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Comenzó su carrera en el Racing y también ha puesto el punto final a su vida como jugador en él, pero no como siempre había ... soñado. A Juanjo Expósito (Ontaneda, 1985) le queda el regusto amargo de no haber podido despedirse de la afición que le ha visto debutar y crecer como profesional, pero el delantero mira al futuro con optimismo. Su prioridad es cerrar el capítulo contractual con el club y celebrar el ascenso cuando termine la temporada, porque para él, el Racing «está por encima de todo».
–¿Qué planes tiene ahora?
–Lo primero esperar a que se solucione el tema del contrato y llegar a un acuerdo. No contaba con ello, pensaba acabar mi carrera en el Racing. No tengo intención de seguir jugando, no estoy preparado psicológicamente porque mis esquemas se han roto. No me apetece irme por ahí. Voy a empezar a pensar en mi vida laboral, trabajar en la empresa de mi padre o dedicarme al mundo de fútbol, no desde el verde, sino desde otro ámbito. Creo que hay posibilidades aunque todavía no tengo nada, pero tengo que trabajar porque tengo toda la vida por delante y una familia que mantener.
–Su salida siempre ha sido un run run, ¿usted se lo esperaba ahora?
–No estaba jugando y participando cuando yo veía que podía hacerlo y dar bastante al equipo. Esto es algo que está ahí desde pretemporada aunque a mí no me dijeron nada. En los medios sale que van a traer gente, pero no contaba yo con que fuese así. Está claro que estás en el disparadero como todos los jugadores de otros equipos que son los que menos juegan, pero no esperaba que fuera de esta manera.
–Empezó su carrera en el Racing y también la termina en él, aunque quizá no de la forma que le hubiera gustado.
–Llevo allí desde las categorías inferiores. Debuté en Primera y después tuve la suerte de estar en muchos equipos, pero una vez que me salió la oportunidad de volver a mi casa lo tuve muy claro.Barajaba varias opciones económicamente más potentes, pero decidí que era el momento de volver a mi casa. Me tiraba el sentimiento que tengo por el Racing. Se me ofrecieron tres años y después estar en el cuerpo técnico y era algo irrechazable. Cualquier jugador sueña con volver a su casa y acabar donde empezó todo. Pero no ha sido como quería y no me he podido despedir de la afición.
–Pese a su falta de protagonismo su profesionalidad y comportamiento han sido intachables.
–Cuanto más profesional seas mejor va a ser para ti. En elRacing desde que estoy en la cantera lo he mamado con jugadores como Munitis, Gonzalo Colsa, Pinillos... Eso te marca y a lo largo de mi carrera siempre he intentado ser así.
–¿Se siente maltratado por el Racing?
–Por el club, el escudo y la afición no. Al Racing le debo todo. Aquí siempre se ha exigido más al canterano que al de fuera, pero a mí igual que se me ha silbado también se me ha aplaudido y mucho. El último partido en El Sardinero se coreó mi nombre en la grada y se me aplaudió. Se que hay mucha más gente en Santander que me quiere de la que no. Pero sí creo que me he ganado tanto dentro del vestuario como fuera haber acabado de otra forma. Los compañeros mismos me lo han dicho, que he podido jugar más esta temporada y aportar más a este club. He hecho mi rol desde donde he podido, en este caso desde fuera del césped. Después de haber jugado más de 300 partidos en la LFP creo que podía haber dado más a este equipo y no me he merecido acabar como he acabado. Lo he sufrido bastante y mi familia también. Es duro que esto te pase en tu casa.
–En su contrato hay una cláusula para incorporarse a la parcela técnica del club, ¿cómo se va a solventar eso?
–Eso está en manos del asesor de mi padre y el abogado, que son quienes están negociando con el Racing. No sé cantidades ni nada porque desde que empecé a ganar dinero en el fútbol esos temas los lleva mi padre y el asesor. Sí que es verdad que cuando me comunicaron el despido lo único que les dije fue que respetasen mi contrato y que yo no iba a poner ninguna pega ni pretendía denunciarles, siempre que respeten mi contrato.
