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Si algún verano han pasado por las ferias de Santiago, ahí, al lado del templo, seguro que lo han visto. Lo siguiente pueden reproducirlo en ... su cabeza como el audio al x1,5 del WhatsApp, con voz de feriante y sin respirar. Toque de corneta: «Comienza la carrera; arranca el pelotón, derrochando energía hasta perder el aliento en busca de la victoria. Ahí está el Racing en cabeza; un desierto por recorrer. Nada decidido. Avanza el Almería, ganando posiciones. Ojo, que entra en zona de arenas movedizas. Adelanta el Mirandés, ligero de peso. Corre, corre, que te pillo... Entrando ya en el sprint final. A ver quién se lleva el perrito pilotooo». Así es la Segunda División. Que vuelve loca a una manada de camellos. Lidera uno; después otro; más tarde el de más allá... Hasta que el primero meta el hocico en la meta y suene la bocina. Calentaba el Racing sobre el terreno de juego cuando Juanto Ortuño, de penalti en el 97, le quitaba dos puntos al Mirandés. Parte del camino despejado para asaltar de nuevo la cabeza –al final se quedó en segunda posición, empatado con el Levante–. Pero, primero, había que cumplir con los deberes y, en un partido de 78 minutos muy pobres, quizá de lo peor de la temporada en juego, intensidad y hasta actitud, los locales le dieron la vuelta al marcador a última hora. Además, con polémica arbitral. Da igual, son tres puntos de oro. Esa es la importancia de ganar, hasta sin merecerlo.
Era complicado acertar la alineación de José Alberto para este compromiso. El míster ha conseguido meter a la mayor parte de la plantilla en la dinámica de la alineación. Así, las novedades fueron Mario García, en el lateral izquierdo; Vencedor, junto a Aldasoro en el doble pivote, y Pablo Rodríguez, que se ganó en Gijón el puesto en la mediapunta.
Contra todo pronóstico, el Racing arrancó el encuentro como dos semanas antes frente al Elche. En bloque bajo, conservador, sin correr riesgos. Como intentando hacer cortocircuitar a un Tenerife que asumía sin problemas su papel de víctima. El equipo cántabro le dio el balón a los canarios.
Racing
Ezkieta, Michelin (Marco Sangalli, min. 75), Mario García, Manu Hernando, Javi Castro, Aldasoro (Meseguer, min. 62), Vencedor (Maguette Gueye, min. 62), Andrés Martín, Íñigo Vicente, Pablo Rodríguez (Karrikaburu, min. 46) y Arana (Rober González, min. 83).
2
-
1
Tenerife
Edgar Badía, César, Mellot, Sergio González, Landazuri, Bodiger, Aarón, Aitor Sanz, Waldo (David Rodríguez, min. 72), Diarra (Maikel Mesa, min. 89) y Cantero (Padilla, min. 67).
Equipo arbitral: Fuentes Molina, del Comité Valenciano, asistido en las bandas por Jiménez Yustos (Balear) y Martínez Caballero (Valenciano). Cuarto, Ruipérez Marín (Castilla-La Mancha);VAR: Caparrós Hernández (Valenciano) y AVAR: Milla Alvéndiz (Andaluz).
Goles: 0-1, min. 58:Landazuri. 1-1, min. 79: Karrikaburu. 2-1, min. 85:Andrés Martín.
Amonestaciones: Amarilla a los locales Mario García, Manu Hernando y Pablo Rodríguez y a los visitantes Salvi Carrasco, Bodiger, Enric Gallego, Ángel y Aitor Sanz. Expulsó con doble amarilla al visitante César y con roja directa al entrenador de porteros del Tenerife.
Incidencias: Incidencias:
Con los bolos así pinados, medio ataque le bastó al Racing para generar su primera ocasión peligrosa. Una falta lateral prolongada por un defensa al segundo palo, la cabeceó, casi sin ángulo, Pablo Rodríguez. Iba para dentro, pero Mellot la sacó de chilena antes de que se colase. Y otra llegada, sin forzar, para que Edgar Badía tuviese que estirarse abajo, felino, y despejar un latigazo con la izquierda de Arana desde dentro del área.
El Tenerife olía a muerto, pero claro, si no le rematas... Llegó el cuadro canario hasta el área de Ezkieta y Waldo la pegó fuerte, para obligar al meta navarro a estirarse y evitar el tanto. El agonizante se puso de pie y volvió a atacar. The Walking Dead. Entre Cantero y Diarra se hicieron el lío junto al palo y no acertaron a rematar a portería en la segunda acción peligrosa de los visitantes.
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El balance racinguista pasada la media hora era ese ataque y medio. El resto, poco que destacar, ante un rival que bastante tenía con mantener la honestidad competitiva. Floja actuación. José Alberto mandó a Íñigo Vicente a la mediapunta y a Pablo Rodríguez, pegado a la banda izquierda. A ver si así... Un cabezazo forzado del canario y un tiro desviado de Andrés Martín fue lo mejor antes del descanso. El Racing ha preparado un festival de rock para mediados de abril. Este domingo, la primera parte también fue un festival, pero de imprecisiones.
