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Un fracaso continuado

Otro objetivo frustrado. El Racing se tiene que conformar con buscar la Primera RFEF en un nuevo síntoma de sus problemas persistentes durante toda una década

Martes, 23 de marzo 2021, 07:00

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    El objetivo marcado a su llegada está más lejos que nunca

    Cuando se hizo cargo del club, Alfredo Pérez se puso un objetivo claro: ascender a Primera División en cuatro años. Dos y medio después no solo es una meta imposible, sino que el club corre el riesgo de caer a la cuarta categoría nacional, algo que nunca le ha ocurrido desde que en la temporada 1928-29 se pusieran en marcha las competiciones regulares enEspaña. La directiva no ha sabido comandar un proyecto que devuelva al Racing a su espacio natural y acusa el desgaste, además de haberse dejado por el camino una fuerte inversión tanto en capital social como a través de la línea de crédito abierta al club. En este segundo caso, una parte al 4% y otra al 9%, pero sin más garantías de poder recuperar el capital que conseguir que el Racing sea viable, algo, según sus propias palabras imposible en la actual Segunda B y ya se vería en la futura Primera RFEF. A su llegada dieron la vuelta a la política de Manolo Higuera y su Consejo y han evitado la quiebra económica, pero no es que el Racing ya no sea un club endeudado, sino que lo está fundamentalmente con su matriz.

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    Política errática,con constantes cambios de modelo

    La unidad entre los exjugadores saltó por los aires cuando chocaron el proyecto de Higuera de ascenso inmediato y el de Setién de cantera. Al final, ni lo uno ni lo otro, y sí muchos bandazos. Fichajes de quince en quince y elRacing lastrado enSegunda B y sin canteranos. La llegada de Chuti Molina como valido y un presupuesto récord para el Racing en la categoría de bronce trajo al fin el ascenso –a costa de limpiar de canteranos el equipo y marginarlos durante dos años–, pero cuando fue necesario buscar la permanencia en Segunda se demostró que el equipo estaba muy justo. Otros clubes con menor tope salarial consiguieron una solvente salvación y el Racing se quedó muy pronto sin opciones. Cuando tuvo que trabajar con una menor disposición económica Molina demostró no ser capaz de hacer un buen equipo.Con José Mari Amorrortu se cambió radicalmente el modelo, pero quien debía ser el responsable de estrategia deportiva pasó a dirigir de facto el primer equipo y sus fichajes.Pese a su buen trabajo con la base, en solo unos meses ya está quemado por ese motivo y el nuevo proyecto, en entredicho.

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    Infinidad de fichajes, tanto en verano como en invierno

    El nuevo equipo llegó con voluntad de limpia, como lo hizo antes Molina, pero el caso es que año tras año el Racing ficha decenas de futbolistas y da la baja a otros tantos. Incluso debe negociar todos los inviernos la carta de libertad de jugadores incorporados pocos meses antes, precisamente en la ventana estival de fichajes.Con esta política, que se ha vivido no solo con Molina y el tándem Amorrortu-Menéndez, sino también durante toda la época de Manolo Higuera, resulta imposible construir un proyecto de continuidad. El propio Higuera insistía durante su gestión que la extremada renovación es una práctica habitual enSegunda B, pero no ocurre en la totalidad de los equipos ni es frecuente que en invierno deban hacerse todos los años un buen número de fichajes a cambio, además, de rescindir a incorporaciones estivales. Entretanto, la cantera ha estado marginada durante las dos temporadas en las que Molina tuvo poderes plenipotenciarios en La Albericia, y cuando se ha querido recuperar, queda mucho por hacer. Este año de nuevo se ha dado de baja en enero a fichajes de verano.

