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Por las venas de los postes y el larguero de los Campos de Sport corre una lista de nombres. De guardianes. Porteros que defendieron el escudo del Racing y se ganaron un hueco en la historia del club y del fútbol. Jokin Ezkieta (Pamplona, 1996) anda en ello. El sábado estuvo soberbio. Nada nuevo. «Todos los días hace dos o tres paradas de enorme dificultad», dice sobre el navarro uno de los que figura en la lista, Pedro Alba. «Esa facilidad –añadía Alba en su análisis para El Diario hace unas semanas– con la que saca las difíciles e impone en el área en las demás acciones del juego aporta confianza al equipo y se traduce en puntos para el Racing». Ezkieta encabeza la clasificación por el Zamora de Segunda. Un coeficiente de 0,75, con 12 goles encajados en 16 partidos. Pero, más allá de eso, el portero es una pieza clave en el estilo de juego del equipo. Con la defensa adelantada y la presión alta, el guardameta se ve siempre exigido. El Racing es el quinto equipo de la categoría al que más tiran. De hecho, Jokin ha dado un paso al frente a la hora de abandonar sin prejuicios la línea de gol. Ahora sale más y mejor –su único lunar (ya olvidado) fue precisamente una salida ante el Cartagena–. Lleva un año soberbio. Y eso hace que su nombre empiece a correr por los postes. Como los que forman parte de esa lista que encabeza un mito del racinguismo, José Ceballos.
No es fácil construir el árbol genealógico de los porteros de la historia del Racing. La línea sucesoria que ahora recae en Ezkieta. Hay muchos. El periodista Raúl Gómez Samperio se atreve con una a petición del que escribe este texto. Estudioso de la historia del fútbol y, sobre todo, de la del Racing (junto a José Manuel Holgado es autor de los libros que la recogen) tiene los conocimientos para incluir en ella, por orden, a los más antiguos y a los nuevos. Y luego, que cada cual añada a los de Gómez Samperio los que quiera.
El cronista empieza por Rasero (1914-17). Los orígenes. Sigue por Valentín Raba (1923-30), en el equipo que estrenó la Liga en Primera División. Después, Cristóbal Solá (1930-33), portero del Racing subcampeón (sí, chavales, el Racing fue subcampeón). Los siguientes son Ortega (1948-55, miembro de una alineación que los más veteranos aún recitan de memoria, con Joseíto, Alsúa, Echeveste...) y Goyo Zamoruca (1952-55, la perla santanderina que tuvo que retirarse antes de tiempo por una lesión y que fundó una escuela de porteros).
Son los clásicos. Los antecedentes de una era más moderna en la que Gómez Samperio incluye otros cinco nombres. La continuación de la saga. Dos que compartieron vestuario en varias campañas. Pedro Alba (estuvo en dos etapas, 1972-75 y 1976-89) y el portugués Vítor Damas (1976-80). El primero es el dorsal del fútbol de los ochenta en Santander y uno de los grandes guardametas españoles de esa década. Uno de casa y una camiseta de barro. Un padre para muchos de los que después defendieron la meta verdiblanca (fue el entrenador de los porteros del equipo durante años). El segundo, de largo, está entre los extranjeros que mejor sabor de boca dejaron en Cantabria. Un porterazo. Leyenda del Sporting de Lisboa, ocupó también de la portería de la selección portuguesa. Una lástima su fallecimiento temprano con sólo 55 años. Se sintió a los dos lados de la frontera.
Quedan los tres últimos en la selección de Gómez Samperio. El periodista mete en el tronco del árbol genealógico a Paco Liaño (1983-90), aunque para llegar a tener continuidad y ser, entre otras cosas, Zamora de Segunda y de Primera, tuviera que hacer la maleta a Sestao y a La Coruña (se retiró en Gijón). Su indiscutible éxito se fraguó lejos. Todo lo contrario que el de José Ceballos (1989-2003), en el selecto grupo de los 'one club man' (futbolistas que han desarrollado toda su carrera en un mismo club). ¿Qué decir de Ceballos? Sirva sólo una cosa: el futbolista con más partidos de la historia del Racing. Una leyenda a la que el racinguismo apela en sus oraciones.
Para la era post-Ceballos, para la última plaza en la lista que ahora hereda Ezkieta, Gómez Samperio elige al israelí Dudu Aouate (2003-06), llegado a España de la mano del Racing y asentado después con nombre propio en la Liga. Durante casi veinte años, el portero titular de su selección.
Lo sé. Si ha llegado a leer hasta aquí estará diciendo que usted metería a este o a este otro. Ya se ha dicho y es lo normal en estos casos. Tal vez estén recordando los años de Juanjo Santamaría (que marcó un gol siendo portero), el paso fugaz del exótico Arzú tras jugar con Honduras el Mundial 82 o el traspaso de Pedro Corral al Real Madrid.
También, aunque apenas se estrenaran, que aquí vinieron a retirarse tipos como Ochotorena o Juanjo Valencia. O los seis partidos del noruego Frode Grodas. En la época moderna pugnarán en ese puesto con Aouate el belga Erwin Lemmens (otro internacional, gran portero igualmente) y el que defendió la meta en el histórico año de la clasificación europea –y en varios más–: Toño (con el suizo Coltorti luchándole el puesto). Incluso, la buena campaña en Santander de Ricardo, a préstamo desde el Manchester United.
Y no sería justo –aunque todos los artículos que hacen una selección lo son– dejar de citar a los guardametas de los años oscuros. A los de la etapa negra y reciente que ahora parece tan lejana –y no lo es–. Fueron varios, pero en nombre de todos ellos, dos. Uno que sigue jugando, porque Iván Crespo aún está en activo en la Gimnástica. Y el otro, claro, el capitán de un recuerdo de dignidad racinguista, Mario Fernández y el plante. Porque hay partidos que se ganan para la historia, no para el resultado.
Ezkieta –con Parera en el equipo como garantía para el puesto– se está ganando el derecho a entrar en la lista. Él, consciente de la ilusión que nos persigue, sabe que esta temporada es una llave. La que él tiene para poner el candado a su puerta y la que tiene el Racing para abrirle a él la de Primera División.
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Rocío Mendoza | Madrid, Lidia Carvajal y Álex Sánchez
Álvaro Machín | Santander
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