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«Veo al equipo mentalizado y a tope», recalcó Paco Regalón ayer después de que en los ensayos se pudiera intuir que volverá a ser titular. «Tenemos que ver la situación con naturalidad», insistió Iván Crespo. Tanto el central como el portero evitaron los lamentos. ... Su discurso tampoco fue una arenga en la previa de una situación crítica. Ni mucho menos. Sus palabras tuvieron toda la intención de transmitir tranquilidad. Ellos no son nuevos, como tampoco lo es Raúl Domínguez, el guardameta suplente que se afanó en recordar que «en las situaciones difíciles es en las que más tranquilo veo a Viadero».
Esta semana la premisa fundamental en el Racing ha sido la de aparentar normalidad. Si la hay, mucho mejor, pero al menos que lo parezca se debió pensar tras caer con estrépito ante el Arenas. «No podemos decir que está todo mal y que tenemos un problema el domingo; esto es fútbol y sabemos lo que es jugar en el Racing y el grado de exigencia que tiene», añadió Crespo. «Veo al equipo enchufado y con más ganas de ganar que nunca», recalcó Regalón. Quizás el cordobés se pasó de frenada en su intento de transmitir esa tranquilidad ilusionante. «Le veo bien, con ganas de cambiar cosas y de que el equipo juegue mejor», señaló, por su parte, el portero con respecto a su entrenador. Todos dominan el mismo discurso y eso que tan solo duró diez minutos la charla del pasado miércoles en La Albericia antes de saltar al campo. La experiencia es un grado y después de tener tan reciente lo ocurrido ante el Burgos -con amenaza de despido del técnico incluida- no es necesario que nadie les aleccione sobre qué y cómo hay que expresarse los días antes de un partido como el del domingo.
«A los que vengan al estadio les pedimos que nos apoyen porque necesitamos su ayuda». Regalón aprovechó la oportunidad para pedir una mano. «No podemos adelantar lo que va a pasar desde la grada; nosotros tenemos que salir a ganar, a mejorar y a conseguir un triunfo que nos hace mucha falta y que se lo debemos a los que nos siguen siempre», añadió Crespo. Los dos fueron discretos, pausados y mantuvieron el tono de la tan manida normalidad, pero es obvio que saben que el domingo la tensión se podrá palpar. «Tenemos que estar abstraídos y alejados de lo que se dice», remató el meta. «Todos tienen derecho a enfadarse y a protestar, pero si vienen al campo que nos ayuden porque será mejor para todos». Con en esta última declaración, el cordobés dejó claro que el vestuario sabe lo que les espera. El ambiente está cargado y el hartazgo de los aficionados ahora mismo ha tocado techo. Los jugadores se han tirado toda la semana evitando que alguien se lo recordase. Una normalidad fingida u obligada que forma parte del manual de estilo del fútbol. Hasta ayer han sido los futbolistas los encargados de descargar intencionadamente la presión, hoy le toca el turno a Viadero. El míster pasará por la sala de prensa.
Además de actuar para que no parezca que viven excesivamente preocupados, a los jugadores les dio tiempo a analizar qué es en realidad lo que al Racing le ha dejado al borde del colapso: «Al equipo le falta continuidad y competir los noventa minutos. Hay partidos que lo hacemos bien y otros que no; hay días que se nos hacen largos y si nos marcan lo pasamos muy mal», reconoció Crespo.
La semana ha transcurrido bajo una anestesia total; sin declaraciones llamando a las trincheras ni peticiones de apoyo fuera de tono. Normalidad. 'Aquí no ha pasado nada'. De momento. Salvo las palabras de Antonio Tomás el lunes admitiendo el desastre de Guecho. Ese día el cántabro no se escondió.
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