El invierno no mejora la plantilla del Racing

Nada de nada. La aportación de los fichajes de invierno por el momento es mínima por no decir nula. Ninguno de los cinco -Borja Galán, Guillermo, Nando, Papu y Manu Hernando- ha mejorado lo que había ni, por supuesto, le ha añadido un plus a la plantilla. O lo que es lo mismo, el equipo lejos de salir fortalecido del mes de enero ha perdido cierto nivel con la balanza de salidas y llegadas ya que se fueron, por un lado, el máximo goleador, Karim Yoda, y por otro un futbolista que sumó tres goles, Nuha, y han llegado cuatro hombres de ataque que hasta la fecha ni han tenido ocasión de acercarse a la portería rival.

El mes de febrero ha evidenciado que si ya la configuración de la plantilla en verano fue un cúmulo de errores, las decisiones tomadas en invierno no han sido acertadas del todo. Bien es cierto, que la posibilidades de fichar en enero, con el equipo colista y transmitiendo las peores sensaciones de la categoría no son una buena carta de presentación para atraer a los futbolistas, pero aún así los cinco refuerzos no han tenido una actuación destacada. El primero en llegar fue Manu Hernando, que además lo hizo de un modo un tanto singular; al palentino el club le hizo ficha del filial -al no tener aún 23 años- y su fichaje, en un principio, no estaba programado para fortalecer el primer equipo. Llegó del Real Madrid Castilla, donde no gozaba de confianza de su entrenador, Raúl González. Su aval, por tanto, no era nada ilusionante para el racinguismo. Sin embargo, el cúmulo de contratiempos y el bajo rendimiento de los teóricos centrales le ha permitido ser el refuerzo que más ha participado y el que mejores sensaciones ha despertado, dentro del caos total que vive el equipo.

El rendimiento desigual de Alexis unido a su lesión, junto con las dudas y la intermitencia de Iñaki Olaortua le han facilitado ser titular en cinco partidos desde su llegada. Que el Racing necesitaba un defensa central era un hecho desde mucho antes de que comenzase el mercado de invierno, pero Chuti Molina o no quiso o no encontró la manera de hacerse con un futbolista que supliera las carencias defensivas del equipo. La cesión por parte del Real Madrid de Manu Hernando no dejó de ser una sorpresa. Nadie, ni él mismo pensaba que a día de hoy fuese titular. En la retaguardia es complicado valorar si el equipo ganó o perdió con las transacciones invernales ya que por lo contrario se marchó Óscar Gil, titular indiscutible el pasado curso en Segunda B, y se fue sin comprobar si el navarro daba el nivel para jugar en Segunda.

Los otros cuatro refuerzos llegaron para fortalecer el ataque; se buscaban uno o dos delanteros con cierto nombre y experiencia y llegó Guillermo, acompañado de tres hombres de banda. Todos lo hicieron, a excepción de Papu, después de que el Racing vendiera a Karim Yoda, su futbolista más determinante hasta el momento. De hecho, nadie entendió que el georgiano fichase puesto que jugaba en el mismo lugar que el francés, hoy en la Liga de Arabia Saudí. Tras su traspaso se entendió un poco más. Papu, que si bien sí goza de unas virtudes futbolísticas que le vienen bien a esta plantilla, por el momento no ha aportado nada. Ha jugado cuatro partidos, dos de ellos de titular, y no ha hecho nada destacable. Para colmo, una lesión muscular -rotura de fibras en el abdomen- le ha dejado fuera del equipo tres semanas. El pasado domingo en Málaga fue sustituido sin que de sus botas saliera fútbol.

Por supuesto que no ha mejorado las prestaciones que el Racing tenía en la banda derecha con Yoda, y de momento no ha justificado el esfuerzo y revuelo que levantó su contratación, con unas condiciones en su acuerdo de cesión con el Zaragoza un tanto exigentes y comprometidas. Entre su rendimiento, más bien discreto, la lesión y el juego colectivo del equipo -mediocre- la participación de Papu hasta el momento es mínima. Por cierto, caprichos del destino, el georgiano ahora que está disponible y que el Racing lo necesita se enfrenta a su club, el Zaragoza -sábado, 21.00 horas- por lo que o los dirigentes del conjunto cántabro se vuelven locos y pagan la cláusula del miedo o el futbolista se volverá a quedar en la grada. Una más.

Guillermo, Borja Galán y Nando García fueron presentados a la vez en una jornada en la que pasaron desapercibidos totalmente. Hubo una razón fundamental, además de por su discreta carta de presentación -el racinguismo esperaba que la dirección deportiva hubiese echado el resto y hubiera fichado jugadores con un currículum mucho más potente-, que no fue otra que la presencia de Chuti Molina después de tres meses sin dar explicaciones al racinguismo. Los tres tienen experiencia en la categoría e, incluso, en la élite, pero ninguno de ellos era la pretensión inicial de Chuti Molina. Ni del club. Después de que al manchego le dijese que no un nutrido grupo de delanteros, Guillermo apostó por salir del Numancia y fajarse en el Racing pese a la sombra del descenso. Sus números hasta el momento eran de dos goles, prácticamente los mismos que los de sus dos nuevos compañeros, David Rodríguez y David Barral a quienes se les buscaba salida sin éxito. El vasco ha aportado esfuerzo y compromiso, pero en los cuatro partidos que ha disputado con la camisola verdiblanca ni ha marcado ni ha tenido ocasión de hacerlo. Su llegada tampoco ha mejorado la demarcación. Goza del crédito que le da ser el último en llegar, pero sus números se apagan.

Cuando se esperaba un medio centro organizador, porque realmente esa carencia había sido detectada por los técnicos del club y por cualquiera con cierta conciencia crítica, Chuti Molina se trajo dos hombres de banda. El mandatario para hacer hueco sacó a Berto Cayarga, sentenciado desde hace mucho tiempo, a quien ninguno de los dos entrenadores, Ania y Cristóbal le vieron capacitado para jugar en Segunda. Después de mucho negociar con unos y otros y de que otros tantos le dijeran que no al Racing, en el último suspiro el director deportivo firmó a Borja Galán, avalado por Cristóbal con quien coincidió un día antes de que el técnico decidiera dimitir, y a Nando García, repescado personalmente por Chuti de la Liga ucraniana. En cuatro partidos, Galán, y en tres, Nando, no han aportado más que algún pase meritorio. Más de lo mismo. Es decir, lo que ha venido ya estaba.

En resumidas cuentas; los futbolistas que han llegado en invierno han llegado y directamente han entrado en el equipo, como el día del Almería en el que participaron los cinco futbolistas. Sin embargo, no han aportado nada destacable y no han mejorado el equipo.

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