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Extrema y dura es la temporada del Racing. Es, porque por desgracia no ha acabado aún. Agonía. Estertores de una campaña que debía ser feliz tras el ascenso, pero la parroquia verdiblanca ha redescubierto que todo es susceptible de empeorar. Que este club es capaz ... de rizar el rizo. De darle una vuelta más a la tuerca y pasarla de rosca. Extrema y dura. Como una dictadura. Esa que el equipo verdiblanco se ha autoinfligido, porque nadie le ha puesto el pie sobre el cuello para sometimientos. Ha sido él solo. Bueno, en realidad, el régimen lo llevaba dentro. Y cuando los propietarios de la criatura han querido apartar del trono al hasta ahora plenipotenciario director deportivo, Chuti Molina, ya era demasiado tarde.
Renovar a Siverio, máximo goleador de la Tercera División cántabra vilipendiado por el manchego, no es más que una medida para el triste futuro en Segunda B. Pese a todo, el Racing confirmó ayer en Almendralejo, en Extremadura, que, con la condición de 'Real' en su escudo y su nombre, es más de monarquía. De ser el rey del fracaso, el monarca de la incapacidad y el soberano del país de las desgracias. De pegarse tiros en el pie. .Por favor, a quien le corresponda: lléveselo pronto Y puede ser el próximo sábado, sin ir más lejos, frente al Elche, en los Campos de Sport, si los resultados se alinean. Nada descabellado. Nada inmerecido.
Que se lo lleven ya, porque ha llegado un momento en el que es preferible vivir en el infierno que agonizar en el cielo. Porque en ocasiones no hay nada más triste que la indiferencia y a los racinguistas ya hasta se les olvida cuándo juega su equipo. Probablemente se trate de memoria selectiva. Para no sufrir más ¿Para qué? Al final, la mayoría acaba viendo el partido, pero casi por compromiso. Porque el Racing es como de la familia. Y a la familia se la quiere. En las buenas y en las malas. Ya saben: Aunque llueva o sople Sur.
En este frenesí futbolístico post pandemia, en Santander ya poco importa si juega Iván Crespo, Kitoko o Guillermo. Como mucho, el once cobrará algo de interés cuando aparezca algún producto de La Albericia. Así de escaso anda de alicientes el panorama verdiblanco. Ayer, en el once, de momento les tocó seguir esperando a los chavales, aunque poco a poco se van acercando a la línea de cal. Cuando ya no sirve de nada.
Extremadura
Casto, Ale Díez, Bastos, Fran Cruz, Borja Granero, Zarfino, Álex Alegría, Cristian (Sergio Gil, min. 64), Pinchi (Carrasco, min. 89), Rocha (Airam Cabrera, min. 89) y Lomotey (Pardo, min. 66).
3
-
1
Racing
Iván Crespo, Carmona, Olaortua, Figueras (Tresaco, min. 46), (David Rodríguez, min. 66), Manu Hernando, Moi, Kitoko (Mario Ortiz, min. 46), Toribio, Nico Hidalgo (Nando, min. 66), Borja Galán (Marco Camus, min. 77).
equipo arbitral Principal, Varón Aceitón (Balear); Asistente 1, Rodríguez Rotger (Balear); Asistente 2, García Lorenzo (Valenciano); Cuarto, Muñoz Piedra (Madrileño); VAR, Ais Reig (Valenciano) y AVAR, Saenén Álvarez (Valenciano)
goles 1-0, min. 38: Pinchi. 2-0, min. 45: Rocha, de penalti. 3-0, min. 63: Zarfino. 3-1, min. 74: Guillermo
amonestaciones Amonestó al local Lomotey y a los visitantes Carmona y Kitoko. Expulsó al segundo entrenador del Racing
incidencias Francisco de la Hera. Noche calurosa. Césped en buen estado. A puerta cerrada a causa de la pandemia de covid
El conjunto cántabro es el máximo exponente del surrealismo balompédico. Porque, evidentemente, este equipo ha hecho las cosas rematadamente mal, pero también es un imán para los contratiempos. Minuto 1. Primera falta. Cartulina amarilla para Kitoko... Un balón parado que trajo la primera opción local. Fran Cruz remató solo, casi como sorprendido, en el corazón del área, por encima del travesaño.