Tras el intermedio, José Alberto cambió la propuesta. Metió a Karrikaburu por Pablo Rodríguez y pasó al 4-4-2 como dibujo. El asunto es que el personal ya empezaba a impacientarse ante la inexistente superioridad verdiblanca frente a un equipo con pie y medio en Primera RFEF ya en el mes de marzo.
El conjunto cántabro empezó, por lo menos, a rondar el área visitante. Lo de crear peligro, si eso, para más adelante. O para el Tenerife, aunque pareciese jugar a cámara lenta. Una chilena de Aitor Sanz la tocó Ezkieta para enviarla por encima del larguero. En el siguiente córner, un cabezazo de Sergio González se marchó demasiado cruzado. Y Diarra peinó una falta lateral que se fue muy cerquita de la cepa del poste. Hasta que, a la cuarta, fue la vencida. En otro saque de esquina, Landazuri, de cabeza, le dio a los verdiblancos un castigo que estaban empezando a merecer.
José Alberto debía actuar y debía hacerlo rápido. El asturiano llamó a Meseguer y a Maguette Gueye y retiró a Aldasoro y Vencedor. Sala de máquinas nueva. Álvaro Cervera se ha reinventado en Tenerife. Está desconocido. Su equipo, lejos de echarse atrás con el 0-1, siguió percutiendo. Cantero remató fuera una nueva ocasión visitante.
No tenía pinta de que el Racing fuese capaz de cambiar su suerte ni la del partido si no pasaba algún suceso inesperado. Íñigo Vicente se marchó por la izquierda y César derribó al vasco. Era la segunda cartulina amarilla del lateral. Minuto 70. A ver si ahora...
José Alberto pensó en Marco Sangalli para intentar aprovechar la superioridad numérica. El sustituido fue Michelin. Tampoco pareció un cambio muy original. El caso es que ya habían pasado cinco minutos desde la expulsión y el Racing no le había visto la cara a Edgar Badía. Al fin, en el 77, Maguette Gueye remató mal de cabeza a la salida de un córner.
Karrikaburu, en euskera, viene a ser algo así como la entrada de la calle –Karrika, calle. Buru, cabeza–. Y lo que encontró el navarro fue la salida del callejón verdiblanco. Andrés Martín botó un córner desde la izquierda y el delantero se elevó por encima de la defensa para cabecear, poderoso, al fondo de las mallas.
José Alberto gastó una última bala. Llamó a Rober González y retiró a Juan Carlos Arana. Ahora sí, el equipo cántabro tenía a su rival metido en el área. El agua empezaba a desbordar. Tras una serie de desbarajustes dentro del área canaria, el balón le cayó a Andrés Martín. Yel sevillano siempre tiene un camino hacia el gol. La pegó, rasa. Tropezó en unas piernas, pero la pelota se fue a la jaula. El goleador verdiblanco no celebró. Pidió perdón a la afición visitante. Por su pasado tinerfeñista o porque la vuelta al marcador era injusta. Sobre el marcador de Tribuna Sur se posó un arcoiris, mientras anunciaba el 2-1.
Sin embargo, de repente, pasaron más cosas en cinco minutos que en el partido entero. De momento, tangana en la banda. Empujones, amenazas y Manu Hernando, cabeza con cabeza con el meta suplente del Tenerife, Salvi Carrasco. Amarillas a pasear.
Cuando empezaba a apaciguar la trifulca, al árbitro le llaman desde Las Rozas. Mira a ver lo que echan en la tele, que está interesante, le vinieron a decir. La causante, una posible falta de Karrikaburu sobre Aitor Sanz antes del segundo tanto verdiblanco. El colegiado Fuentes Molina vio la acción. Una y otra vez. Otra toma más. Y, al contrario de lo que suele ocurrir en la mayor parte de las ocasiones, el valenciano le llevó la contraria a los del VAR. Gol. Y los Campos de Sport, que se caen.
Con tanta movida, cayeron nueve minutos de añadido. Más nervios que ocasiones. Una última del Tenerife, con un remate de Bodiger al lateral de la red. No hubo más. En el partido, porque tras el pitido final, otra vez lío. Un par de miembros de la expedición canaria se fueron a por Manu Hernando. Algo había hecho el palentino, que había dejado cuentas pendientes en el ánimo rival. Luego explicó que sólo había celebrado el tanto con familiares y amigos que estaban tras el banquillo visitante. Hubo que agarrarles, alguno se marchó para la isla amonestado y el central racinguista, con la camiseta rota. Pero la cosa no fue a más.
La nueva trifulca cortó un poco el rollo al racinguismo, que quería celebrar el triunfo después de una tarde sufrida. Con liderato compartido y con lección aprendida. Otro día quizá no tenga tanta fortuna. El sábado que viene, el Mirandés, en Anduva, serán palabras mayores.
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