Si se exceptúa el minuto que saltó al césped ante el Logroñés en Copa del Rey, su último partido como verdiblanco fue en Liga ante la Cultural de Durango en El Sardinero. También fue el único que ha disputado esta temporada, en la que sólo ha estado sobre el césped ocho minutos en Liga. 488 segundos en los que logró un gol y generó dos ocasiones para su equipo.
–En caso de que no se respete, ¿sí tiene intención de demandar?
–Sí. En caso de que tenga que pasar eso y haya que denunciar, yo denuncio a quienes están incumpliendo mi contrato, y lo denuncio porque es algo que me corresponde. Es algo que es de mi familia, de mis hijos... No estoy pidiendo nada que no sea mío o que no me corresponda. Vine renunciando a más dinero de lo que gano aquí como para ahora decir que perdono todo mi contrato.
–¿Cómo le comunicaron su despido? ¿Quién se lo dijo?
–Me llamaron el jueves de la semana pasada y me dijeron que necesitaban mi ficha para otro jugador y que me la iban a quitar. Les comenté que de acuerdo. No era lo que yo quería, mi intención era seguir, pero ellos son los que mandan. La reunión fue con Chuti Molina, Víctor Alonso y el míster, Iván Ania. El domingo me dieron la carta de despido. Si yo algún día trabajo en un club y me veo en esta situación de que necesito la ficha, me reuniré con el jugador le pagaré lo que se estipuló y acabaremos bien. Creo que es la manera de hacer las cosas. Lo que se ha hecho no es la forma adecuada de tratar a un jugador y si es alguien de casa menos.
–En el despido se aduce bajo rendimiento.
–Por lo que me han comentado lo de 'bajo rendimiento' es porque no hay ningún motivo de despido. Por poner un ejemplo, yo no he llegado borracho a ningún entrenamiento. Si yo no cumplo las normas del régimen interno puede ser un despido procedente, pero en este caso no hay ningún motivo. Bajo rendimiento, no sé. He jugado ocho minutos en la Liga y he marcado un gol.
–En verano estuvo a punto de salir ¿Hablaron con usted entonces?
–En verano todos los medios se habían eco. Yo iba por la calle y la gente me lo comentaba, me decían: «Oye, que te van a echar», pero a mí en el club no me dijeron nada. Lo único que sabía era que tenía contrato y que quería jugar aquí. Sí que es verdad que la actitud de la dirección deportiva fue no salir al cruce de los rumores. Lo suyo hubiera sido cortar los rumores y aclararlo, pero no se hizo y el run run quedó en el aire. Si yo soy el club y me veo en esa situación hubiera salido a desmentir ese tipo de rumor hacia mi jugador.
–En ese sentido ¿tiene algo que reprocharles?
–No. Aunque son formas que yo no usaría y no voy a usar, porque creo que algún día voy a estar en ese lugar. Hay maneras más elegantes de hacer las cosas y hay que ir de cara. No tengo nada contra ellos, cada uno tiene su forma de trabajar, pero eso no quita para que yo tenga una manera de ver la vida distinta a esa.
–¿Cómo ha llevado su suplencia?
–Es complicado. El rol de suplente lo he asumido aquí, pero estoy en un punto en el equipo de mi tierra en el que sólo me preocupaba subir y quiero que el Racing suba y regrese al fútbol profesional. Sólo me preocupaba ayudar, entrenando y que la gente vea que aunque no juegue, sumo. Es duro ver que llega el domingo y estar en el banquillo o la grada porque ves que puedes aportar, pero cuando las cosas no dependen de uno no se puede hacer nada. Lo que yo podía darle al equipo era lo que creo que le he dado, que es ser compañero, animar, alegrarme de que marquen goles... Tengo muy buena relación con todos los jugadores. Me vais a ver con ellos aquí. Yo sólo tengo palabras buenas hacia ese grupo porque es un grupo espectacular y tienen todo para subir.
–¿Cómo es su relación con Ania?
–Cordial. No puedo decir que es el entrenador con el que más relación he tenido, es de los que menos porque no he participado.Es algo lógico. Desde el principio los bolos estaban plantados de la forma que todo el mundo sabe y ha sido una relación normal, pero distante.