Pese a todo, más allá de su falta de capacidad, al grueso de la plantilla no se le puede acusar de dejadez. Porque, sabedor de que, como dice Extremoduro, «va a subir la marea y se lo va a llevar todo», en el minuto 9 el equipo verdiblanco estuvo a punto de marcar. Un córner botado raso, en jugada de estrategia, lo remató Guillermo. La pelota rebotó en el cuerpo del exracinguista Borja Granero y se marchó al travesaño. Ni suerte.
A estas alturas ya no tiene relevancia ni enfrentarse a un rival directo. Qué más da Extremadura, Albacete o Borussia Dortmund. Colista contra penúltimo. Los dos de la mano, camino del pozo. En juego, el farolillo rojo. El ver quién es el menos malo. Tristísima ambición. El de ayer, a priori y durante su desarrollo, fue un partido de Segunda B. A todas luces. El Racing ya está y el conjunto de Almendralejo, probablemente no tardará en acompañarle.
El equipo de Almendralejo hizo méritos –pocos pero suficientes– para dejarle la cuchara de madera a los cántabros en un balón colgado desde la izquierda que a Iván Crespo se le escapó de las manos y Pinchi la empujó para hacer el 1-0. Cuando nada funciona. Era difícil encontrarle un borrón en el expediente al guardameta de Viveda, pero todo se contagia. Fallo multiorgánico. El arquero trató de resarcirse antes del descanso al realizar una buena parada a cabezazo de Álex Alegría. El apellido del delantero, lo único optimista sobre el terreno de juego.
Sobre todo para un Racing para el que el VAR no suele traer nada bueno. Ni alcohol para ahogar las penas. Superado el tiempo añadido, el colegiado se fue a mirar la pantallita indiscreta y apreció mano de Carmona en su intento de rebañar el balón. Penalti. David Rocha se encargó de transformar. Los jugadores verdiblancos podían poner las ganas que quisieran, pero la tristeza hace tiempo que ha acabado con ellos.
Y a José Luis Oltra no le queda más que dar cuidados paliativos a su equipo. Porque, haga lo que haga, no parece que vaya a poder levantar el ánimo. El valenciano retiró a Figueras y Kitoko y dio entrada a Tresaco y a Mario Ortiz para cambiar el dibujo a un 4-4-2. Números de teléfono, como decía Menotti. Borja Galán disparó sin fe desde el borde del área. Alto.
El castigo iba a crecer. El Extremadura, con muy poco, se adjudicó una goleada. Es fácil matar a un muerto. Zarfino, con papel en la boca para cortar una hemorragia anterior, hizo el tercero para el conjunto azulgrana. Al Racing ya empezaba a faltarle hasta la dignidad. Qué duro.
Ni con el equipo definitivamente hundido, Oltra se decantó por sacar a los canteranos (porque Tresaco no lo es). Quizá su idea es dejar que se coman el marrón los que han llevado el equipo hasta aquí. Retiró a Tresaco, con problemas en los isquiotibiales, que duró sobre el terreno de juego 21 minutos, y también a Nico Hidalgo y sacó a David Rodríguez y Nando García. Pues eso.
Los veinte minutos restantes fueron la milla verdiblanca. Un paseíllo vergonzante sin público antes de confirmar el deceso. Guillermo hizo el 3-1. A buenas horas. Qué más da. Por fin, Oltra decidió hacer debutar a uno de los chavales de la casa. A Marco Camus. La única buena noticia de una noche de luto.
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Todos conocen a alguno de esos tipos que llegan a un bar y piden una ronda para el personal, dando a entender que se trata de una invitación. Pero, cuando llega la hora de abonar la cuenta, hacen como Homer Simpson en el seto del jardín de Ned Flanders. Se van ocultando e imitan el 'moonwalker' de Michael Jackson. Y a Chuti Molina habrá que recórdarselo hasta que se vaya. Aunque será el racinguismo quien tenga que hacer frente a la enorme deuda. En el ambigú del campo de Amorebieta, Gernika o Villaviciosa. Que nadie espere, a estas alturas, una dimisión o un «lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir». El elefante ya está muerto.
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