, se comía al cuarto árbitro. Alexis ya calentaba en la banda. Un remate de cabeza de Marcelo, flojo, lo agarró tranquilo Luca. Y si el colegiado riojano tuvo piedad con Olaortua, apenas seis minutos después ya no pudo ser condescendiente con Manu Hernando. El palentino se marchó a la calle por una falta junto al lateral del área. A sufrir. El balón parado llegó al segundo palo y, sin oposición, Kitoko fue un mero acompañante. El Hacen cabeceó para hacer el empate.
El Racing se descompuso definitivamente. Como su nombre en la clasificación que leía Marty McFly. El nuevo Racing es el mismo Racing. Un error defensivo dejó a Yanis solo ante Luca y el marsellés tocó lo justo para que la pelota se marchase al poste. La derrota era cuestión de tiempo.
Oltra dio entrada a Carmona y retiró a Nando García. A los cántabros no les quedaba otra que olvidar la defensa de cinco. Y acto seguido Guillermo y Dani Toribio sustituyeron a David Rodríguez y Kitoko.
Para que el partido de ayer fuese calcado a los de toda la temporada racinguista sólo faltaba un gol de rebote y la aparición estelar del VAR. Pita anotó en clara posición adelantada, pero la resolución no iba a ser tan sencilla. Lo que parecía un fuera de juego evidente resultó ser el segundo del Lugo porque, en apariencia, la asistencia fue de Figueras en su intento de despejar. Tres, cuatro o cinco minutos después, la derrota se hacía realidad. El nombre del Racing desaparecía por completo de la lista futura.
Nkaka y Tresaco relevaron a Sergio Ruiz y Moi para jugar con un 3-4-2. A la desesperada. Porque desesperante es la situación de este equipo. Dio igual. El Lugo sólo debía dejarse llevar ante un rival que es como la aspiradora autónoma cuando queda atorada y no sabe salir. Pom, pom, pom... Los golpes de la cabeza contra la pared. Una internada de Enzo Lombardo por la izquierda que nadie fue capaz de rematar fue lo más parecido a un intento de remontada.
El dominio verdiblanco en los últimos minutos fue infructuoso. Estaba todo el pescado vendido. Prácticamente como deja la derrota al Racing: confinado en el farolillo rojo preparando ya el paquete para caer por la vía rápida a Segunda División B. Es lo que hay. Eso de que después de la pandemia «saldremos más fuertes» en el equipo cántabro no se cumple.
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