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La crisis de juego, resultados y credibilidad del Racing no solo pone en cuestión a su nuevo entrenador, a los futbolistas y al propio modelo, sino que ya ha hipotecado de hecho las posibilidades de ascenso a Segunda División, toda vez que ... los resultados frente a los rivales de esta primera fase se arrastran -aquellos cosechados contra equipos que pasen a su mismo grupo- y los verdiblancos tienen por lo tanto ya una apreciable desventaja sobre muchos de los clubes que aspiraban al ascenso al comenzar el curso.
El Racing ocupa en estos momentos un octavo puesto que le condenaría a jugar la segunda fase con los equipos que buscarán evitar el descenso a Tercera División. Cierto que con un partido menos, el que debe disputar mañana frente al Real Unión en los Campos de Sport, pero muy lejos de sus objetivos de principio de curso y de la fase de ascenso.
De hecho, aunque este miércoles ganen a los irundarras, los de Aritz Solabarrieta se colocarán en los puestos por jugar en la nueva Primera RFEF que se disputará el próximo curso, y nunca entre esas tres plazas que permiten luchar por el play off de ascenso a Segunda en esta enrevesada y caótica última edición de la Segunda División B, que desaparece en este curso para desgajarse en dos nuevas categorías.
El objetivo del Racing a principio de curso era claro, unívoco. Diáfano. Regresar a Segunda tras su descenso. Para ello no es imprescindible terminar la primera fase como líder de subgrupo, pero sí recomendable, para adquirir rentas dado que se arrastran los resultados. Aquí es donde se evidencia el grave problema multiorgánico que arrastra el Racing: necesita terminar entre los tres primeros al término de las 20 jornadas de esta primera fase, y a día de hoy ocupa la octava plaza en una liguilla de once equipos. Por detrás también del otro equipo cántabro del grupo, recién ascendido Laredo, que nunca ha ocultado que su meta es la permanencia y que cuenta además con un presupuesto muy limitado para este objetivo.
En caso de no ocupar uno de los tres primeros puestos el Racing no tendría ya ninguna opinión de ascender a Segunda, lo que le pondría en una situación aún más delicada de la actual, si cabe. Y es que correría el riesgo de no entrar tampoco en la Primera FEB, esa nueva tercera categoría del fútbol español que se pondrá en marcha en el curso 21-22 con dos grupos de 20 equipos. Una especie de premio de consolación para un Racing que de acuerdo con sus dimensiones y trayectoria tiene entre la Primera y la Segunda División un hábitat natural del que ya lleva demasiado tiempo alejado pese a sus dos tímidas incursiones.
La peor década deportiva y económica de la historia del Racing en sus 108 años de historia (excepción hecha de la Guerra Civil) coloca al equipo en una situación crítica en lo que resulta una evidencia: nunca el Racing tuvo una clasificación tan mala en la tercera categoría nacional, que con los diferentes nombres que ha tenido ha sido siempre su suelo histórico. Es, con los números en la mano, el peor Racing de la historia, o al menos desde que en la temporada 28-29 arrancó la Liga y se dispone de números y categorías normalizadas con las que comparar.
El partido de este miércoles ante el Real Unión (Campos de Sport, 19.00 horas) llega así con una urgencia perentoria de puntuar en un equipo que puede quedarse sin su gran objetivo mucho antes de tiempo y cuyo nuevo entrenador, que suma dos derrotas en otras tantas jornadas, no ha conseguido la confianza del entorno, en parte por las circunstancias en las que ha recalado en Santander.
En verano, cuando salió a la luz este complejo formato de campeonato, hubo quien se llevó las manos a la cabeza. «Los errores se pagarán mucho más», repitieron los técnicos. Es evidente que en una Liga de 38 jornadas no suele haber margen para la sorpresa, pero en una de veinte todo es mucho mas probable. Varios malos resultados condenan a la parte baja sin casi maniobra de recuperación. Pues bien, eso ha ocurrido. El Racing está lejos de donde imaginó. Y a partir de mañana, tras el duelo con el Real Unión habrán traspasado el ecuador de la Liga.
El Racing si lograse acabar entre los tres primeros pasaría a una fase de 30 equipos de los que cuatro se clasificarían para la fase final y catorce asegurarían plaza en la Primera RFEF.
Ahora bien, ese escenario es el más bucólico pero después de los últimos resultados se empieza a convertir en una quimera. El otro panorama que existe es el que se centra en asegurar la plaza en la supuesta tercera categoría nacional. Aquí, de entre tres grupos de seis y dos de siete equipos el Racing debería quedar entre los dos primeros si quiere mantener plaza en la nueva Segunda RFEF, el resto lucharán por evitar el descenso a Tercera. Y ese descenso le podría llegar al Racing si finaliza entre los cuatro últimos de su subgrupo en la fase actual y después, entre los cuarenta equipos (ocho grupos de cinco) que jueguen por no bajar, no logra ser uno de los dos mejores en su grupo o uno de los cuatro de los cinco mejores terceros. Y todo ello arrastrando los puntos de esta fase en la que se encuentra y que por el momento le está superando.
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