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Las manos del portero no son las únicas que ayudan al equipo en un deporte donde se imponen los pies. En el Racing hubo unas ... manos que moldearon y repararon los músculos de los jugadores durante veinte años, entre 1975 y 1995. Eran las manos de Gonzalo Torre Trueba, el fisioterapeuta que falleció este miércoles en Santander a los 86 años y que llegó al Racing desde su experiencia en el ciclismo. Su muerte ha conmocionado, más que a los aficionados, a los futbolistas que tuvieron ocasión de conocer su dedicación, su mimo, su profesionalidad y sobre todo el trato afable con el que obsequió a los deportistas en los buenos y en los malos momentos. Símbolo racinguista por su generosidad, el club ha hecho público su pesar por el fallecimiento de su gran masajista y guardará el domingo un minuto de silencio antes de su partido en El Sardinero frente al Bilbao Athletic. Su funeral se celebrará este jueves a las 13.00 horas en la iglesia torrelaveguense de Sierrapando.
Nacido en Torrelavega el 23 de febrero de 1934, Gonzalo tuvo contacto con el deporte gracias a la afición que su familia le inculcó gracias al ciclismo, algo inevitable si tenemos en cuenta que en ella se encontraban sus famosos primos, los hermanos Vicente y Fermín Trueba. Además, entre sus nueve hermanos, dos de ellos, Fernando y Ángel, también se dedicaron al ciclismo.
Comenzó a participar en carreras de cierta entidad en 1951 y al año siguiente obtuvo el segundo puesto en el Gran Premio de San Fernando. En 1955, en las filas del Club Ciclista Santander, logró la tercera plaza en el Campeonato Provincial que ganara Manolo González. Su gran triunfo llegaría en 1956 en el Campeonato de España por regiones, donde la provincia de Santander competía como ente federativo con el resto de las regiones de España. El Campeonato se celebró sobre un circuito urbano en el mismo Santander organizado por la Peña Ciclista Peña Castillo, y con la aportación de Pérez Francés, el potencial del equipo cántabro sorprendió al alzarse con el triunfo. Aquel equipo estaba formado por Pérez Francés, Tomás Cuevas, Raimundo Pérez, Manuel Expósito y Gonzalo Torre, que dicen que en aquella prueba fue el que más tiró del grupo para conseguir la victoria.
En este ambiente ciclista, Gonzalo comprendió la importancia de la técnica de los masajes y la manipulación de los músculos y las articulaciones para mejorar el rendimiento deportivo, y al mismo tiempo que continuó su trayectoria ciclista en Francia, a donde se desplazó para trabajar, se interesó por formarse como fisioterapeuta, algo que pudo hacer en Alemania, donde gracias a su facilidad con los idiomas (hablaba hasta cinco lenguas) trabajó de intérprete en el aeropuerto de Frankfurt.
Cuando regresó a España en 1967, además de trabajar en la representación de la marca 'Martini', montó una consulta en su casa de Torrelavega que enseguida adquirió gran fama. Tanto a su consulta de Torrelavega como a la de Suances, comenzaron a llegar famosos, como el golfista Severiano Ballesteros, el cantante Miguel Ríos, el director de orquesta Zubin Mehta o el atleta José Manuel Abascal, que antes de conseguir su medalla olímpica se recuperó de un esguince gracias al tratamiento de Gonzalo.
Su vinculación con el Racing llegó por medio de Nando Yosu que le conoció cuando éste era jugador y más tarde entrenador de la Gimnástica. Su primer contacto fue con el vestuario de 1975 dirigido por José María Maguregui, en Primera División, y viviría las alegrías de los ascensos de 1981 con Fernández Mora en el banquillo, el de 1984, de nuevo con Maguregui, y el de 1993 con Paquito y el regreso de Quique Setién como jugador. Sin embargo, tal y como reflejó en una entrevista de hace años en 'El Diario Montañés', la alegría que recibió con más intensidad fue la del ascenso a Segunda en Getafe en 1991, cuando el club se recuperó del descenso a Segunda B. En esa misma entrevista confesaba su admiración por Chinchón por su capacidad de sufrimiento, capaz de jugar varios partidos con la rodilla destrozada y destacaba la calidad del portugués Quinito, que en su criterio fue el jugador con más clase.
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