Un año inolvidable

Le sobró hasta tiempo. El Racing se ganó matemáticamente el ascenso a Segunda División en mayo a falta de cuatro jornadas para el final del campeonato después de empatar (2-2) ante el Celta B en unos Campos de Sport en plena ebullición que ya demostraban su impaciencia por llegar a Segunda División casi antes de que empezase el partido. Los goles de Unai Medina y Cedric desataron la locura, y cuando el árbitro pitó el final del encuentro la grada se volvió loca. Por fin en Segunda. Las bufandas giraron en lo alto como las aspas de un helicóptero y un Guillermo Fernández Romo que casi por primera vez en la temporada no podía ocultar su entusiasmo, arengó a la afición con un gesto de brazos que venía a decir: 'Más alto, más fuerte'. Los jugadores saltaron del banquillo en tromba y se tiraron al 'prao' de cabeza unos, abrazándose otros, pero todos con la euforia a flor de piel.Después llegaron las celebraciones. Además de la fiesta que se vivió en la calle, también hubo desfile en autobús hasta el Ayuntamiento y recibimiento para jugadores y cuerpo técnico en el balcón de la Casona. Un festejo que dejó algunas frases que son ya parte del racinguismo, como 'Infierno ¿de qué?', acuñada después del triunfo en Riazor que cambió la dinámica del equipo.

2022 también fue el año de las despedidas. El canterano Pablo Torre, el jugador más destacado del equipo y uno de los más queridos por los racinguistas, dejó el Racing para fichar por el Barcelona. El de Soto de la Marina se convirtió en jugador del Barça el pasado 1 de julio tras aceptar la oferta azulgrana y desechar la del Real Madrid –entre otras–, que le seguía desde hace meses y había mostrado también un interés formal. La propuesta barcelonista gustaba más tanto al joven futbolista como a su entorno cercano y finalmente tomó la decisión definitiva para dar el sí a su traspaso al club catalán. «La operación, que parte de una cantidad fija de cinco millones de euros, puede superar los 20 en función de otras variables vinculadas al desarrollo individual de la carrera del jugador formado en las Instalaciones Nando Yosu», informaba el Racing para dar cuenta del fichaje del canterano. Esas variables a la que se refería el club cántabro eran la cantidad adicional de un millón por cada diez partidos oficiales que el de Soto de la Marina disputase como titular con el primer equipo culé. El canterano, que tiene ficha con el filial blaugrana, firmó un contrato hasta el 30 de junio de 2026 con una cláusula de rescisión de 100 millones de euros.

El año que se deja atrás estuvo lleno de celebraciones para el Racing. Además de lograr el ascenso a Segunda División, el equipo también pudo poner un trofeo en sus vitrinas, ya que se alzó con el primer título oficial en casi 72 años, el de campeón de Primera RFEF después de vencer 3-0 al Andorra en A Malata, en Ferrol, con dos goles de Cedric y otro de Soko. Ese fue además el último partido de Pablo Torre como racinguista –al menos por el momento– . El canterano disputó 79 minutos en su despedida, dio una asistencia y también participó en el primer gol. Un adiós por la puerta grande. Soko, que hizo el tercer tanto racinguista, no pudo contener las lágrimas al término del encuentro y el capitán, Íñigo Sainz-Maza, fue el encargado de levantar el trofeo sobre el césped de A Malata. Lo importante es que la copa, que además fue la primera de la historia de esta categoría, se la llevó el chófer del Racing, José Ángel Cueto 'Gelín', en el autobús de regreso a Cantabria. Una forma inmejorable para celebrar el que sería su último viaje después de tres décadas guiando al equipo cántabro por las carreteras. Y después de campeonar, coger vacaciones, en ese orden. Porque tras el partido en Galicia la plantilla dio por finalizado el curso y se tomó un merecido descanso veraniego.

