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El césped artificial ha pasado factura al Racing.

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El césped artificial ha pasado factura al Racing. Javier Cotera
Fútbol | Racing

Sin alfombra no hay paraíso

El Racing, incómodo sobre césped artificial, rasca un triste empate ante el Gernika que le sirve para ampliar el liderato

Sergio Herrero

Gernika

Domingo, 16 de diciembre 2018, 07:57

Bromeaba el presidente de honor del Racing, Tuto Sañudo, antes de comenzar el partido. A la espalda de la grada de Urbieta, el perjudicado terreno de juego donde batalló por la mañana el Independiente de rugby. Fangal. «En campos como éste la raseábamos nosotros», decía, irónico. Bravo central verdiblanco. Tres décadas después, con hierba artificial de enésima generación, el fútbol no ha cambiado tanto. Este domingo, ante el Gernika, rasear, lo que se dice rasear, no entraba dentro de lo previsto.

Iván Ania, en su casi utópica ambición de no renunciar a mandar con la pelota pegada al piso, preparó un plan antiaéreo. Por lo que pudiese pasar. Olaortua y Óscar Gil, amamantados en el fútbol vasco, como centrales ante la baja de Figueras, con Julen Castañeda a su izquierda. Con el guerrillero Cayarga en lugar del regate cíclico de Enzo Lombardo y el espigado Dani Segovia para pelearse con todos. Los Cejudo, Nico Hidalgo y Rafa de Vicente, como complemento para los ratucos de lucidez.

Gernika

Garrantxo, Kevin, Ander Larru, Koldo, Aimar, Lander, Enziondo (Gandiaga, min. 81), Gorka Larru, Pradera, Abaroa y Parra (Igor Arnáez, min. 84).

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Racing

Crespo, Buñuel, Julen, Óscar Gil, Olaortua, Sergio Ruiz, Nico Hidalgo (César Díaz, min. 80), De Vicente, Cejudo (Enzo Lombardo, min. 87), Cayarga, Dani Segovia (Jon Ander, min. 66).

  • áribtro Baiges Pones (Comité Aragonés). Amonestó a los locales Ander Larru, Abaroa y Gorka Larru y a los visitantes Óscar Gil y Dani Segovia.

  • incidencias Urbieta. Césped artificial. Tarde fría y con lluvia durante toda la segunda mitad

  • público Unos mil espectadores en las gradas del estadio guerniqués. De ellos, unos 250 seguidores verdiblancos que acompañaron a su equipo en el penúltimo partido de 2018. Y el último a domicilio.El próximo, el 5 de enero en Logroño.

  • el detalle Óscar Gil se perderá el choque frente al Oviedo B tras ver ayer en Urbieta la quinta cartulina amarilla. También el lesionado Figueras, que vio la tarjeta tras protestar desde el banquillo. Iván ania no podrá contar con sus dos centrales titulares

El Gernika, aprovechando la

Apuros en defensa, un caño de Cejudo, un asturiano desgañitado, un doble pivote relegado a la función de oyente y el típico concurso de que la pelota no caiga entre ambos equipos. Poco más. Veinte minutos. Y la sensación de que ni el Racing era el líder solvente ni el Gernika vive con tristeza en el pozo. Pradera le robó otra vez la documentación a Óscar Gil. Hurto. El centro lo remató Abaroa por encima del larguero.

Una ruleta de Rafa de Vicente en el centro del campo. Control orientado. Gourmet. El Racing por fin le puso cara al meta Garrantxo. El malagueño completó su bonita maniobra con un pase a la carrera de Nico Hidalgo por la derecha. El disparo, duro, del motrileño no encontró portería. El cuarto de kilo de aficionados racinguistas desplazados hasta Urbieta al fin vio a su equipo amanecer, cuando en el estadio ya encendían los focos ante la falta de luz.

El mismo ruido que poco después se produjo en el otro fondo. Sombrero de Cejudo. Pared entre De Vicente y Nico Hidalgo. Así la raseaban Tuto y compañía en los campos de barro. El centro del andaluz lo remató de testa Dani Segovia, pero un defensa evitó el tanto. El propio delantero madrileño cabeceó un balón acto seguido que Garrantxo se quitó de encima. 35 minutos. 0-0. Cuando el vientecillo comenzaba a rascar las manos, el Gernika metía el trasero en su área. Ya era hora. La espalda de Ander Larru era el camino. Las dudas van por barrios. El meta local salió de sus dominios para dar un paseo por las coquetas instalaciones de Urbieta. Koldo evitó la tercera tentativa del '9' racinguista.

Un balón que acaricia el alunado cielo guerniqués. Casi choca con la estación MIR. Cejudo la baja. Pase con el interior. Preciso. Ahí. Dani Segovia no controla y termina como croqueta sobre el césped dentro del área. No hubo nada, dijo el colegiado del partido.

El cuarto de hora de reflexión no sirvió de mucho. Para nada más que dar tiempo a las nubes a descargar con rabia casi con el pitido de la reanudación. Algo más que chirimiri. Por darle algo de emoción a la tarde. Koldo remató de cabeza un córner en el primer palo que Iván Crespo enviaba a córner y el tiro roscado de Parra se marchó por encima del travesaño. Una parte de la afición racinguista abandonaba momentáneamente la grada para buscar refugio. Su equipo aún no había salido de la caseta.

Minuto 65. Tedio. Un aplauso intruso desde la tribuna principal. Jon Ander, al 'prao' de plástico. Cicerone en Amorebieta, seguro que conoce Gernica, debió pensar Ania. Yel alavés tiró el desmarque para recibir dentro del área. La jugada fue culminada con un tiro de Rafa de Vicente que encontró oposición en la maraña de extremidades y se marchó pidiendo clemencia junto al palo derecho de la meta local. Pero por fuera.

Doce minutos más el añadido. Ania le pega el puñetazo de turno al banquillo. Ya tardaba. César Díaz sustituye a Hidalgo. El remate de cabeza en el segundo palo del manchego fue inocente. Borrachera de limón. Y un tiro con el exterior de Gorka Larru tomó la dirección equivocada. El Racing tuvo suerte. Y el duro disparo de Abaroa se fue dos metros más allá. Gracias. Casi sin tiempo, Ania dio entrada a una posible genialidad de Enzo Lombardo. Figueras, lesionado, se levantó del banquillo para preguntarle al árbitro la marca del cronómetro. Quinta amarilla. Como Óscar Gil. Ninguno de los dos estará frente al Oviedo B. A buen entendedor, pocas protestas bastan.

Noventa pasados. Un cabezazo de Jon Ander con lío entre Garrantxo y Aimar fue lo último en un partido en el que el Racing hacia tiempo que ya se conformaba con el empate.

Dicen que la fortaleza de los hombres se puede medir de mil maneras; por sus triunfos, por cómo los consigue, por la grandeza de sus rivales... Por cómo se levanta cuando se cae. Pero también por lo que intimida. «Tenemos que intentar recuperar eso ... que tal vez hemos perdido», admitía Iván Ania el pasado viernes. Para asustar, precisamente. ¿A qué se refería el técnico? El Racing quiere volver a meter miedo y hoy ante el Gernika (17.00 horas, Urbieta) tiene una oportunidad más en un escenario que se le escapa de mano; hierba artificial, rival incómodo y necesitado, posibles condiciones meteorológicas desapacibles... Pero es el líder y como tal, además de serlo, quiere demostrar que lo es. Y para eso debe cambiar el registro una vez más y bajarse al pozo del fútbol práctico para zafarse en un partido de manual del grupo II de la Segunda B.

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