Un gran día para la mejor faena

El aprendizaje del arte por el que ha tenido que pasar el Racing hasta llegar aquí ha tenido de todo; dudas, una destitución en el banquillo, un mercado de invierno en busca de soluciones, la llegada de un entrenador desconocido, una racha desastrosa que le colocó a un punto del descenso a Tercera y de repente... Bingo. Quizás esa penitencia le ha hecho fuerte y ahora, más seguro y confiado, no le tiene miedo a las hasta del filial donostiarra, a un Amorebieta lanzado y a un Real Unión de Irún que no cede. De su lidia y de su arte depende su éxito.

El primer paso es que Solabarrieta por fin ya sabe cómo tiene que torear su equipo. Después de recibir tres lluvias de almohadillas le dio por poner a los jugadores en su sitio y de bajar el balón al suelo. De acercarse al toro. Y entonces cinco victorias y un empate y que no pare la banda. Que no deje de tocar Pablo Torre en el puesto de la media punta; que no se detengan las rupturas de Álvaro Bustos y Patrick Soko en las bandas; que no cese el manejo de balón de Riki con la inconmensurable labor de guardaespaldas de Íñigo Sainz-Maza en el centro del campo. Ese pentágono que formar los cinco futbolistas le ha hecho al Racing volverse a poner el traje de luces y soñar de nuevo con las dos orejas y el rabo.

Esta tarde el rival, la Real Sociedad B, saldrá al césped de los Campos de Sport sin esconderse tras el burladero; con intención de jugar al fútbol por abajo y de discutirle la posesión al Racing. En principio, la lidia le va bien a los verdiblancos y más ahora que han vuelto a ser un equipo reconocible. La racha de seis partidos sin perder supone una amenaza anímica para los donostiarras que puede paliar el recuerdo de Zubieta de donde el Racing no dejó de mirar a Toriles dispuesto a abandonar cuanto antes. El primer convencido de ello, afortunadamente, es Solabarrieta que dará de nuevo la alternativa a los mismos once futbolistas que han sido capaces de recuperar el camino. Las bajas de Bernardo Matic y Lars Gerson, además de la de Marco Camus, le han evitado al míster tener que meditar alguna decisión más en la cuenta. El equipo ahora funciona, juega, es protagonista y no sufre.

La única duda que planea es si será capaz de hacerlo con un rival como el de hoy que hace lo mismo que él y aspira a idéntico botín. Lucas Díaz seguirá defendiendo la portería, aquella a la que accedió precisamente cuando el Racing mordió el polvo. Su compañero de guantes, el primer espada, Iván Crespo, le cedió los trastos no sin lamentos y hasta hoy. En la defensa, Solabarrieta seguirá confiando en los dos canteranos, Diego Ceballos y Álvaro Mantilla, así como en Óscar Gil e Isma López. Todos han contribuido en que el Racing sea más fiable, pero destaca la labor de Isma López, que sin hacer méritos para que el presidente de la plaza saque el pañuelo se ha ganado los aplausos de un racinguismo que por fin tienen un lateral izquierdo de verdad. Con oficio se ha ganado por el momento seguir en el cartel.

Hoy, ante los chavales de Xabi Alonso, cuya edad media no supera los 23 años, será fundamental que la pareja Riki-Íñigo funcione a la perfección. Se necesita su mejor versión. Esa capacidad de bajar a sacar la pelota que tiene el asturiano, de atravesar las líneas y de sumarse al ataque es algo que no tenía el equipo. Los binomios que dirigían la sala de máquinas racinguista hasta que llegó Riki no convirtió al equipo en favorito en ningún partido. Nana, Villapalos, Íñigo, Martín Solar... Ninguna combinación dio resultado y en parte el equipo era predecible e inofensivo. Ahora parece que no. Solabarrieta no romperá hoy esa dinámica y les hará pegarse en el cuerpo a cuerpo con Ander Martín y Unai Vega, los pivotes habituales del filial blanquiazul, por ganar la zona ancha y tomar por los cuernos el partido. Duelo de chavales en los Campos de Sport.

Y para esta necesidad de confirmación que busca el Racing en su casa el míster cuenta con los tres futbolistas más en forma del momento: Álvaro Bustos, Pablo Torre y Patrick Soko. Lo primero -antes era mencionado-, los tres jugarán en su sitio. Atrás quedan esos intentos estériles de situar a Bustos de carrilero y a Pablo Torre partiendo de una banda. Realmente no fue más que clavarse las banderillas ellos mismos. Alejar a los dos jugadores más determinantes de la portería rival era una huida sin darse cuenta. Dar marcha atrás. A Solabarrieta le tuvieron que dar dos avisos para que despertara, pero reaccionó. Bustos está en un estado de gracia; su verticalidad y regate está encontrando además el gol y Pablo Torre está sumiendo ese papel que debe por calidad aunque no por edad.

Y a ellos se suma un inesperado Soko, que además de ser un puñal pegado a la cal ha sorprendido con una capacidad de remate insospechable cuando aterrizó dubitativo y temeroso en el fútbol español. Ahora mismo esta línea de tres se convierte en el potencial ofensivo del equipo.

Y el único puesto que anda un tanto al amparo de las circunstancias es el de delantero. Hoy jugará Cedric, porque a Jon Ander, que es o era teóricamente el titular, su lumbalgia le ha sacado del 'prao'. Después de marcar dos días seguidos malo será que no repita como '9'. Sí es significativo que en un equipo que hoy está obligado a matar no tenga un matador de los que asustan. Eso es un debe que de la misma manera que se solucionaron otros defectos, el racinguismo sueña con que antes de junio aparezca esa referencia que haga fijar la defensa al rival y la meta cuando haga falta.

Y de sobreros en el banquillo, Cejudo, Traver, Martín Solar y Capanni por si hace falta ir hacia delante y Nana, Villapalos y Andrade por si se necesita amarrar algo que no se puede escapar. Y ese es el cartel de la fiesta con todo el papel vendido: el 20% porque las autoridades no dejan más.