Secciones
Servicios
Destacamos
Entramos en tiempo de replantearse parte de uno de los objetivos máximos del inicio de temporada: ser primeros. La enrevesada situación clasificatoria en la que se encuentra el representativo, donde ser campeones cada vez se parece más al intentar dar alcance al horizonte ha ... rebajado las pretensiones primeras. Nos sigue quedando la ventaja –cada vez más reducida– de seguir dependiendo de nosotros para meternos en las eliminatorias. Y el domingo empezamos a pagar, contra el Logroñés, el juego volátil realizado, que nos ha traído a esta situación de jugar finales de segundo orden antes de tiempo. O sea que a partir de ahora no se fía. Porque ya empieza a flotar en el ambiente racinguista la presencia en el mercado futbolístico de ese pescado innombrable e indigesto.
Las cuentas que hacía Pouso durante toda la semana para formar una defensa que tirase desde la almena de trece puntos de distancia –que separaban a ambos equipos–, el aceite hirviendo a los atacantes tudelanos se fue complicando con la innecesaria quinta tarjeta de Gonzalo. A la que se añadió la lesión de Regalón. La prudencia que, parece ser, hay que tener con Granero. Y la siempre inoportuna rotura de fibras de Javi Gómez, que le ¿privó? de una oportunidad a la que engancharse. Oportunidad que en los cálculos que realizó el míster fue aprovechados por Juan.
Pues nada, esta semana tiraremos del consabido cuento de la lechera aplicado al fútbol. Pero vamos a dejarnos de cuentos y lo que mejor nos puede pasar es que nos quedemos como estamos. Porque es evidente que las cuentas pueden ser peor de lo que esperábamos.
Otros que andan haciendo sus primeras cuentas, de menor transcendencia por el tiempo que tienen por delante para ir enmendando errores, eran las dos mejores plantillas –de este año– del campeonato de Primera cadete. El calendario tenía dispuesto que este domingo pasado, a falta de cinco jornadas para el final, el Racing y el Bansander disputasen ese partido donde no hay una segunda oportunidad. El encuentro despertó una afluencia de aficionados –que para sí quisieran la mayoría de campos de nuestra Tercera División– ávidos de ver el crecimiento futbolístico de un ramillete de muchachos que aportará, en su día, sin duda alguna, una mayor frescura al futbol racinguista. Resultó, como era previsible muy disputado, donde todos tenían poco espacio para moverse y mucho ingenio para salir de él. El resultado –que claro que les importa– fue de empate, lo cual deja el desenlace pendiente hasta el final. Tengo la sensación de que ninguno de los dos equipos va a perder en lo que queda de campeonato, dicho de una manera alegórica o real, pero lo más interesante es que ya han ganado todos. Y lo han hecho por los dos excelentes encuentros realizados, por el exquisito sentido de competir demostrado y añado, por la atracción que han ejercido hacia la gente que les sigue y que han sido contagiados con lo que debe ser un partido de promesas: lleno de ambiciones, sin miedos y con un final donde la deportividad luce con verdadero sentimiento. A mí las cuentas me salen con lo que he vuelto a observar la mañana del domingo en las Instalaciones Nando Yosu.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.