–¿A qué se refiere con que 'los bolos estaban plantados'?
–En pretemporada llego y estoy en condiciones de ser un jugador importante para el equipo, y sin decirme nada el cuerpo técnico o el club ves como a Antonio le echan, cómo van saliendo más jugadores y que tú puedes aportar mucho, pero no te dan esa confianza o te lo hacen ver. Daba igual que Juanjo estuviera preparado o no y que cada fin de semana hubiera metido dos goles. He estado preparado en partidos donde no había delanteros y no he salido estando muy bien. Eso es percepción mía y de mis compañeros.
–¿Por qué cree que no se ha contado con usted?
–No lo sé. Tengo mis teorías que prefiero no decir, pero creo que es cosa de la dirección deportiva más que un tema del cuerpo técnico.
–¿Cómo se lleva con Chuti Molina?
–Nos hemos hablado, nos saludamos. Él iba hablando bien de mí a los compañeros, pero todo lo que puedan hablar bien de ti se refleja en que te despiden. Es algo que choca.
–¿Volveremos a verle por El Sardinero?
–Sí, el próximo domingo que el Racing juegue en casa estaré allí. Yo soy racinguista y el día que me despedí de los compañeros les dije que quiero celebrar el ascenso con ellos. Para mí por encima de todo está el Racing. Por encima de mí, de la dirección deportiva y de todos.
Quería terminar su carrera en el Racing, pero su final feliz no ha sido posible. Cuestionado casi desde el momento en que puso de nuevo un pie en Santander, Juanjo ha tenido que bregar con eternas suplencias y continuos rumores de salida, pero el de Ontaneda lo tenía claro. Por eso rechazó una oferta para irse a la Gimnástica. Como en el Racing en ningún sitio. Ahora repasa las luces y sombras de su última etapa en el club santanderino y las diferencias entre la plantilla del año pasado y la actual.
–Chalana le ofreció formar parte de la Gimnástica, ¿usted se lo llegó a plantear?
–Sí. Bueno el día que tuve la primera reunión con el Racing me dijeron que si quería ir a la Gimnástica. Fue lo primero que me dijeron nada más entrar y les dije que no. A Chalana le fui sincero, le dije que no estaba para ir a otro equipo, no le quería engañar, me quería retirar en el Racing y le comenté que podía encontrar a otro que tuviera todos los sentidos puestos en el fútbol, que yo los tengo, pero puestos en el Racing.
–¿Nota mucha diferencia entre la plantilla de la campaña pasada y esta?
–Para mí una diferencia fundamental es el compromiso que hay. Aquí nadie se relaja y corre todo el mundo. Además hay un nivel de calidad bueno y también un buen nivel humano. Todo el mundo tira del carro, todos saben lo que nos jugamos, eso este año es mucho más significativo que el año pasado.
–¿Hace autocrítica de estos dos últimos años?
–Sí, claro. La temporada pasada no estuvimos bien. El grupo no estuvo bien, yo incluido. Y creo que fue por un déficit de actitud. Cuando en un campo de fútbol el equipo no está fino y además no hay actitud, pues pasa lo que pasó el año pasado. Este año ha cambiado mucho la película. Yo soy el mismo que el año pasado, y soy el jugador que en ocho minutos hago dos ocasiones y meto un gol. Este año podía haber aportado más porque las condiciones que hay son distintas a las del año pasado.
–¿Cómo se ha sentido al ser tan cuestionado tras su regreso?
–Siempre he estado ahí, en tela de juicio. Uno de los problemas es que el año pasado no fue bueno. El equipo no estaba bien y eso influye. Si en lugar de llegar el año pasado, llego este con el equipo que va rodado de juego y actitud, creo que hubiera sido más fácil. A la gente de aquí se le exige más, pero cuando firmé el contrato sabía que podía pasar.
–Deja amigos en el vestuario.
–Sí, en el vestuario, en el cuerpo médico, el delegado... A muchos les conozco desde pequeño. Y con los compañeros es un vestuario increíble. Gente que conozco desde hace poco y que merece mucho mucho la pena, y eso se está reflejando en los resultados, el vestuario y la buena gente que hay ahí.
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Ana del Castillo
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