Una final como tantas

No es que se aguarde el mayor espectáculo del mundo, aunque el entrenador del Racing espere un «partido precioso». Algo que no es necesariamente contradictorio, porque la emoción y el ambiente son ingredientes suficientes para que así sea, independientemente del juego.

A un lado con un Burgos construido en torno a su extraordinaria capacidad defensiva y su extraordinario ratio puntos goles. Al otro, un Racing ciclotómico al que tan pronto le da por gustarse como reivindica su título de rey de la paparda. El contexto, un partido en el que los de Julián Calero tratarán de engancharse a los puestos de fase de ascenso (probablemente sea su última oportunidad de hacerlo) y los de José Alberto López, abrir de nuevo brecha con la Ponferradina y, en general, con el descenso. Tras un sprint de principio de año que les había dejado en buena posición, la carrera por la salvación se les está haciendo larga a los verdiblancos.

Por eso, y por el fin de semana, y por la cercanía de la ciudad castellana, y, en resumen, porque la afición del Racing es así, el equipo estará tan arropado como siempre que lo pide. Dos lustros largos de purgatorio bien lo merecen, porque un equipo que tiene la permanencia virtualmente a tres victorias -y le quedan nueve partidos- puede al fin consolidarse en Segunda después de más de una década en la montaña rusa. Con la esperanza de abordar además esa última rampa que le devuelva allí de donde le desalojaron los okupas.

Por eso el duelo de Burgos es importante. No como para recurrir al tópico de la final, porque José Alberto y compañía tienen margen de maniobra, pero sí una cita en la que cambiar dinámicas en esas pequeñas euforias y minicrisis de las que vive el fútbol. Tres jornadas sin ganar (aunque con dos empates, que la estadística futbolera es muchas veces tramposa), la renta de siete puntos frente a la Ponferradina y con ella respecto al descenso se ha reducido a cuatro. Ya no hay equipos intercalados, más allá de un Sporting, este año bote salvavidas del racinguismo, empatado a puntos pero con la diferencia particular de goles perdida tras caer a orillas de San Lorenzo y de El Sardinero. A cambio, otros seis rivales a tiro. Por encima, pero todos ellos a un solo partido. Por eso ganar en Burgos es tan importante.

El racinguismo lo sabe. La plantilla lo sabe. José Alberto lo sabe. Pablo Álvarez, también. Por eso el mensaje es el de los días clave. Si el fútbol es un estado de ánimo hay que evitar entrar en depresión.

Para ello saldrán a escena algunos actores secundarios, porque las bajas de Jordi Mboula, que difícilmente volverá a jugar antes de mayo, y del sancionado Rubén Alves obligan a hacer cambios. Todo eso siempre que Germán, renqueante esta semana, pueda ser titular tras volver al trabajo con sus compañeros. En caso contrario los verdiblancos saldrán al campo con una pareja de centrales inédita.

Para suplir a Alves -este sí, baja segura por acumulación de amonestaciones- hay dos alternativas. El plan de contingencias es Pol Moreno, de quien José Alberto ha echado mano para guardar los resultados favorables al final de varios partidos. Pero como acompañante de Germán puede optar también por otro futbolista más rápido, y zurdo, como Eneko Satrústegui. El navarro casi siempre ha jugado en Santander como lateral, pero su puesto natural -y así se le fichó en verano de 2021- es el de central, de modo que esta opción no es nada descabellada. Si al final Germán, que ayer entró en la convocatoria, no está en condiciones de ser titular, ambos formarán pareja.

Más amplio es el abanico que se abre en la banda derecha, propiedad de Mboula hasta su rotura fibrilar. La semana pasada el técnico dio la alternativa a un futbolista que ha demostrado desde su llegada a los Campos de Sport que le gusta mucho: Yeray Cabanzón. El de Isla fue titular frente al Levante, pero la solvencia que mostró el Racing en aquella última cita no fue suficiente apara puntuar. Ahora José Alberto debe decidir si le mantiene en el puesto, algo imprescindible para que el canterano siga creciendo, o si por el contrario optar por otras alternativas. Las más claras, un Marco Sangalli que llegó en la ventana invernal de la mano del propio José Alberto. Unai Medina parece fuera de la ecuación esta vez. La de Sangalli puede ser una apuesta más conservadora.

Puede haber cambios, no de nombres, si no de posiciones, en los otros dos puestos del tridente ofensivo verdiblanco. Porque el míster le está dando vueltas a dónde ubicar a Jorge Pombo e Íñigo Vicente. Lleva días probando al vasco en la mediapunta y al aragonés pegado a la banda izquierda. Todo lo contrario a lo que ha sido habitual a lo largo de la temporada.

En el eje, Íñigo Sainz-Maza y Aritz Aldasoso son ya la pareja titular, aunque con Juergen Elitim siempre al acecho. El colombiano es el futbolista diferente, pero, tras las declaraciones del míster en rueda de prensa, tiene pinta que el de Ampuero y el vasco van a ser los elegidos.

Por lo demás, los roles están muy claros. Incluido Roko Baturina, titular prácticamente desde su llegada el último día del mercado de invierno, ha causado buena impresión. El cuerpo técnico le ha dado confianza, ha conectado con la grada y ha aportado mucho al equipo. Pero solo ha marcado un tanto. Un saldo muy pobre para un delantero. Ninguno de sus compañeros o adversarios por el puesto, como se prefiera, superan esa estadística, pero en los últimos tiempos un Cedric que había quedado poco menos que relegado ha vuelto a tener minutos en los segundos.

Ese es el escenario con el que el Racing visita a un Burgos que arrancó la temporada muy en forma. Inexpugnable en defensa, llegó a ocupar puestos de ascenso, y aunque ha perdido comba sigue mirando hacia la zona media-alta de la clasificación, ya con la permanencia en la práctica garantizada gracias a sus 46 puntos. Probablemente la consiguiera incluso perdiendo los nueve partidos que le restan, pero mejor no probar fortuna.

Todo arrancará a mediodía en la Plaza División Brunete, donde el racinguismo tratará de ganar la primera batalla: la anímica. Pero lo que de verdad sirve es lo que ocurra a partir de las 16.15 en El Plantío.