El Racing ha regresado con buen tono de las vacaciones tras el desastre liguero de final de 2024. O eso parece y esa fue al ... menos la impresión que dio en su duelo copero frente al Celta. A la grada, el palco y todo el entorno. Y también a su entrenador. Al menos así lo verbalizó José Alberto López en una primera comparecencia postpartido de 2025 muy diferente a aquella con la que despidió el año. En aquella ocasión su equipo había visto cómo el Eldense le empataba un partido que ganaba a falta de cuatro minutos para el final. De nuevo el domingo le remontaron para caer eliminado del torneo del KO, pero aquello fue muy diferente. No frente a un equipo que lucha por la permanencia en Segunda, sino ante un Primera División y tras jugar más de una hora con un futbolista menos. Aun así, ya en inferioridad el Racing logró volver a ponerse por delante. Le castigaron los errores puntuales, pero el comportamiento e imagen fueron muy diferentes.
Si JAL terminó el partido frente al Eldense «muy caliente» -con sus futbolistas-, y abandonó El Sardinero «herido, con rabia y muy enfadado», el del Celta le dejó «jodido» -por la eliminación-, pero «contento» por el rendimiento de los suyos. Más allá, eso sí, de los errores que el entrenador ve mejor que nadie.
Esta derrota que deja mejor impresión que el empate de diciembre, y más allá del resultado confirma el axioma o lugar común de que el fútbol son estados de ánimo. Así lo insisten siempre jugadores y técnicos, y el del Racing, un tipo siempre con los pies en el suelo, no escapa a ello. Sin euforias, el domingo era una persona muy diferente a la que se sentó en la misma sala de prensa de los Campos de Sport el 22 de diciembre. Si antes veía a «futbolistas que antes parecían los mejores y ahora son los peores», ahora vislumbra «fe e intensidad». «Hemos vuelto a ser nosotros mismos», decía antes de acotar que «en algunos momentos hemos concedido demasiado», en referencia a esa media hora en la que un Racing en inferioridad sufrió mucho, pero mantuvo el tipo con oficio, y quizá a los errores que provocaron el primer gol celtiña y la expulsión de Álvaro Mantilla. En resumen, José Alberto vuelve a creer en los suyos. O al menos eso se afana en transmitir.
De aquel «o nos dejamos los huevos o es imposible», una expresión que utilizó hasta tres veces en su última comparecencia liguera, ha pasado a otro discurso. Entonces quería que su mensaje llegara alto y claro: «Hay que dejarse los huevos por ayudar al equipo al equipo y eso el equipo no lo ha hecho». Sin embargo, hace dos días la plantillase vació y su técnico destacó el «esfuerzo titánico» y el «gran nivel de compromiso y esfuerzo» de sus futbolistas a pesar de los «demasiados errores» concedidos.
Pese al resultado, y más allá de los errores señalados, no hubo bronca en el vestuario, como sí ocurrió tras las tablas ante el Eldense, que significaban el sexto partido consecutivo sin ganar. Con el del Celta ya son siete, pero el contexto ha ayudado: una eliminatoria de Copa, un torneo al que el club no había renunciado y en el que buscaba y aspiraba a la clasificación, pero que no era el objetivo. Además de las sensaciones, la derrota ante los celestes no resta puntos en la carrera por el ascenso a Primera División o, al menos, para acceder al play off que pone en juego la tercera plaza disponible, además de las dos de ascenso directo.
El entrenador había detectado también un problema anímico y de confianza; un asunto «de cabeza» que hacía recordar a ese final del curso pasado en el que el equipo se cayó cuando parecía tener en el bolsillo el play off. «Hay cosas que no se pueden entrenar», decía entre el lamento y el malestar. Tras el partido de Copa vio de nuevo «frescura»: «He visto a mi Racing otra vez y la energía que me gusta». Esa misma frescura que no detectaba en diciembre y por la que revolucionó el once en el último partido del año. «Ya se ha visto por qué -los titulares- no han jugado», sentenciaba aquel día después del empate. Todo lo contrario a lo que vio, aunque solo en algunas fases, en el reencuentro con la competición.
Recomendaba entonces «resetear y desconectar. Hemos tenido mucha exigencia de estar con los mejores y ganar y quizá no estemos preparados para soportarla». A tenor de sus palabras, se intuye que se ve más cerca de encontrar ese camino, siempre con la prudencia de no extraer demasiadas conclusiones de un solo partido.
Incluso cerró filas con Mantilla, reconociendo sin tapujos que su expulsión tras la falta sobre Alfon era clara, como último defensor que paró en falta a un delantero que encaraba portería, pero hizo otra acotación: la posible mano en la acción previa, hasta el extremo de especular con que, de haber existido el VAR -no se utiliza en estas rondas coperas- el capitán podía haber terminado el partido. «Echamos de menos el VAR -decía-. Luego lo criticamos, pero por eso creo que es la herramienta más justa. Con VAR, Manti no estaría expulsado».
