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Dos Racing. Uno por cada parte y en contra de la tónica cinematográfica la segunda superó a su predecesora. El descanso sacó a escena a un ejército de canteranos que mejoró la versión inicial, dio la vuelta al marcador adverso tempranero y se atrevió ... a hacer todo lo que no se vio en la primera mitad. La propuesta valiente de Rozada surtió efecto a partir del ecuador del partido y la Real Sociedad B se encontró un gol de regalo y poco más. Destellos de Benktib y buenas maneras de Mateo y Simón. Camus volvió a ser Camus cuando pasó a la derecha y méritos para Dani González y Mantilla. Aprobado alto.
Racing
Crespo; Goñi, Figueras, Mirapeix, Simón; Íñigo, Benktib, Mateo Gandarillas, Nico Santos; Álvaro Cejudo y Jon Ander. Segunda parte: Lucas; Ceballos, Juan, Gil, Mantilla; Martín Solar, Pablo Torre, Dani González; Bustos, Marco Camus y Siverio. También jugó Jorrín.
2
-
1
Real Sociedad B
Unai, Jon Ander, Aranzabe, Ezkurdia, Petxarroman, Aldasoro, Teijeira, Veiga, Jorge Martínez, Garrido, y Lobete. También jugaron: Aguirre, Marrero, Gabilondo, Sukia, Kortajarena, Zoilo, Martín y Goñi.
Goles. 0-1: m.2, Jorge Martínez; 1-1: m.75, Dani González; 2-1: m.79, Dani González.
Árbitro. Castellanos Argüeso (cántabro). Amonestó al verdiblanco Óscar Gil.
Incidencias. Instalaciones Nando Yosu. Cerca de una treintena de abonados Oro del club verdiblanco en el graderío
A Javi Rozada le costó quitar la cara de plato que se le quedó cuando en el minuto dos un balón entre líneas le ganó la espalda a Mirapeix y le cayó en el pecho a Jorge Martínez, a tres metros de Iván Crespo. Figueras trató de enmendar la plana, pero tan solo pudo llegar para no perderse el primer gol de la pretemporada. Inapelable.
La Real Sociedad B se hizo con el balón y la intensidad del Racing no le daba para llegar a tiempo. El centro del campo donostiarra superaba una y otra vez a un Benktib voluntarioso, pero solitario y a un Cejudo con más ímpetu que acierto. Rozada empujó a los suyos a quitarle el balón al Sanse, pero con dos marchas más que los racinguistas, los chavales de Xabi Alonso le escondieron la pelota. Su línea de tres por detrás del rocoso delantero vasco incomodaba la salida de balón de Figueras y Mirapeix, que aún con problemas insistían en ella.
Un desborde de Benktib y un cabezazo de Íñigo fijó al rival en su campo. Lo intimidó, por llamarlo de algún modo, y le hizo perder efectividad. El Racing recuperó la posesión y empezó a sentirse cómodo y no sólo el equipo, también Rozada, al que se le quedaba pequeña la zona del banquillo. A la media hora de juego ya se habían sacado algunas conclusiones; la primera, que Benktib puede ser el futbolista dinámico y creativo que el Racing no ha tenido desde hace años. Se ofreció, creó y lo más importante, hizo jugar y se atrevió sin reparo. Estas dos últimas virtudes permitieron al equipo perder la vergüenza. Se dejaron ver Mateo Gandarillas y Nico Santos en las bandas, pero a ráfagas y sin apoyos. Apenas hubo conexión entre un Cejudo participativo y un Jon Ander inédito. Apenas había desmarques de ruptura, muy pocos la pedían al espacio y el juego se volvía predecible.
A Rozada le encajan los sistemas 4-3-3 y 4-2-3-1. El dibujo de este miércoles dejó en la primera parte como faro a Iñigo en ataque soltándole la correa a Benktib para que se incorporase lo que fuera oportuno. La Real Sociedad B no cambió el rictus en toda la primera mitad; salvo las internadas de Mateo por la derecha y de Simón por la izquierda, poco más le alteraba.
El Racing adolecía de fluidez, de intensidad y de cambio de registro, pero los del Sanse tampoco ofrecieron mucho más. El inoportuno gol les dio un plus de comodidad, pero no escondió sus deficiencias. Sólo fue capaz de hacerle daño al Racing cuando se decidía por jugar rápido. La primera propuesta de Rozada no fue insuficiente del todo, pero dejó ver las costuras que tiene el equipo con un mes por delante para solventarlas. Benktib tiene fútbol, pero cuando le toca defender en estático no llega a tiempo, algo que puede superarse con una pretemporada más apañada o con un refuerzo que le complemente. A Cejudo le hace falta entonarse; su falta de clarividencia en el último pase dejó fuera de combate a Jon Ander, que se hartó a correr sin sentido. Sin brillo, imprecisa y hasta aburrida, la primera parte no tuvo ni un segundo de añadido.
El de este miércoles era un ensayo en toda regla con fuego real y como tal lo utilizó un Rozada, que sabe que en los amistosos hay que hilar fino en lo que se hace y en lo que se intenta hacer. Tras el descanso, menos el equipaje lo cambió todo. Puso en marcha un equipo plagado de canteranos, con mucho fútbol de partida y un trivote repleto de calidad. Le dio la batuta a Martín Solar y le rodeó de Dani González y Pablo Torre, uno para contener y otro para inventar. Abrió el campo con Marco Camus y Álvaro Bustos y colocó a Siverio como único delantero. La intención del Racing no cambió, pero de partida el guión de la segunda parte tenía otra letra y otra música.
Los primeros compases del segundo acto fueron de nervios por hacerse con el timón. Rozada convirtió al intenso Ania en un tranquilo paseante. Va a tener que pedirle a su paisano el medicamento que consiguió quitarle a aquel la bravura en el banquillo. Vociferó y corrió noventa minutos.
La pelota se movió más en la segunda mitad y llegaron las ocasiones por ambas bandas. Camus profundizó sin temor y Bustos demostró desborde y calidad. Los dos futbolistas tienen recursos. Como también los tiene Siverio, que remató con sentido las dos pelotas que le llegaron con cierta armonía.
La Real sólo aportó algo al partido cuando el Racing cometía errores. Los primeros aplausos llegaron en el minuto 60, cuando el descaro de Martín Solar fue escondiendo al centro del campo del Sanse. Los donostiarras dieron un paso atrás sin darse cuenta y el ejército de canteranos racinguista se fue al ataque. En el haber del Racing se vio el derroche físico de Mantilla, que se bastó para cubrir la banda él solo y dejarle a Camus campar a sus anchas. También el toque de Bustos y los galones de Martín Solar. En defensa, la pareja Gil-Juan no tuvo problemas porque la Real Sociedad no les puso a prueba. Jugaron más cómodos que sus colegas.
Se merecía más el Racing de la segunda mitad; más inteligente, más creativo y mucho más valiente. Y así llegó el premio. Rozada acababa de cambiar a Camus de banda y en un cambio de ritmo buscó a Siverio, pero rechazó la defensa vasca. El balón se lo llevó Dani González, que llegó desde la segunda línea para acertar. Y no fue la única. Minutos más tarde, Camus habilitó a Pablo Torre, tirado en banda, y su centro lo empaló Dani González para con fortuna encontrarse el balón por el camino a Siverio y cambiar la dirección del balón. Un gol a 'pachas' entre los canteranos que le sacaron los colores a una zaga donostiarra que fue perdiendo gas al tiempo que el Racing le quitó el bastón de mando. Los chavales alzaron la voz y se reivindicaron.
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