José Alberto, a ritmo de permanencia

«Las estadísticas son el arte de mentir bien», decía con cierta sorna Lucas Alcaraz, el que fuera entrenador del Racing y ahora del Ibiza. El andaluz siempre salía con este pretexto cuando le condenaban los números, pero también cuando le despejaban el camino. Y es que los números con los que se trabajan no dejan de ser previsiones. El ritmo de resultados que ha firmado José Alberto desde que en diciembre viajase a Cartagena y lograra una victoria balsámica, tras cinco derrotas consecutivas que se llevaron por delante el crédito de Guille Romo con la directiva y la credibilidad del racinguismo, es esperanzador. Ha sumado dos victorias y tres empates, y quizás lo más importante es que, además de que lo hizo en campos complicados y ante rivales de arriba, tan solo ha perdido un partido. La regularidad es la única variable que da buenos resultados siempre. El equipo se ha mostrado sólido y ha sabido reaccionar cuando se ha puesto por detrás en el marcador. Con estos dos argumentos, nada hace presagiar que no se pueda confiar en que se mantenga la estadística. Los jugadores han superado el bache que supuso la destitución del técnico y el bajón de resultados. Ahora son otros y la autoestima ha mejorado. Ahora bien, siempre son sensaciones.

Por otro lado, es inevitable compararlo con la media que firmó Guille Romo, mientras el madrileño estuvo al frente del banquillo racinguista. El análisis es inequívoco:el equipo descendería inevitablemente. El ritmo de puntos que firmó Romo en los 20 partidos que dirigió al Racing en la categoría fue de 0,9 puntos por jornada, lo que le supuso al equipo 18 puntos. Si se mantuviese la media hasta el final del campeonato, el equipo acumularía 38 puntos (redondeando), un registro totalmente insuficiente ni tan siquiera para acercarse a la salvación. Las cifras tan solo responden a una realidad cíclica mantenida y en el fútbol, la duración de los ciclos es impredecible. Pero, en fin...

Sea como fuere, el análisis resuelve que José Alberto, con su media, contribuiría a que su equipo sume 51 puntos en mayo. En cambio, la estadística señala que de mantenerse la trayectoria de Guille Romo acumularía trece puntos menos, llegando a los 38 mencionados.

Basta echar un vistazo a las últimas diez temporadas para comprobar que la menor cantidad de puntos necesaria para lograr la permanencia fue de 45, en dos ocasiones –20-21 y 14-15–. En todas las demás hicieron falta, al menos 47, lo que indica que el Racing está en la línea de salvarse, pero sin apenas margen de error. Es más, hace tres temporadas (2029-2020) la Ponferradina tuvo que sumar los 51 puntos que antes se mencionaban para salvarse y necesitó del golaverage particular con el Deportivo de La Coruña para respirar tranquilo. En aquella campaña los gallegos tocaron fondo después de un final de curso inimaginable y desde entonces pelea por regresar al fútbol profesional.

Está claro que la tendencia ha cambiado y que el margen de puntos conseguidos desde que se produjera el relevo en el banquillo es significativo. El primer dato que salta a la vista es el promedio de goles marcados; se ha pasado de anotar uno cada dos partidos a hacer más de dos por cada encuentro. Se ha aumentado el bagaje ofensivo, algo que realmente marca la diferencia entre la primera etapa de este curso y la actual. Aún así, no existe apenas margen para equivocarse. A partir de ahora, los intereses y objetivos de los equipos están ya muy encaminados y cualquier contratiempo se paga caro.

El historial de la última década es concluyente. La Segunda División es una categoría en la que la permanencia cada vez es más complicada y al ser un campeonato tan largo –22 equipo y 42 jornadas– mantener la regularidad aún se hace más difícil. El año pasado el Málaga se salvo con un punto de diferencia sobre el abismo tras sumar 45. El curso anterior (2020-2021) fue al Lugo al que le sobró un punto para firmar la salvación, pero tuvo que sumar 47. La Ponfe, como se decía antes, con 51 en la campaña 2019-2020, requirió de los goles para quedar en Segunda. Los años anteriores el punto de no retorno estuvo en baremos muy similares; el Lugo volvió a salvarse por la mínima con 47 (2018-2019), el Almería también necesitó tirar del golaverage en la campaña 2017-2018 pese a sumar 48 puntos y el Alcorcón suspiró (206-2017) con 50 puntos. De nuevo el Almería firmó 48 en el curso 2015-2016 y tan solo le sobró uno.

Fue en la temporada 2014-2015 cuando de nuevo bastó con 45, el registro más pobre de los últimos diez años. Los consiguió el Osasuna en la última jornada, con un empate agónico en los minutos finales con el Sabadell que hizo estéril el triunfo del Racing en Albacete. Ese año el conjunto cántabro perdió la categoría con Pedro Munitis en el banquillo sumando 44 y dos años antes –en la 2012-2013, también descendió con 46.

En cualquier caso, de lo que no cabe duda es de que el Racing depende de sí mismo para quedarse donde está. Aún tiene que jugar contra todos sus rivales por evitar el descenso, a excepción de la Ponfe y los duelos directos valen dobles. En esos, el ritmo de José Alberto no puede fallar.