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Karrikaburu celebra el primer tanto racinguista.

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Karrikaburu celebra el primer tanto racinguista. Juanjo Santamaría

La importancia de ganar hasta sin merecerlo

El Racing, en uno de los peores partidos de la temporada, remonta en el tramo final ante un Tenerife casi desahuciado y vence con polémica incluida

Sergio Herrero

Santander

Domingo, 16 de marzo 2025, 19:00

Si algún verano han pasado por las ferias de Santiago, ahí, al lado del templo, seguro que lo han visto. Lo siguiente pueden reproducirlo en ... su cabeza como el audio al x1,5 del WhatsApp, con voz de feriante y sin respirar. Toque de corneta: «Comienza la carrera; arranca el pelotón, derrochando energía hasta perder el aliento en busca de la victoria. Ahí está el Racing en cabeza; un desierto por recorrer. Nada decidido. Avanza el Almería, ganando posiciones. Ojo, que entra en zona de arenas movedizas. Adelanta el Mirandés, ligero de peso. Corre, corre, que te pillo... Entrando ya en el sprint final. A ver quién se lleva el perrito pilotooo». Así es la Segunda División. Que vuelve loca a una manada de camellos. Lidera uno; después otro; más tarde el de más allá... Hasta que el primero meta el hocico en la meta y suene la bocina. Calentaba el Racing sobre el terreno de juego cuando Juanto Ortuño, de penalti en el 97, le quitaba dos puntos al Mirandés. Parte del camino despejado para asaltar de nuevo la cabeza –al final se quedó en segunda posición, empatado con el Levante–. Pero, primero, había que cumplir con los deberes y, en un partido de 78 minutos muy pobres, quizá de lo peor de la temporada en juego, intensidad y hasta actitud, los locales le dieron la vuelta al marcador a última hora. Además, con polémica arbitral. Da igual, son tres puntos de oro. Esa es la importancia de ganar, hasta sin merecerlo.

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