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El convenio entre el Ayuntamiento de Santander y el Racing para la utilización de los Campos de Sport está enquistado. Nada nuevo, porque Gema Igual y Alfredo Pérez se encuentran con los mismos problemas con los que se toparon sus respectivos antecesores, Íñigo de ... la Serna y Manolo Higuera. El documento intencionadamente ambiguo y somero que se firmó en los años ochenta ha provocado innumerables problemas cuando, en los últimos años, se ha querido redactar un contrato claro y profesional que determine además las responsabilidades de arrendador y arrendatario. Y lo ha hecho porque Intervención, cumpliendo con su obligación de defender los intereses municipales, ha puesto trabas a distintos apartados, entre ellos la cesión a perpetuidad. Lo que no se hizo en su momento, antes incluso del derribo del antiguo estadio, no es ahora posible, pese a que el Racing apela al acuerdo verbal –el escrito apenas dice nada– que se cerró en su momento, y por el cual se deshizo de su principal y casi único patrimonio.
Y mientras, el estadio sigue mostrando un grave deterioro consecuencia de décadas de inacción de la Casona y el Racing. Un desgaste extremo para un edificio que no ha cumplido los 43 años. La buena voluntad de ambas partes ha permitido ejecutar algunas obras de urgencia, algunas después de que los propios bomberos municipales urgieran a actuar ante el riesgo de seguridad que suponía el estado de cerramientos y cubierta, tanto la metálica como las costillas de hormigón, y parte de la fachada.
El asunto llegó al pleno, que convocó una mesa de trabajo que reúne a los grupos municipales, Intervención y el Racing y que celebrará sesión este martes, día 1 de febrero. Pero las dificultades son enormes dado, entre otros motivos, que el campo figura inscrito como servicio público y no como propiedad del IMD (Instituto Municipal de Deportes) y la citada cesión a perpetuidad. Fue esta una condición que puso el Racing para vender su antiguo estadio en El Sardinero, de modo que se pudiera ampliar el Parque de Mesones y terminar con los problemas de densidad de edificación en la zona, pero ahora no se le puede reconocer este derecho y ambas partes habían optado tácitamente por dejar las cosas como estaba; una suerte de mal menor.
Sin embargo, la convocatoria de la mesa y el estado de la infraestructura obligan a actuar. El portavoz municipal, Javier Ceruti, y el concejal de Deporte, Felipe Pérez Manso, han hecho este viernes un llamamiento a los miembros a la mesa para actualizar el convenio, lo que obligaría al Racing a renunciar a unos derechos de los que considera que moralmente –y expresado de forma vaga en las dos páginas del actual convenio– es titular, la realidad es que el campo está en mal estado. «Los focos y las puertas de acceso al estadio son un peligro cierto para las personas», ha reconocido Ceruti.
Javier Ceruti
Felipe Pérez Manso
El también portavoz de Ciudadanos ha explicado que la Concejalía de Deporte ha tramitado los expedientes para actuar en el estadio, pero en el referente a los accesos se ha encontrado unos reparos de Intervención. «Reparos que nosotros no podemos obviar pero que no nos deben apartar de lo importante: las reparaciones son urgentes».
Pérez Manso ha añadido que los servicios municipales consideran que el mantenimiento del estadio no compete a la Casona. «En el Inventario del Ayuntamiento de Santander, el campo de fútbol figura como un bien de dominio público o servicio público, no estando cedido ni adscrito al Instituto Municipal de Deportes, y junto a ello se advierte que no se podrá avanzar en la tramitación mientras no haya un nuevo convenio», ha dicho citando el informe de Intervención. «A pesar de ello –acotaba– no hemos escurrido el bulto y hemos procedido a la iniciación del correspondiente expediente de licitación de las obras necesarias para tratar al menos de resolver lo urgente».
El actual estadio se inauguró el 25 de agosto de 1988. Construido por el Ayuntamiento de Santander, su cesión a perpetuidad formaba parte del pago del Consistorio al Racing, además de asumir la deuda que en aquel momento tenía el club, a cambio de los antiguos Campos de Sport, de los que a diferencia de los actuales, como se acordó en su momento de titularidad municipal, era propietario el equipo. Esta operación permitió ganar terreno público y solucionar los problemas de densidad de edificación en la zona, y permitió además que el Ayuntamiento de Santander se hiciera con la propiedad por un valor, en la práctica, menor de la tasación que había hecho en su momento.
Sin embargo, no se redactó un documento lo suficientemente completo, que dejara clara esta perpetuidad y que pormenorizara correctamente las condiciones de explotación y derechos y obligaciones de arrendador y arrendatario, lo que ha provocado innumerables diferencias de interpretación ya desde finales de los noventa –de hecho, el documento se refiere al antiguo estadio, y no al actual–. Ahora, dado el deterioro y la imposibilidad económica del Racing para una intervención integral en el estadio, se han hecho más evidentes.
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