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El racinguismo sufrió ayer la pérdida de uno de sus más brillantes goleadores. La muerte de Abel Fernández Valencia (Madrid, 1937), deja al club sin uno de los eslabones más valiosos de los méritos individuales de sus jugadores, ya que fue el primero ... en conquistar el trofeo Pichichi con el que se distingue al máximo goleador de la competición liguera. Además de excelente rematador que lograría dos Pichichis más jugando con el Celta de Vigo, Abel fue segundo entrenador del club con José María Maguregui y técnico del Rayo Cantabria, Laredo, Naval y Gimnástica de Torrelavega. También tuvo en Santander una famosa tienda de deportes que llevaba su nombre.
La vida de Abel siempre estuvo apegada al balón. Consiguió a base de insistencia que su padre le regalara una pelota, y años más tarde, fundaría en Madrid su propio club con un grupo de amigos, el Rayo Extremadura. Su eficacia ante la portería atrajo a la Gimnástica Segoviana, donde jugó la temporada 1956-57 hasta que los ojeadores del Real Madrid le propusieron que se integrara en la disciplina de su equipo de aficionados, pero ante las dificultades de abrirse camino entre estrellas como Di Stéfano, Puskas o Gento, prefirió venirse a Santander para formar parte del Rayo Cantabria. Con los rayistas se convirtió en el delantero imparable de la plantilla, anotando nada menos que sesenta y seis goles en dos temporadas que le sirvieron para subir al primer equipo racinguista, participando, aunque de manera testimonial, en el ascenso a Primera División en 1960. Su debut se produjo el 13 de septiembre de 1959, con un Racing que se impuso al Basconia en Vizcaya por dos a uno. El entonces entrenador, Louis Hon, alineó a Larraz; Pallás, Santamaría, Trueba; Montejano, Pardo; Zaballa, Abel, Cantón, Florit y Yosu.
Tras ser cedido al C. D. Orense (1961-62), se incorporaría de pleno como jugador racinguista en la campaña siguiente, sustituyendo a otro buen delantero racinguista, Francisco Sampedro y destacando como delantero eficaz. Fue el máximo anotador del equipo con 17 goles y en su estreno goleador se lució, porque marcó tres de los cuatro goles con los que el equipo empató en Sabadell contra el conjunto local.
En la temporada 1963-64 su acierto goleador parecía no tener límites. El conjunto cántabro estaba entrenado por Fernando Argila y Abel marcaría cuatro goles contra el Osasuna en los Campos de Sport. En total logró 26 tantos que le valieron el título de Pichichi de Segunda División. En 1965 se incorporó al Celta de Vigo, y su instinto goleador continuó manteniéndose de una manera muy regular, porque en 1966 logró ser nuevamente el máximo goleador de Segunda División al marcar con el conjunto gallego otros 26 goles. Nadie hasta entonces había logrado obtener el Pichichi de Segunda en dos ocasiones, y en la temporada 1967-68 consiguió de nuevo el trofeo al marcar con el Celta 17 goles, honor compartido con su compañero de equipo, Rivera. Después de conseguir el ascenso a Primera con los vigueses en 1969, Abel colgaría las botas siendo jugador del Castellón en la temporada 1970-71.
Accionista y abonado del club, presidente de la Asociación de Exjugadores y racinguista entusiasta, el Racing y su Fundación han manifestado sus condolencias a su viuda, María Lina Crestelo, y a sus hijos Marilín, Belén, Abel y Marta, anunciando que estarán presente en el funeral que se celebrará mañana, miércoles, a las once de la mañana, en la parroquia de la Anunciación.
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