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MARCO G. VIDART
Santander
Miércoles, 4 de enero 2023
'Gracias'. Los ojos de padres y madres revelaban que esa palabra salía de lo más profundo. Pocos tragos peores que estar con un hijo en la planta de pediatría del Hospital Valdecilla. Y aunque el personal que allí trabaja se desvive por esos 'peques' ... para hacer la estancia lo más amable posible, hay historias duras. Muy duras. De esas que hacen que cualquier problema de esos que ocurren a diario y que parecen lo máximo, sea una tontería del tamaño del Everest. Por eso, que unos deportistas, en este caso los jugadores del Racing, vengan con unos regalos para anticipar los Reyes y traer unos minutos de buen rollo para sus hijos... Esas 'gracias' eran ayer la palabra más sincera del mundo.
El Racing retomaba esa costumbre que la pandemia hurtó en los años 2020 y 2021, la de repartir regalos casi coincidiendo con la llegada de los Reyes Magos. Una delegación verdiblanca, compuesta por Eneko Satrústegui, Pablo Bobadilla, Jorge Pombo, Alfon, Dani Fernández y el responsable de Relaciones Institucionales, Víctor Diego, acudió a la Fundación Obra San Martín, para entregar obsequios a las personas con discapacidad intelectual que allí están. Otro grupo de racinguistas, compuesto por el capitán, Íñigo Sainz-Maza, Álvaro Mantilla, Marco Camus, Cedric y Pol Moreno visitaba a los más pequeños del Hospital Valdecilla en el área de pediatría.
«Me gusta el Racing. Le veo en la tele». Lucía, una torrelaveguense de 12 años, posaba toda contenta con la bufanda que le habían regalado y junto a los cinco jugadores del Racing, que iban pasando por las habitaciones por un área en la que había una treintena de peques ingresados. Adriana, una santoñesa de siete, posaba en su cama junto a sus visitantes y sus regalos. «Hoy –por ayer– nos vamos ya a casa», señalaba la madre. Manuela, santanderina de 13 años, también era futbolera. Y racinguista, ya que enfundada en una camiseta del equipo esperaba a los verdiblancos. «Me gusta el Racing y he ido alguna vez a verles».
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«¿Cuántos años tienes, Javier?», le preguntaba Pol Moreno a un chiquitín sentado en un sofá de la habitación. Y Javier, otro santanderino, extendía en señal de cinco todos los dedos de su mano que luego chocaban los jugadores, cariñosos a más no poder con todos. Sus padres también decían las palabras mágicas. «Se va hoy».
Ariadna, de tres añitos y de Boo de Piélagos, estaba en plena comida cuando recibió la visita de los jugadores. «Mañana –por hoy– nos vamos», añadía su madre, que le decía a la pequeña que esos chicos tan altos «están al lado de tu cole, el de los Agustinos». Otra mamá, la de Daina, una bezaniega de cuatro años, representaba a todos los padres de la planta. «Gracias por lo que hacéis».
«Si nos vas a ver algún día, igual te haces del Racing, ¿no?». Íñigo Sainz-Maza intentaba convencer a Martín, un castreño de 6 años, de que sus preferencias cambiasen. No será tarea fácil. «Soy del Athletic». Pero el niño añadía que «algún día voy a veros», agradecido por sus regalos. Terreno mucho más propicio era la habitación de Diego. Un chaval de ocho años de Pámanes y que es un racinguista confeso. «Este año he empezado a jugar en el Solares», señalaba. A la pregunta de '¿de qué juegas', el crío soltó un «de delantero». «Eh, tú y yo nos tenemos que hacer amigos, que somos los únicos delanteros que hay aquí», le dijo Cedric entre las risas de todos. Para él fue una camiseta de Sekou Gassama, otro ariete como él. Aunque luego, en la que seguramente fue la primera entrevista de su vida, reconocía jugar en casi cualquier posición de medio campo hacia delante. «En el medio campo, en la banda derecha...». Mamá tenía la esperanza de que la estancia en esa habitación «a ver si no es mucho».
Los regalos y sobre todo el buen ambiente que traían los verdiblancos son una medicina inmejorable. «La humanización es una línea estratégica en el servicio», afirmaba Carolina Lechosa, supervisora de la planta de pediatría. «Que esto sea un lugar amable. Además, visitas como esta es un rato de distracción, no solo para los pequeños, sino también para sus padres. Y en casos de ingresos largos, eso se necesita. Cosas así forman parte del tratamiento». Con ese objetivo de hacer más amable la estancia en Valdecilla, en pediatría hay además un aula hospitalaria y por las tardes, voluntarios de Cruz Roja o la asociación Buscando Sonrisas «vienen por las tardes, para hacer juegos con los niños», comenta Lechosa. «Además, mañana –por hoy– vienen los Reyes...».
Los cinco jugadores del Racing se anticiparon a la llegada de sus Majestades de Oriente en Valdecilla. «Te apenas por ellos, pero venimos con ganas de sacarles una sonrisa». Cedric, el único papá de entre los cinco jugadores, expresaba el sentir de sus compañeros. «Y se van a poner bien, que es lo importante». Su visita trajo unos minutos de ilusión, de alegría y, sobre todo, de esperanza. Porque ir algún día a los Campos de Sport a ver a esos jugadores que trajeron un obsequio supondrá estar curado o en camino de estarlo. Y ese sí que será el mejor regalo posible.
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