Fantasmas
No, con el título no me refiero a la definición que algunos aficionados rivales nos aplican a los racinguistas por presumir de animar al mejor ... equipo del mundo y de formar parte de una hinchada irreductible que ha sobrevivido a indigestas papardas y a todo tipo de tropelías cometidas por los delincuentes que ocuparon la directiva no hace tanto. Con fantasmas me refiero a todos los miedos que jugadores, cuerpo técnico y aficionados, empezando por uno mismo, teníamos en la cabeza desde la derrota en Villarreal hace ahora justo un año. Porque sí, todavía seguían ahí. La locura en la celebración del gol de Sangalli ante el Granada, las lágrimas, los gritos, la rabia, significaban mucho más que la certificación de la clasificación para el play off; ese tanto desde el medio campo suponía una liberación mental, dar una patada a esa tensión, a esa presión, a esos miedos que nos tenían atenazados -a los que pisan el verde y a los de la grada- cada vez que llegaba un partido que era una final y que nos podía acercar al objetivo que persigue nuestra ilusión. Desterrar la etiqueta de 'perdedor' que podía colgarse a las espaldas el equipo si se quedaba de nuevo a las puertas del play off cuando lo tenía en la mano. Porque por muchas veces que dijera José Alberto que ya se había superado el trauma de La Cerámica, era una evidencia que no era así. Porque esos fantasmas también pulularon por Cartagena, Elda... Sí, eran los mismos, los conocíamos de sobra tras tanto tiempo entre nosotros y nos recordaban el pasado reciente. De ellos volvió a hablar el míster tras el partido del domingo. Y sí, ahora sí tenía razón en que ya formaban parte del pasado. ¡Qué importante es la cabeza! Y no solo para rematar o despejar, no solo para tener criterio para filtrar balones decisivos... ¿O es que en esos partidos de discutible imagen y casi nulo botín que precedieron al 'sangallazo' los futbolistas del Racing no querían ascender, no querían correr, se les había olvidado cómo se juega a esto? No, seguramente eran presos de un bloqueo mental ante la obligación de tener tan cerca alcanzar un objetivo de tal envergadura, de hacer felices a tanta gente que les sigue acá y allá. Ya con la mente limpia, esa mesa «levantada por los aires» (gracias Íñigo) y la fuerza de la ola cogida tras certificar la clasificación sobre la bocina, ¿por qué no soñar con el ascenso? Se han ganado el derecho a ello. En el play off todos los equipos parten de cero, reina la igualdad y cualquier circunstancia puede marcar su desarrollo. Y si no que se lo digan al Almería con la baja de Luis Suárez, ya peloteando en Colombia. ¿El Racing es favorito ante el Mirandés? No, ni mucho menos. Los de Lisci llegan en una sensacional racha y ya nos han untado el morro dos veces este año. Hay que jugar con cabeza, esa que tan liberada se siente ahora, capaz de todo, sin fantasmas desasosegantes.
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