Jeremy: Gol 'Made in La Albericia'

El futbolista, cuyos orígenes son ecuatorianos, llegó a las Instalaciones Nando Yosu procedente del Pontejos. En categoría alevín. En el club de Marina de Cudeyo ponía el talento en un bloque con un oficio fuera de lo común para la edad.

En La Albericia ha ido escalando mientras cargaba con la saca llena de goles. Por eso, su protección como valor de la cantera verdiblanca fue uno de los principales objetivos de César Anievas cuando entró como director de la Fundación Real Racing Club. El chaval, aún en edad cadete, ya había metido más de dos decenas de goles con el juvenil de Liga Nacional y los cantos de sirena llegaban desde clubes de fuera de Cantabria.

Ya saben: glamour y luces de neón. Las negociaciones no fueron fáciles, pero en el Racing supieron ofrecerle algo más importante:cuidado y cariño. El club se comprometió, más allá de otras contraprestaciones, en encargarse de la alimentación del chaval. Una ayuda para la familia y un control sobre la dieta del futbolista. Vamos, mirar por su futuro.

Precisamente, el propio Anievas fue uno del puñado de entrenadores que han dado forma al futbolista. También Sergio Matabuena, una de las piedras angulares del trabajo de cantera verdiblanco. Esta temporada, la consigna con el chaval era clara. Aún tiene 17 años. Calma. El director deportivo, Mikel Martija, estaba de acuerdo. Que no le calienten la cabeza. Sin embargo, las circunstancias le colocaron delante de la puerta del filial. Y la derribó –ya había debutado el curso anterior, con 16 años, en Segunda RFEF. Doce minutos en un Laredo 3-0 Rayo Cantabria–. El efecto dominó. En el primer equipo, los tres delanteros en el dique seco:Cedric, Matheus Aiás y Sekou Gassama. A Guillermo Fernández Romo, pese a las invenciones para cubrir la posición, no le quedó más remedio que llevar al menos convocados a los puntas del filial:Jorge Delgado y Ayoub Jabbari. El juvenil Jeremy había jugado algunos ratucos sueltos en las primeras jornadas. En la 7, todo el protagonismo para él. Ylo agradeció con el gol del triunfo a domicilio frente al Bergantiños. Así que llegó al filial verdiblanco prácticamente para quedarse –aunque Ezequiel Loza y compañía no se han vuelto locos y se reparte los minutos con los otros delanteros– y en la jornada 13, frente al Laredo, se llevó para casa un doblete.

Quien le conoce dice de él que es, de entrada, tímido. Por eso se vio algo apurado en la reciente concentración con la selección española sub 18. Una sorpresa. Y rompió cualquier atisbo de incomodidad haciendo lo que mejor sabe hacer:debut ante Italia, en Florencia. Entra al campo en el descanso y apenas nueve minutos después marca el 0-2. Balón rechazado por el portero y al caldero. Cuando se quita los complejos es un chaval simpático. Vivo. Y el talento futbolístico siempre ayuda.

Las comparaciones están feas, pero a veces son importantes para acotar las cosas. Para darles forma y explicar. Yquienes han seguido de cerca su trayectoria le asemejan –salvando las distancias, por supuesto– a las características de Karim Benzema. Un futbolista al que es muy difícil quitarle el balón;que utiliza bien las dos piernas y aún mejor la cabeza;que juega bien de espalda y que no es un punta al uso, porque le gusta recibir en zonas en las que un delantero, habitualmente, no está cómodo. Pero sobre todo destaca en el remate. No hay mejor manutención en el fútbol que esa. El gol alimenta y da de comer.

Pero, por seguir con el símil gastronómico, aún le queda tiempo de cocción. En lo técnico, en lo táctico, en lo actitudinal y, sobre todo, en lo físico. Con 17 años tiene tiempo y medios para seguir evolucionando. Por eso en el Racing sólo abren el horno para ver cómo marcha la elaboración. Habrá un momento en el que el futbolista, sobre el terreno de juego, dejará claro que ya está preparado. De momento, ya está colocado en la cambera abierta por Pablo Torre o Íñigo Sainz-Maza. Tras la estela de Yeray Cabanzón y a rebufo de Neco Celorio.