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Medio siglo de por medio. Más de una vida. Mucho más. Se ha hecho esperar en San Lorenzo un duelo como aquel y es que ... el destino hay ocasiones que se empeña en ir... A su aire.Y allí, a doscientos metros de la Playa Salvé sopla a su antojo. Y si no, ¿quién se explica que después de cincuenta años esperando no se pueda entrar al campo? Difícil de creer. En aquel 1970 los aficionados colgaban de las vallas. En una mano el bocadillo y en la otra la bota de vino, el olor a puro en las zona nobles –que eran todas– y como mucho alguna radio de esas con un auricular. Nada de eso. Aquello pertenece a una cultura que sólo reviven los que se apoyan en un bastón. Hoy ni puros, ni bocadillo, ni vino... Ni aficionados. Con luz artificial y sin un alma en las gradas, el Laredo y el Racing juegan esta tarde (18.30 horas) un derbi al que el infortunio le ha robado la esencia, aquella que sí tuvo su precedente hace medio siglo. Nadie imaginó que sin ser carnaval, la villa se vistiera con una mascarilla que borra las sonrisas. Al menos, el dichoso trapo perenne que protege del virus no se mete con la memoria.
Sin ánimos ni abucheos en la grada, el fútbol parece un recreo de colegio. Hoy los de octavo visitan a los de quinto –desde el respeto, permítase el símil–. El Racing, el grande venido a menos, se enfrenta al Laredo venido a más. Los mayores del 'cole' contra los del curso pequeño. ¡Ay, amigos! ¡Qué lástima que San Lorenzo se quede huérfano de testigos! Será la tecnología y las crónicas las que les sirvan de ojos a los que nunca imaginaron perderse algo así. A los dos sólo les vale ganar. Aunque sólo sea por si vuelven a pasar otros cincuenta años sin verse en una como la de hoy. Al Laredo, que cuenta por victorias sus partidos en la Villa, para huir de la zona roja, y al Racing, que lleva veinte días sin competir por la pandemia y los descansos, para no perder sus obligaciones de ser el primero. Las mismas que en 1970 les imponían a los de la 'capi' cuando se fueron hasta San Lorenzo. Ninguno firmaría el empate antes de empezar. Al menos eso promete. Eso tampoco se lo ha llevado la pandemia.
Ni estará el público en las gradas ni Goñi, Saúl García –ambos por la cláusula del 'miedo'–, Faouzi y Roberto Cano –lesionados– en el vestuario del Laredo. Tampoco en el Racing podrán vestirse Pablo Andrade y Jordi Figueras, los dos tocados. A todos ellos no les faltarán hoy ni los nervios ni la mascarilla. Sin más lamentos, toca tarde de fútbol y en eso se han empeñado Manu Calleja y Javi Rozada. Los primeros se han de reinventar para no echar de menos ni a Goñi ni a la seguridad que les ha dado el racinguista cedido ni a Saúl García y su velocidad, que el otro préstamo del vecino aportó en este inicio de campeonato. Tampoco podrá contar con el desplazamiento en largo de Faouzi, otra de sus herramientas de trabajo. En eso, los racinguistas andan igual al no poder contar con el golpeo de Figueras que en un duelo como el de hoy se antojaba indispensable. Eso en cuanto a los que no estarán. De los llamados a ser protagonistas hay mucho por contar... Preparénse.
El Laredo no renunciará –sea el Racing o sea quién sea– a su fútbol a la contra y a la espera de que su rival cometa fallos. En cambio el Racing medita cambiar de vestido antes de saltar a San Lorenzo. Cuesta creer que con una defensa de tres y dos carrileros, los santanderinos no hayan perdido y apenas les hayan inquietado y su entrenador pretenda darle una vuelta al sistema. Pero tiene pinta de que sí. A Rozada le gusta jugar como a los de 'siempre', con un 4-4-2 sobre el campo y hoy puede estrenar el planteamiento. La teoría, un tanto difusa, se hizo fuerte cuando Figueras se rompió –rotura de fibras en el bíceps femoral– y dejó a la zaga sin argumentos. Automáticamente Rozada borró la pizarra de al lado, la que aún mantenía el 3-5-2. Así las cosas, a Diego Ceballos y la pareja de zagueros, Bernardo Matic y Óscar Gil, se les sumará Joan Maynau, como lateral izquierdo, a quien el parón competitivo le ha hecho sumarse a la causa. Por delante, el doble pivote está plagado de dudas y de músculo, porque Rozada sabe que hoy en la sala de maquinas el que no salga con el buzo puesto se aburrirá. Íñigo Sainz-Maza es el favorito y Alberto Villapalos y Nana se pelearán por el otro lugar. Y en ataque... Bendito problema. Pablo Torre partirá desde la izquierda, a pierna cambiada para crear y en punta esperando el fútbol del canterano, Cédric, por un lado, y o bien Adrián Balboa o bien Jon Ander. Cualquiera de los dos está hecho para un partido como el de hoy de brega, de dimensiones reducidas y de contacto. Ahora bien, el vasco no acaba de estar bien ni física ni anímicamente. La banda derecha es el eterno dilema; la velocidad de Patrick Soko, la habilidad y confianza que Rozada tiene en Álvaro Bustos, el talento de Álvaro Cejudo... Hagan juego, señores.
En el Racing han debutado todos a excepción de Patrick Soko y el portero Lucas Díaz. El guardameta lo tiene difícil, pero para el camerunés que jugó en la República Dominicana y en México lo de saltar al campo en Laredo puede ser un premio más para su azarosa vida. Así como para unos los veinte días sin Liga les han podido frenar el ritmo a otros, como es el caso de Soko, les habrán servido para darse cuenta de dónde están. Si esta semana reconocía que la intensidad con la que se juega en España le había sorprendido en las cuatro semanas que lleva por Santander que se prepare para la que va a notar en San Lorenzo si Rozada le da la alternativa.
En cualquier caso, será el Racing el que proponga y el Laredo el que disponga –al menos ese es el guión esperado–. Chocarán con dos dibujos idénticos pero con dos intenciones diferentes. En los pejinos, Toboso sustituirá a Goñi en la zaga y Felipe a Faouzi en la medular y entre todos tratarán de neutralizar la iniciativa de un Racing decidido a tener la pelota y a ser protagonista. En parte porque son los 'mayores' del colegio y están obligados a ello. Sin embargo, el fútbol no entiende de favoritismos sin merecerles. El Laredo mando de vacío a casa al Barakaldo y al Real Unión cuando se acercaron a San Lorenzo. La vitola de recién ascendido se quita sin darse cuenta y los laredanos ya se han quitado parte. Su portero Rafa se está saliendo del mapa y su incombustible delantero, Vinatea, aporta las ganas de un debutante y la picardía de un repetidor.
No será sencillo ni de olvidar lo de esta tarde ni de que nadie acierte en las apuestas. Lo primero, porque un partido entre vecinos es de lo poco que no cambia. Es un duelo con tanto atractivo que no importa que le pongan mascarilla. En cuanto a lo segundo, hay tantas incógnitas;al Laredo le sirve ponerse en guardia, pero al Racing no le vale esperar. Tiene que proponer, adaptarse a un campo más pequeño, superar la presión y muchas más cosas que le van en el cargo de ser el mayor del 'cole'.
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