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    Un vestuario que decía acusar la presión y no ha rendido a la altura

    A lo largo de la temporada, la plantilla ha dejado entrever, y así lo han dicho los responsables deportivos y directivos, que estaba acusando la presión que rodea al equipo. En el contexto de Segunda B, el Racing es un equipo con un entorno y una afición de mayores dimensiones que la inmensa mayoría de sus adversarios, y algunos futbolistas han lamentado, siempre de acuerdo con lo que ha dejado entrever el propio club, la a su juicio excesiva presión a la que se sienten sometidos en Santander.Esta situación revela hasta qué extremo el ascenso se ve como una obligación en el racinguismo o al menos en una parte significativa de él, algo que tal vez no se consiguiera transmitir a los recién llegados en el momento de negociar su fichaje. El domingo el entrenador puso el foco sobre los canteranos –de los que mejor han rendido– al interpretar la matemática imposibilidad de disputar la fase de ascenso como consecuencia, entre otros factores, de jugar con varios futbolistas que el año pasado estaban en el juvenil o el Rayo Cantabria. Algo que fue la esencia del Racing durante casi toda su historia, incluso en épocas en Primera.

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    Pitma recogió el Racing en su peor momento histórico

    Como antes las directivas de Sañudo e Higuera, el Grupo Pitma ha heredado la situación caótica de quiebra económica y deportiva que les dejaronFrancisco Pernía y posteriormente Ángel 'Harry' Lavín, con lo que se denominó la 'Era Okupa'.Desde entonces uno de los objetivos ha sido evitar la desaparición del club, una amenaza evidente y real que todos los equipos directivos han conseguido neutralizar hasta ahora. Con el club en Segunda B y una permanente economía de guerra, el Racing se ha visto lastrado en sus objetivos de las últimas seis temporadas. Solo en dos de las seis que ha disputado en esta última etapa enSegunda División B ha conseguido ascender a Segunda, y en ninguna de ellas pudo conseguir después la permanencia.El estado de absoluta descomposición en que se desalojó a Harry del Racing en 2014, que afectaba incluso a un estadio completamente destartalado pese a que contaba con menos de 30 años, ha sido una pesadísima mochila con la que han tenido que cargar todas las directivas y entrenadores y ha condicionado los diferentes proyectos.

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    Cinco entrenadores en poco más de 16 meses

    La última alegría del racinguismo fue en 2019.Después, lo de siempre en la última década: decepciones. IvánAnia ascendió a Segunda en lo que aspiraba a ser al fin un proyecto de continuidad, pero se truncó pronto. Tras la destitución del asturiano en noviembre de 2019 han pasado por el banquillo Cristóbal Parralo,José Luis Oltra, Javi Rozada y Aritz Solabarrieta. Con ninguno de ellos funcionó el equipo. Lo de esta última temporada ha sido especialmente extraño. En verano se tuvo en el limbo a Rozada pese a ser el elegido en una situación que llegó a ser muy delicada para el asturiano, al que no se permitió ni tener un segundo y al que se destituyó con siete partidos jugados en Liga y un saldo de tres victorias, tres empates y una derrota. Solabarrieta llegó sin apenas experiencia enSegunda B y apadrinado por Amorrortu, que ya en verano quiso que entrenara al equipo. Debutó con tres derrotas consecutivas y después tuvo una gran racha, pero ya se puede decir que no ha cumplido el objetivo. Aun así seguirá, al menos por el momento, en el banquillo verdiblanco.

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    El Racing ha ganado trece partidosde los últimos 73

    La crisis de resultados del Racing comenzó ya en abril de 2019, si bien el equipo tuvo inercia suficiente para ascender a Segunda, con lo que de haber enderezado el rumbo ese dato hubiera quedado en una anécdota. Pero no fue así y la estadística desde entonces muestra que el Racing ha ganado trece de los 73 últimos partidos de Liga y promoción. De ellos, 42 han sido en Segunda División, 29 enSegunda B y dos de Copa. Un equipo que ocupa la 15ª plaza en la clasificación histórica de Primera (llegó a ser 13º) no ha sido capaz de mantener la categoría en sus dos últimos pasos por Segunda y este año ni siquiera conseguirá colocarse entre los tres primeros de uno de los diez subgrupos de Segunda B. El que ya es el peor Racing de la historia (a lo máximo que aspira es a terminar séptimo en su grupo, tras caer a la repesca) se arriesga a convertirse en un club más de la categoría de bronce. De las últimas ocho temporadas, ha jugado durante seis enSegunda B y dos en Segunda, y en la 21-22 a lo máximo que aspira es a estar en la nueva Primera RFEF tras la reestructuración del fútbol nacional.

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