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La apuesta por el ascenso del Grupo Pitma se ve más que en ningún otro apartado del presupuesto en el referido al gasto en la primera plantilla. Decía el director deportivo, Chuti Molina, en verano, que el equipo para esta temporada era más ... barato que el de la anterior. A esas alturas, podía ser. La semana pasada, en una entrevista concedida a este periódico, ya matizaba sus palabras: «A día de hoy, la plantilla de este año es más barata que la del anterior». Pero lo realmente cierto es que las cuentas dicen que el tope estipulado de gasto para confeccionar el equipo verdiblanco es de 1,8 millones de euros. Ese es el valor real de la «carta blanca» que Alfredo Pérez otorgó al director deportivo para fabricar un equipo de autor. «No me gusta que digan que la plantilla vale tres millones, porque no los vale», agregó Molina. Ahí sí tenía razón.
Eso supone un aumento de 365.000 euros más que lo presupuestado en el anterior ejercicio para gastar en mimbres para luchar por el ascenso. En la temporada 2017-2018 se hizo una previsión de gasto de 1.435.000 euros en este concepto, aunque la memoria que se aprobará también en la próxima Junta de Accionistas cifra el coste definitivo de la plantilla en 1.267.540 euros.
Los 1,8 millones de euros pueden ser algo más, ya que el presupuesto para el presente ejercicio hace distinción entre 'Coste primera plantilla' y 'Coste técnicos deportivo'. Por lo tanto, a esa cifra habría que añadir los salarios del entrenador racinguista, Iván Ania, y del resto de su cuerpo técnico. En el presupuesto anterior sí que estaban incluídos los emolumentos a percibir por Ángel Viadero.
Medias verdades aparte, los nuevos gestores del club santanderino han creído conveniente, para apostar por el ascenso, aparcar en cierto modo la economía de 'guerra' que venían aplicando Manolo Higuera y su equipo de trabajo para el plano deportivo. Y una plantilla que cuenta con futbolistas del caché de Álvaro Cejudo o Jordi Figueras; en la que se han realizado numerosas incorporaciones e incluso se ha abonado un traspaso para incorporar a Jon Ander, procedente del Amorebieta, será más cara que su predecesora.
Además, en esos 1,8 millones deberían estar incluídas todas las indemnizaciones previstas para para los jugadores despedidos durante el pasado mercado estival: Raúl Domínguez, Álex García y Antonio Tomás. Unos gastos añadidos a los costes corrientes de un equipo de fútbol en su parcela deportivo.
Probablemente, de esa cantidad presupuestada para la confección de la plantilla verdiblanca de la presente temporada, el club aún se guardara un remanente para afrontar el pasado mercado veraniego. En esa ocasión, Molina descartó hacer un último esfuerzo por un delantero de renombre. El director deportivo estimó que con lo que Iván Ania tenía en sus manos era suficiente para afrontar la primera mitad de la competición y se reservó un as en la manga para la ventana de fichajes de enero, donde se abren nuevas oportunidades para reforzar el equipo. Molina tiene claro que si surge la posibilidad de traer a Santander a un buen goleador a un buen precio, irá a por él. Yel Racing, a medida que va pasando la temporada se va convirtiendo en un destino más atractivo para los futbolistas disponibles en el mercado.
Eso sí, para que alguien –mayor de 23 años– entre, alguien tendrá que salir. Y ahí el club tiene dos opciones: o encuentra una salida pactada o vuelve a utilizar la figura del despido, como ya hizo con Raúl Domínguez, Antonio Tomás y Álex García. En caso de romper algún contrato más de forma unilateral, habrá que indemnizar y aumentar en gasto la plantilla verdiblanca. Eso sí, nadie se acordará del dinero cuando el Racing haya ascendido a Segunda.
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