«Hemos estado eléctricos por momentos. Hemos tenido un nivel de compromiso, de esfuerzo... La gente ha hecho un trabajo impresionante; ese es el camino. Así es difícil ganarnos», añadía. Y entonces, ¿por qué la derrota?: Por «los pequeños detalles». «Fíjate cómo encajamos los dos primeros goles». En eso también recordó al Racing de principio de curso y la temporada pasada, frente al fiable que ganaba los partidos por la mínima, sin tantos alardes ofensivos -o anotadores-, pero con solvencia. Sin embargo, si el 22 de diciembre estaba «muy enfadado con cómo hemos jugado esos minutos finales», el 5 de enero reconocía los fallos, pero sin más. Sin señalarlos especialmente ni mostrarse -al menos en público- demasiado duro. Todo en un partido con esa justa expulsión en el primer tiempo, un gol en una contra que sorprende descolocada a la defensa y otro en propia meta. Y aun así el Racing ofreció una más que digna imagen.
«Todos somos conscientes de que lo que hemos visto. Lo que hemos hecho se acerca mucho más a lo que todos queremos. Nos vamos con el sentimiento de que los que han venido han disfrutado y con el análisis de que hemos vuelto a ser nosotros en muchos momentos», resumía el asturiano, que al migual que su equipo recupera confianza pese a su derrota.
Pero también dijo al arrancar el curso que «lo más importante son los puntos, no las sensaciones». Porque el entrenador es consciente de que ahora le toca a su equipo demostrarlo en el próximo examen, el primero de enero, este mismo sábado en el Carlos Belmonte (16.15 horas) frente al Albacete. De hecho, el contexto copero ha hecho, más allá de las impresiones, mucho más digerible la derrota para el racinguismo, puesto que no ha supuesto una pérdida de puntos en una lucha por el ascenso que se encuentra exactamente en su ecuador.
Tras el paréntesis de las vacaciones de fin de año y su correspondiente parón liguero, que han servido para detener un curso negativo que se ha prolongado durante seis jornadas, el equipo afronta una serie de partidos que pueden marcar sus verdaderas posibilidades. Tanto para buscar el ascenso directo, posición que había ocupado durante casi toda la Liga hasta pederla en la 21ª jornada, como para entrar en su defecto en el play off. Y, en ese caso, en las mejores condiciones posibles. Evitar el mal de altura que se ha evidenciado ya en diferentes fases de dos cursos consecutivos es una de las tareas de JAL. Como él mismo dijo, «hay cosas que no se pueden entrenar». Falta por conocer si ese estado anímico, de confianza o ambiente es una de ellas.
Un mediapunta y un mediocentro, principales objetivos para enero
El Racing se reforzará en este mercado de invierno, que se abrió el pasado 2 de enero y concluirá el próximo 3 de febrero. Así lo reconoce el propio club y en ello trabaja. Por una parte, en el más que anunciado mediocentro, una incorporación poco menos que obligada ante la lesión de larga duración de Íñigo Sainz-Maza, que se perderá lo que resta de temporada, y las circunstancias de Maguette Gueye, un futbolista aún en formación y/o adaptación a la competición española.
Con la baja del de Ampuero, el Racing se ha quedado con solo tres ejes para afrontar la Liga, con Aldasoro y Vencedor como claros titulares y Maguette como alternativa, pero con una evidente escasez de efectivos en caso de sanción o lesión, máxime dado el contexto del senegalés.
Pero la del volante, principal prioridad, no es la única tarea en los deberes que Mikel Martija ha recibido a principios de años. El club también rastrea el mercado a la caza de un mediapunta. Tras perder a Peque, el cedido Pablo Rodríguez ha cumplido con solvencia como 'diez', pero no ha aportado la eficacia goleadora que necesitan los verdiblancos en esta demarcación (dos tantos en 18 partidos de Liga, 16 de ellos como titular) ni ha brillado especialmente en los últimos tiempos, hasta el extremo de pasar de titular indiscutible al arrancar la competición a alternar titularidad y suplencia.
Estos son, sin descartar alguna otra oportunidad, las dos prioridades verdiblancas en un mercado al que el club llega con amplio margen respecto a su techo salarial –otro asunto es la disponibilidad económica– y con tres plazas libres. Aunque de facto la primera plantilla cuenta con 24 futbolistas, tanto Mario García como Jeremy Arévalo son a efectos formales –y de ficha– futbolistas del Rayo Cantabria, con lo que el primer equipo lo componen oficialmente 22 jugadores cuando el límite es de 25.
Precisamente el de Jeremy es uno de los melones que debe abrir la dirección deportiva, puesto que el entrenador ya ha manifestado que lo mejor, a su juicio, para el futuro y la progresión del canterano, es buscarle una cesión. Aunque en Copa ha tenido alternativas, solo ha jugado hasta el momento dos partidos de Liga, uno como titular y otro como suplente, para totalizar 75 minutos. El Racing dispone de casi un mes para decidir el futuro del internacional juvenil español y, ahora, sub 20 con Ecuador. Es la única posible baja que, al menos a día de hoy, contempla el Racing en el que se prevé un intenso mercado invernal con vocación de crecimiento.
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