Con el regreso a Segunda División, el Racing se planteó una nueva forma de hacer las cosas en el área deportiva. El club se decantó por recuperar la figura del director deportivo, aunque en un principio lo que se contrató fue un secretario técnico, lo que desembocó en la incorporación de Manu Fajardo Mateo, un hombre recomendado por el entrenador, Guillermo Fernández Romo, y que llegó a Santander tras pertenecer al departamento de metodología y captación del Levante. Pero no duró mucho en el puesto. Solo tres semanas después de su llegada al Racing, Fajardo anunciaba que dejaba el club cántabro. Esto ocurrió en junio, pero poco tiempo antes ya se había optado por la contratación de un director deportivo, jerárquicamente por encima tanto de Romo como del propio Fajardo a la hora de confeccionar la plantilla: el guipuzcoano Mikel Martija, que llegó el 31 de mayo. La propiedad del Racing optó por la figura de un profesional que pese a haber permanecido un año inactivo procedía de Primera División, del Eibar, y contaba una contrastada experiencia en la élite del fútbol español. El Racing recuperó así una figura, la de director deportivo, que no había tenido formalmente desde la salida de Chuti Molina al final de la temporada 2019-20.

El debut del Racing en Segunda División se produjo en los Campos de Sport el 14 de agosto ante unos 9.000 aficionados que no quisieron perderse el regreso del equipo al fútbol profesional. Eso sí, se quedaron con las ganas de celebrar una victoria, porque el Racing, que tampoco es que hubiera hecho una pretemporada para tirar cohetes, fue mejor que el filial del submarino amarillo durante los 90 minutos, pero cayó en el tiempo de añadido. Aquella sería la primera de cuatro derrotas consecutivas que amenazaron con empañar el regreso al fútbol profesional antes casi de empezar a saborear la categoría. Y a pesar de lo trascendental del momento, el primer partido en Segunda División no pudo tener el colorido en la grada que a las peñas les hubiera gustado. Y es que a pesar de que habían preparado un tifo para la ocasión, este finalmente no se desplegó. Algo que ya suscitó cierta controversia después de que la sección de La Gradona de los Malditos que se encarga de elaborar estas imágenes gigantescas emitiese un comunicado mostrando su «malestar» por la negativa del Racing a que se realizase el tifo a no ser que se aportasen una serie de requisitos adicionales a los que ya habían presentado los aficionados vía correo electrónico al club.

Hace más de treinta años que ningún entrenador logra sentarse durante dos temporadas completas en el banquillo del Racing, y Guillermo Fernández Romo no ha sido una excepción. Y eso que el técnico madrileño había manifestado incluso que tenía el reto de conseguirlo y emular a Felines, el último en hacerlo y que también era, como Romo, de Aluche para más señas. No pudo ser y el banquillo del Racing engulló a otro entrenador más. El madrileño es el número 36 de la lista. La derrota frente al Mirandés en El Sardinero (1-2), la quinta consecutiva del Racing este curso, hizo insostenible su continuidad en el banquillo verdiblanco. El 12 de diciembre, poco más de una hora después del final del partido, justo después de que Romo hubiese comparecido en sala de prensa tras el encuentro, el club hizo oficial su destitución, aunque aún no tenía recambio para él. El madrileño se había examinado con tres duelos ante otros tantos rivales en puestos de descenso en solo ocho días y el resultado no había sido el esperado. Las tres derrotas cosechadas, unidas a las dos que ya arrastraba el equipo, precipitaron su despido. Junto al técnico madrileño dejaron también el equipo su segundo, David Peredes, y el preparador físico, Xavi Arnedo.

'A rey muerto rey puesto', reza el refrán. Y eso hizo el Racing, que tuvo que darse prisa en buscar a un sustituto para Guillermo Fernández Romo. Y es que el club prescindió del madrileño sin tener otra bala en el cargador. No había recambio. Eso obligó incluso a suspender el entrenamiento que estaba planificado para el día posterior al partido frente al Mirandés y dar tiempo a Mikel Martija, el director deportivo, a que cristalizase alguno de los contactos que estaba manteniendo para cubrir la vacante. Finalmente el elegido fue José Alberto López, que pudo estrenarse el martes 13 de diciembre como técnico verdiblanco y dirigir su primer entrenamiento en La Albericia. José Alberto, como se le conoce en el mundo del fútbol, ha sido entrenador de clubes como el Sporting de Gijón, el Mirandés o el Málaga. Además, su desembarco en el Racing ha traído consigo a un viejo conocido de los racinguistas. Su segundo es un exverdiblanco durante su etapa como futbolista, Pablo Álvarez, que formó parte de la plantilla que logró la clasificación para la Copa de la UEFA en la 2007-08. Martija quería un técnico con experiencia que le transmitiese «que puede entrar y conectar rápido con el grupo». Su idea era clara: el Racing tiene motivos para creer en la salvación.